La teoría de los campos: de Stalin a Putin (Jesús Jaén Urueña, 2022)

Publicado originalmente en Trasversales nº 61, diciembre 2022, web.

«Como se ve el concepto de «campo« significa, ante todo, bloque de Estados. Las fuerzas sociales y políticas no organizadas en Estado desempeñan una función subalterna de apoyo. Cada «campo« está articulado en torno a su Estado «rector«, tiene su «base« constituida por dicho Estado «guía«, más los Estados directamente subordinados, y cuenta con sus apoyos en otras fuerzas políticas y sociales. Los partidos comunistas exteriores a la «base« del campo «antiimperialista« son fuerzas de apoyo a dicho campo».

            Fernando Claudin, La crisis del movimiento comunista, de la                  Komintern al Kominform, Ruedo Ibérico, París, 1970

Presentación

Ahora que se cumplen 75 años desde que se diera a conocer la doctrina Zhdánov. He intentado contrastar lo que significó en plena guerra fría la teoría de los campos y cómo sigue vigente en la actualidad. Las personas de izquierda más jóvenes que no vivieron aquellos acontecimientos podrán comparar con lo que ocurre hoy en Ucrania, Irán o Cuba y, por supuesto, también en los países capitalistas más desarrollados como Estados Unidos o la Unión Europea. Este pequeño trabajo no pretende convencer a quienes llevan mucho tiempo, desde sus puestos de responsabilidad política, argumentando que la diplomacia y la realpolitik está por encima de las vidas en Ucrania, de las mujeres en Irán o de los que sufren la represión en países que se llaman socialistas como es el caso de Cuba. Tampoco a quienes desde los gobiernos -llámese occidentales- utilizan las guerras para aumentar los gastos militares o simplemente instrumentalizar de manera propagandística la carta universal de los Derechos Humanos. Nosotros estamos en «otro campo». En el de las sociedades y clases más desfavorecidas. Compartiendo las ideas de gentes de izquierdas no sumisas a un Estado o campo geopolítico, como hicieron -lo más honestamente que pudieron- escritores como George Orwell, Albert Camus, Bertrand Russell o E.P. Thompson.

I) 1947-2022

1.- En septiembre de 1947 Zhdánov, secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, recibe de Stalin la orden de presentar un informe que se conocería más tarde como la doctrina de los dos campos. En el mismo, la nomenklatura soviética plantea que el nuevo mundo de la posguerra está dividido en dos grandes bloques geopolíticos. Por un lado el bloque imperialista y antidemocrático que forman esencialmente Estados Unidos, Inglaterra y Francia; y por el otro, el bloque antiimperialista y democrático que forman la URSS y las nuevas democracias populares de la Europa del Este. Este esquema básico sería el que regirá todos los movimientos políticos tácticos y estratégicos tanto de los Estados Unidos como de la URSS. Sobre esta base se irán construyendo los edificios políticos de la guerra fría: la OTAN, el Pacto de Varsovia, el consejo general de Naciones Unidas, etc.

El período que va desde 1947 hasta 1989 es la etapa álgida de la política de bloques políticos y militares, más conocida como la guerra fría porque, en medio de un conflicto permanente y guerras regionales, tanto las administraciones norteamericanas como la burocracia del Kremlin mantienen unas líneas de contención que se conocen como políticas de coexistencia pacífica. En lo que respecta a Estados Unidos, los primeros años de este periodo coinciden con una campaña propagandística contra el comunismo (doctrina Truman) y una represión hacia las organizaciones y personalidades de la izquierda (la caza de brujas que tantas veces ha sido proyectada en las películas de Hollywood). En cambio, en Europa la situación es distinta. En Inglaterra gobiernan los laboristas y en Francia o Italia se construyen los partidos comunistas y sindicatos como las grandes organizaciones de masas. Al otro lado del telón de acero el Estado burocrático se ha consolidado definitivamente en la URSS. Los países que han quedado bajo su esfera de influencia están gobernados por partidos títeres del Kremlin como es el caso de Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Polonia, Bulgaria o la República Democrática de Alemania (RDA)

