Manuel Grossi Mier, tierra y libertad (Ernesto Burgos)

Semblanza de Manuel Grossi publicada en La Nueva España, en una seción que ha recreado figuras señeras de Mieres a través de estampas escritas en primera persona que les recrean en un momento destacado de su vida.
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Los nuestros: Alberto Aranda (Wilebaldo Solano, 1997)

Semblanza publicada originalmente en Iniciativa Socialista nº 45, junio de 1997, e incluida en el libro de Wilebaldo Solano El POUM en la historia

El 6 de abril falleció en Madrid, donde vivía después de un largo exilio en Francia, Alberto Aranda, obrero mecánico del «Metro» madrileño y militante ejemplar del POUM. Tenía 92 años y nos parecía que iba a seguir viviendo porque su sola presencia, cordial y estimulante, nos impresionaba a todos sus amigos y compañeros. Hablar y bromear con Aranda era siempre un placer. Como lo pudimos comprobar, una vez más, en los actos que se realizaron en Madrid en Junio de 1995 para celebrar el triunfo de Tierra y Libertad, el magnífico film de Ken Loach.

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Entrevista a Juan Carlos Arce (diario La Verdad)

«Nin murió por intentar decir que en la izquierda era posible decir libertad»

Entrevista a Juan Carlos Arce

Por Ana Martínez  Artículo publicado originalment en el periódico La Verdad

Todos estuvieron implicados: quienes ejecutaron las órdenes, la policía, los dirigentes de los partidos, algunos ministros del gobierno Negrín, e incluso el propio Negrín. Todos estuvieron implicados en el secuestro, tortura y asesinato del líder revolucionario Andreu Nin, y en el calculado hundimiento del Partido Obrero de Unificación Marxista, fundado el 29 de septiembre de 1935 en Barcelona. Setenta y tres años después, el escritor albacetense Juan Carlos Arce novela, en una nueva propuesta literaria, el asesinato de Andreu Nin. La noche desnuda será presentada esta tarde, en la Librería Popular, dentro de una nueva cita organizada por el Aula de Cultura de La Verdad.

-Novela de ficción o relato histórico.

-La noche desnuda es una novela y no un libro de historia; es un relato donde hay un ejercicio de imaginación, ficción y hechos reales.

-La novela está basada en el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) y se centra en el asesinato de su fundador Andreu Nin. ¿Cómo llega hasta este
personaje para novelarlo?

-A mí me interesaba la figura de Andreu Nin porque revela una contradicción muy interesante: a Andreu Nin lo mataron los comunistas por la voluntad de Stalin y él era comunista, por lo tanto me parece una contracción suprimir una figura como la de Nin en plena guerra civil. Parece que los partidos de izquierdas se dedicaron a eliminarse unos a otros en lugar de luchar contra el enemigo común que era el fascismo. Los hechos también revelan que hubo una segunda guerra civil en la retaguardia, es decir, en la zona republicana, una guerra sobrepuesta a la guerra civil donde disidir se pagaba con la muerte. Me pareció muy interesante, porque la muerte de Nin en realidad produce una quiebra ideológica en la República. A partir de ese momento, las personas empiezan a desconfiar de las ideas, de las personas y de la lucha misma, porque empiezan a darse cuenta de que, delante estaban los fascistas, pero detrás también había asesinos capaces de suprimirte por
pensar de otra manera.

-¿Quiere decir que en la propia izquierda había muchas fisuras?

-El Partido Comunista era el intérprete de la voluntad de Stalin, quien no es un campeón de los Derechos Humanos y, por tanto, había comunistas, hombres de izquierdas, que estaban en oposición a los dictados de Stalin. Eso significaba que en la propia izquierda había una brecha entre quienes se consideraban una izquierda democrática y libre, y quienes pertenecían a la izquierda del Partido Comunista, basada en la voluntad del monstruo de Stalin.

-¿Y por qué centra su última novela exactamente en el asesinato de Andreu Nin?

-Me interesó porque Nin era un revolucionario, probablemente el más preparado de los que ha habido, no sólo en la época, sino también después. Hablaba y escribía en seis idiomas, era traductor, llegó a ser conseller de Justicia de la Generalitat , todo eso sin un duro. A mí me parece que fue una figura fascinante que murió con 45 años por intentar decir que también en la izquierda era posible decir libertad.