Durante esos cuarenta y dos años se produjeron acontecimientos históricos de toda índole: la descolonización de gran parte de África; las guerras en Oriente Medio; la revolución popular China en 1949; la revolución cubana en 1959; la guerra de Vietnam; Mayo del 68 en Francia; Nicaragua 1979; los golpes militares en Latinoamérica; la caída de las dictaduras en Portugal, Grecia y España; etc, etc. Digamos que todos estos hechos ocurren en el “campo imperialista”. Se trata de un ascenso revolucionario donde se combinan demandas democráticas, la liberación anticolonial y la aspiración a un modelo social más justo e igualitario como pretendían los revolucionarios cubanos del movimiento 26 de julio, el FSLN en Nicaragua o la Unidad Popular en Chile en 1971.

En el otro «campo político» las burocracias gobernantes también serán golpeadas por movimientos obreros exigiendo las libertades democráticas o el fin de la ocupación soviética. La revolución húngara en 1956, la Primavera de Praga en 1968 o las huelgas obreras que dieron lugar al sindicato Solidaridad en Polonia en 1980. En contra de lo que se pudiera pensar en un primer momento esos movimientos no pedían la restauración capitalista, sino otro modelo de socialismo basado en consejos de fábrica y la autoorganización social; la libertad de formar sindicatos y partidos o el sufragio universal. Algunos panfletos o escritos de la época (como la carta de Kuron y Mozolevski en Polonia) son muy ilustrativos. Estas demandas, por supuesto, eran incompatibles con la existencia en el poder de las castas burocráticas.

El problema fundamental que tuvieron los movimientos de emancipación tanto de un lado político como en otro, es que la existencia de los bloques y la bipolarización tendía, automáticamente, a la instrumentalización política o ideológica. En ese sentido el campismo tiene un efecto paralizante porque trata de evitar que las luchas se desarrollen en su verdadera naturaleza, intenta reconducirlas hacia un conflicto de Estados, de intereses geopolíticos al servicio de las élites en el poder. Esto es lo que estamos viviendo actualmente en la guerra de Ucrania donde las vidas de las personas o el derecho a la autodefensa de un país invadido por una gran potencia militar está subordinada al hipotético conflicto nuclear mundial.

2.- Tras la caída del Muro de Berlín y la implosión de la URSS se abre una nueva época. A nivel global los Estados Unidos se sitúan como única potencia militar y triunfan las doctrinas neoliberales tanto en el «campo capitalista» como en el «campo socialista». De la guerra fría pasamos a conflictos regionales de más baja intensidad. En una época de reacción generalizada triunfa la doctrina impuesta desde Washington de la lucha global contra el terrorismo internacional. La invasión de Irak, Afganistán y otra vez Irak o la guerra en los Balcanes son los hechos más relevantes. Es el período más claro de hegemonía norteamericana y el triunfo del capitalismo sin concesiones al Estado de bienestar. También la destrucción del mito -en las izquierdas- de que la economía estatizada puede escapar a la lógica de la acumulación y al mercado mundial capitalista.

3.- A partir de la segunda década de este siglo vuelve a cambiar nuevamente el escenario. De un conflicto de muy baja intensidad se pasa a otro nuevamente de alta intensidad. Varias son las causas: la irrupción de China como segunda potencia en el mundo y su acceso a nuevos mercados. En segundo lugar, el impacto que la recesión mundial (2007-2008) tiene sobre las grandes economías capitalistas, por un lado aumentando las desigualdades sociales de sectores que formaban parte del contrato social de la posguerra y, por el otro, auspiciando una crisis de confianza en la legitimidad de las viejas instituciones de la democracia liberal. Finalmente, esa nueva situación da pie al renacimiento de un nacionalismo autoritario y al crecimiento de las derechas ultraconservadoras en todo el mundo. El trumpismo, el Brexit, los llamados populismos de derechas o izquierdas latinoamericanas o europeas, y muy particularmente, la irrupción del gran nacionalismo imperialista ruso que con la segunda presidencia de Wladimir Putin da un puntapié al tablero y entra en guerra con occidente.