-En la portada del libro que presenta hoy se lee textualmente «La novela que descubre toda la verdad sobre la voladura del POUM y el asesinato de su dirigente, Andreu Nin». ¿La historia ha tratado de ignorar o tergiversar lo que ocurrió con este partido marxista?

-Claro, después de la muerte de Nin había que suprimir a todos los demás, empezando por el comité ejecutivo del POUM. Se declaró ilegal el partido y para hacer eso se montó un proceso judicial con apariencia de justicia, pero que en realidad era una comedia, para imputar al POUM todos los males del mundo, incluidos que eran espías de Franco, a sueldo de Hitler, que eran fascistas y, por tanto, espías infiltrados. Al declararse ilegal el partido fueron juzgados por espionaje, lo que revela que el sistema en los asesinatos de Stalin siempre era el mismo: primero hay un desprestigio social lleno de calumnias, de imputaciones, de mentiras , después se va a la eliminación física y después se cubre todo con olvido para que ni siquiera parezca que han vivido. Esta es la historia, porque efectivamente el POUM no
levantó cabeza desde entonces, sus pocos militantes que quedaban después de la guerra estuvieron en el exilio y no pudieron recomponer el partido. Fue por tanto una voladura calculada.

-¿Con esta novela cree que se le hace justicia a Andreu Nin?

-No, yo lo único que he escrito es una novela para que la gente se entretenga y tenga un fondo histórico, pero yo no pretendo hacer justicia con nada ni con nadie.

-¿Ha recibido alguna crítica desde Cataluña teniendo en cuenta que Nin era de esta comunidad autónoma y ahora se lo disputan socialistas y nacionalistas?

-Este personaje importa mucho en Cataluña porque nació allí, porque los hechos ocurrieron allí y es cierto que es menos conocido fuera de Cataluña. No he recibido críticas, sino alguna que otra felicitación por la elección del tema, que parece ser que ha interesado.

-¿Es usted rata de archivos históricos y bibliotecas a la hora de documentar la novela?

-Bueno, deliberadamente nunca utilizo demasiada documentación, sólo la necesaria para plantear la época, porque si miro mucha documentación entonces empiezo a tener un montón de datos, y los datos tienen un peso y el peso acaba con la imaginación. Para mí es bueno tener zonas de sombra e, incluso, aprender cosas de la época y olvidarlas para tener capacidad de escribir una novela, sino acabas haciendo una crónica o un libro histórico.

-¿Le acompaña la inspiración?

-Escribir es oficio, dedicación, voluntad y técnica.

-Ya, pero siempre hay un pequeño germen como inicio de la historia que se quiere desarrollar.

-Cuando escribo es porque me gusta escribir, porque quiero explicarme el mundo, porque me apetece, porque es una de mis aficiones, pero olvide la idea de que quiera hacer justicia o decir cosas importantes. Un día me dijeron «es que tú dices cosas importantes en los libros». Pues nada más lejos de esto, las cosas importantes las dice el Papa, los banqueros, los ministros , pero yo no hago nada importante, sólo escribo literatura para ir andando.

-Y lo hace pensando en el lector o en sí mismo.

-Yo siempre escribo pensando en el lector, lo que quiero es que se lo pase bien, por eso hago novelas muy amenas.

-Usted es abogado de profesión, ¿le es fácil compatibilizar pleitos con escritura?

-Para mí ser escritor es un oficio más. Soy un trovador de muchos balcones, hay actividades que son complementarias y las compatibilizo muy bien, porque si yo tuviera que vivir de lo que escribo tendría que escribir lo que se  vende, lo que está de moda, ver por dónde gira la rosa de los vientos de los intereses de los lectores, de modo que teniendo una profesión que me da de comer, puedo ser independiente como artista que es una cosa que me parece más interesante.

-Usted es de los que opina que a las editoriales sólo les interesa las modas literarias.

-El mundo de las editoriales me pilla de lejos porque sólo trato con ellas para vender la novela, pero es cierto que se edita mucho más de lo que se puede leer, hay una inflación editorial enorme, sacan libros que duran cuatro días, tiradas pequeñas Antes cuando un escritor escribía un libro tenía mucho cuidado de lo que opinara el público y lo que dijera la crítica; ahora cuando un escrito publica un libro el que tiene que tener mucho cuidado es el lector.

El POUM en la memoria . Andalucia Libre.2005

«La dirección del Partido oficial (el PCE) no ha hecho nada absolutamente por crear en Vasconia, en Galicia y en Andalucía un movimiento de independencia nacional íntimamente ligado a la clase obrera revolucionaria (…) Nosotros somos partidarios ardientes de la independencia de Cataluña, de Euskadi, de Galicia, de Andalucía, etc. La burguesía no ha podido hacer la unidad ibérica. Ha mantenido la cohesión mediante un régimen de opresión constante. España, que no es una nación sino un Estado opresor, debe ser be ser disgregada». Carta abierta de la Federación Comunista Catalano-Balear al Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, La Batalla, 1 de Mayo de 1931.

[Citada en Grandizo Munis, «Jalones de Derrota, Promesa de Victoria. Critica y Teoría de la Revolución española (1930-1939)», Zero Zyx, Madrid, 1977, pags. 70-71; Víctor Alba, «Dos Revolucionarios: Andreu Nin y Joaquín Maurin», Madrid, 1975, Págs. 133-134; Andrew Charles Dugan, «BOC 1930-1936, El Bloque Obrero y Campesino», Laertes, Barcelona, 1996, pag. 105]

La cita anterior no pretende en absoluto describir cual fue la posición del POUM sobre la cuestión nacional en general y la andaluza en particular.

De hecho, las brillantes intuiciones políticas que contenía este documento de 1931 -cronológicamente el primero que conocemos expresamente favorable a la independencia andaluza- quedaron sin continuidad. Hecho publico sólo quince días después de las proclamaciones de la República Catalana -reconvertida por Macià en Generalitat autónoma- y de la II República Española, sus posiciones fueron pronto matizadas en junio de 1931 por la FCC-B a traves de su líder y portavoz Joaquim Maurin, en un sentido favorable a la «separación para la libre unión». Las referencias al problema nacional de Andalucía desaparecieron de los textos de la FCC-B y de sus sucesores, Federación Comunista Ibérica y Bloque Obrero y Campesino; ausencia a la que quizá coadyuvaron tanto su evolución general en esta cuestión como su carencia de implantación en nuestra Nación así como las debilidades políticas del movimiento andalucista histórico de Blas Infante. El BOC, presente básicamente en Cataluña -donde era la principal fuerza política socialista y competía con ERC y CNT- centró lógicamente desde 1932 su atención en este tema en la elaboración de sucesivas actualizaciones tácticas ante la cuestión catalana, al hilo de la complejísima evolución de la situación política y social en este periodo revolucionario. Además, también hay que hacer constar que en su momento su formulación y defensa por la FCC-B provocó muy duras respuestas por parte de Andréu Nin y de la ICE, en términos más afines a los que entonces -y ahora- se entendía por «ortodoxia leninista». (La ICE sí que tenía presencia en Andalucía, contando con organizaciones locales -que luego fueron del POUM- en Sevilla, Cádiz, Gerena, Guadalcanal, Algeciras, Jaén y Fuensanta de Martos y en la vecina Llerena, exterminadas todas por los franquistas) (1).

Si hemos recuperado ahora este aspecto parcial de la «prehistoria» del POUM es para llamar la atención a su traves sobre el riquísimo caudal de perspectivas que encierra el conocimiento de la trayectoria de las dos corrientes revolucionarias que, configuradas en torno a 1930, confluyeron en su formación en septiembre de 1935: la Izquierda Comunista, sección de la Oposición de Izquierda y el Bloque Obrero y Campesino. Enseñanzas que no se agotan en absoluto en el nivel teórico de sus elaboraciones ni en el interés de sus aportaciones en el terreno del análisis o en el caudal informativo y polémico aportado por las discusiones cruzadas entre sí, con Trotsky y la Oposición de Izquierda Internacional o con otras organizaciones de la izquierda, sean los diversos nacionalistas de izquierda, los estalinistas del PCE o las diferentes corrientes del socialdemócrata PSOE o del movimiento anarco-sindicalista. El BOC y la IC fueron dos organizaciones militantes que durante la etapa republicana desarrollaron con honestidad el intento de construir una estrategia revolucionaria acorde a la situación en la que les tocó operar, defendiendo en la practica un proyecto socialista revolucionario coherente. Así es obligado recordar que sin su trabajo e influencia social, sindical y política no es posible entender -por ejemplo- la formación de las Alianzas Obreras que encabezarían las insurrecciones de Asturias y Cataluña en 1934 o fenómenos políticos de importancia como el origen, alcance y limites de la radicalización del PSOE-UGT entre 1933 y 1936 ante el ascenso de la amenaza fascista y la crisis terminal del régimen republicano.

Llegado 1936, el POUM constata que la alternativa está planteada entre fascismo y socialismo. En condiciones muy difíciles, intenta articular su inmersión en la masiva corriente de respuesta popular unitaria con aspiraciones democrático-socialistas que se plasma en el triunfo de la coalición obrera-republicana en las elecciones de febrero -una vez que no consigue que se de un frente de izquierdas socialistas sin adherencias azañistas- combinándola con el impulso y centralización del vigoroso movimiento obrero y popular que se expresa en esas fechas a partir de la victoria electoral, con multitud de huelgas y ocupaciones de tierras. Denuncia que mientras esto ocurre, se gesta y extiende la conspiración militar-fascista, alertando ante la pasiva connivencia del Gobierno republicano del Frente Popular. Luego de que la movilización revolucionaria derrote el golpe militar en Julio y abra paso a la guerra civil, el POUM intentará que la vinculación entre «Guerra y revolución/Revolución y guerra» se mantenga, entendiendo esta conexión como única vía para la victoria; sufriendo, primero, las consecuencias de su condición minoritaria ante la CNT y la izquierda largocaballerista del PSOE y luego, la embestida directa del Frente Popular (ERC, republicanos Azañistas, derecha prietista del PSOE y gubernamentales de la CNT) a traves del ariete del estalinista PCE-PSUC. Tras las primeras escaramuzas contra el POUM de Madrid en noviembre de 1936, el estallido de la provocación de las Jornadas de Mayo de 1937 en Barcelona y la ulterior capitulación de la CNT, el Régimen republicano ilegalizará al POUM buscando con ello abrir paso franco a la liquidación de las conquistas revolucionarias de Julio de 1936 y reinstaurar el descompuesto régimen de la II República.

A avalar ese objetivo, encubriéndolo tras calumnias, responde el intento de trasmutar al POUM en una «agencia de espionaje franquista», faena a la que se dedican con virulencia el PCE-PSUC. Siguiendo la técnica de los Procesos de Moscú -denunciados valientemente por el POUM en su prensa- agentes de la policía secreta soviética en colaboración con estalinistas españoles secuestran a Andréu Nin, secretario político del POUM, para intentar arrancarle una confesión de su presunta «traición». La heroica resistencia a las torturas de Nin lleva a su asesinato y desaparición y el escándalo internacional subsiguiente salva a los otros detenidos del POUM de similar destino, pese a su condena judicial, que los mantendrá, no obstante, en prisión hasta el avance franquista, cuando aprovechan la confusión para evadirse.

En medio de una desmoralización general creciente en el campo popular, el POUM se reconstruye en la clandestinidad, reanudando su trabajo que persistirá en la resistencia tras la victoria franquista, recomponiendo una seria organización ilegal en Cataluña y Madrid.

En 1945 el POUM sufrirá la escisión de una parte de su organización catalana que dará lugar a la formación del Moviment Socialista de Catalunya (MSC), organización que defiende la formación de una nueva socialdemocracia catalana. En plena guerra fría e influidos por ese contexto, abandonaran también el POUM del exilio otros antiguos militantes que pasaran del antiestalinismo a la «estalinofobia». En 1952, el POUM resentirá los efectos de una amplia caída de militantes del interior, detenidos por la policía franquista, quedando reducido en la practica a una organización del exilio, desde donde desarrolla en adelante tareas de propaganda, infraestructura y apoyo a las fuerzas antifranquistas del interior. Durante los últimos años del franquismo, la incorporación de algunos nuevos jóvenes militantes llevará a un intento frustrado de reconstrucción política del POUM en el interior como organización de izquierda revolucionaria que -aparte de otras dificultades- tendrá que sobrellevar y superar los efectos de una operación paralela destinada a sumar la «imagen del POUM» en el haber de quienes pretenden reorganizar la socialdemocracia en Cataluña. Resuelto el envite, el nuevo POUM no conseguirá sin embargo sostenerse y terminará su actividad partidaria hacia finales de 1980 (no sin que antes, algunos militantes andaluces del POUM participen con otras fuerzas como FLA y JCA en la efímera formación del independentista Frente Andaluz de Liberación en 1979).

El Hilo Rojo

Las fuentes y obras ya accesibles nos permiten distinguir las actuaciones del momento de sus interpretaciones posteriores, incluso cuando estas son efectuadas por algunos de sus protagonistas y situar en su adecuado lugar las diferencias habidas incluso cuando toman forma virulenta. Lo más productivo es acercarse a ellas no a partir de previos alineamientos doctrinarios sino animados por la voluntad de saber y entender, intentando ponerse sinceramente en el lugar de aquellos y aquellas militantes del POUM que aún hoy, 70 años después, siguen mereciendo nuestro testimonio de respeto y admiración.

La reivindicación del POUM hoy va más allá del reconocimiento debido a una corriente militante que fue socialista revolucionaria y democrática -«cuando era media noche en el siglo»- y la más avanzada en su época en la comprensión desde la izquierda del problema nacional. No se limita al restablecimiento necesario de un hilo ético de continuidad honrosa, que trasciende el nivel de acuerdos y desacuerdos concretos posibles fruto de la evolución histórica o de las diferencias en perspectivas políticas. Es un ejercicio de justicia histórica que, sin requerir en absoluto identificación acrítica alguna, sino bien al contrario, sosteniéndose en el minucioso conocimiento de los hechos y en su intenso debate subsiguiente nos ofrece argumentos sobrados para contraponer en la polémica política actual a quienes aún hoy siguen, bien justificando explicita o vergonzantemente al Régimen franquista, bien -sea en versión socialdemócrata o zombiestalinista- ocultan la realidad histórica para presentar aquel periodo revolucionario como una simple confrontación entre «democracia-liberal» y «totalitarismo», desde la que justificar sus posteriores transacciones con los herederos del franquismo y su colaboracionismo con el Régimen actual.

Quede expresa nuestra consideración del POUM como experiencia militante histórica, que forma parte del patrimonio plural de quienes ahora, en pleno siglo XXI, luchan en Andalucía por la Independencia y el Socialismo.

Nota (1): Para datos de implantación en Andalucía de la ICE, ver Pelai Pages, «El Movimiento Trotskista en España (1930-1935)», Ediciones Península, Barcelona, 1977, pag. 90; Para datos de implantación del BOC y del POUM, ver: Andrew Charles Dugan, «BOC 1930-1936, El Bloque Obrero y Campesino», Laertes, Barcelona, 1996, Apendices pag. 535 y ss.

Andreu Nin, consejero de la Generalitat de Cataluña (Víctor Alba, 1975)

Reproducción del capítulo titulado «El Consejero» de la biografía de Andreu Nin contenida en el libro Dos revolucionarios: Joaquín Maurín, Andreu Nin (Madrid, Seminarios y Ediciones S.A., 1975). Con permiso del autor para la edición digital de la Fundación Andreu Nin.

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Maurín exiliado (Víctor Alba, 1975)

Este texto reproduce un capítulo de la obra de Víctor Alba Dos revolucionarios: Andreu Nin y Joaquín Maurín, (Seminarios y Ediciones S.A., 1975). La actual publicación cuenta con la autorización del autor.

Maurín tenía veinticinco años cuando fue a Rusia por primera vez. Fundó el Bloque Obrero y Campesino a los treinta y cinco, el POUM a los treinta y nueve. Cuando entró en la cárcel, en Jaca, contaba cuarenta años. Cuando salió de ella, cincuenta. Y, cuando partió de España, llegaba a los cincuenta y uno. Murió a los setenta y siete años.

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