Ucrania es el punto de partida de la segunda guerra fría, de la amenaza de un conflicto nuclear y de la nueva división del mundo en bloques. Antes la URSS de Stalin, ahora la Rusia de Putin. Antes el bloque oriental y los partidos comunistas; ahora Rusia Unida, Bielorusia, Cuba, Venezuela, Nicaragua; algunos populismos de derechas o izquierdas y las políticas de alianzas con los ayatolás de Irán o China. Mientras en un bloque el Estado rector es sin duda Estados Unidos, en el otro Rusia solo aspira a recuperar una parte del antiguo imperio zarista. Pero la mirada del mundo está puesta en la China de Xi Jinping.

II) La izquierda campista: ni democrática ni socialista

1.- En la primera guerra fría leíamos y escuchábamos a los dirigentes de los partidos comunistas hablar del imperialismo, la democracia y el socialismo. Seguían a pies juntillas la doctrina Zhdánov y las órdenes de Dimitrov, Beria, Molotov, Jrushchov, etc. Esa relación ha cambiado, entre otras cosas porque los partidos comunistas son organizaciones insignificantes sin peso en la sociedad. Los nuevos movimientos subalternos en la izquierda de la segunda guerra fría son otros. En España Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Arnaldo Otegi, Manuel Monereo, etc. Un repaso por la hemeroteca en los últimos dos o tres años es muy ilustrativo. Desde luego la derecha y ultraderecha de este país ha sabido explotar la falta de condenas a los regímenes de Maduro, Raul Castro o Daniel Ortega, envueltos, una y otra vez, en la represión a manifestantes que protestan por la carencia de alimentos, derechos democráticos o la persecución a colectivos LGTB. El silencio ensordecedor con respecto al régimen teocrático y criminal de Alí Jamenei respecto a la brutal represión contra las mujeres en Irán es, sin duda, de un alcance ético y moral sin precedentes. Hasta hace unos pocos días, Podemos, permanecía sin condenar las cuatrocientas y pico mujeres asesinadas por la policía moral, las condenas a muerte y las miles y miles de detenciones.

El asunto de Ucrania rebosa de hipocresía por todos los poros. En los comunicados públicos de Bildu o Podemos la responsabilidad de la invasión era de la OTAN y no de Putin. Su propuesta «neutral» se ceñía a exigirle a Estados Unidos y Europa que no envíen armas para que acabe pronto la guerra y establecer un diálogo de paz entre ambas partes. ¡Ni siquiera Chamberlain hubiera podido superar el cínico pacifismo de esta izquierda! ¿Qué hubieran dicho si en lugar de invadir Putin a Ucrania es Joe Biden quien invade Irán? Nos lo podemos imaginar. Existen dos varas de medir los hechos

2.- Ponerse de lado de uno de los bloques conduce a posiciones reaccionarias. Estos dirigentes políticos subordinan los derechos humanos de las personas y los derechos democráticos de las sociedades o colectivos, a los intereses geoestratégicos de Rusia o China . Lo que prima no es el derecho de la sociedad, de las clases obreras o populares, de las mujeres o de otros colectivos; sino el de mantener unido un bloque antiimperialista formado por un grupo de Estados frente a Estados Unidos y la OTAN. El mayor de los absurdos y aberraciones políticas y éticas es que, además, ese bloque de Estados con los que se alinea esta izquierda está conformado por potencias «imperialistas» como Rusia y regímenes autoritarios como los ya citados anteriormente; es decir, se trata de un bloque antiimperialista dirigido por una potencia militar con ambiciones territoriales fuera de sus fronteras; y de un bloque democrático donde los regímenes que lo forman no respetan los derechos humanos, las libertades democráticas o sindicales, los derechos de la minorías, de las personas homoxesuales y donde la mujer, como es el caso de Irán, es tratada como un ser inferior. Todo ello en aras de fortalecer un frente antinorteamericano o antioccidental.

2.- La otra gran incoherencia consiste en reivindicar con una mano el marxismo y las señas de identidad de la izquierda, mientras con la otra se está borrando todo análisis que tenga que ver con el materialismo histórico. Para Marx no había campos políticos o, si los había, no eran estructurales ni permanentes, sino contingentes. El noventa por ciento de los análisis sobre las sociedades que hizo Marx eran a partir del modo de producción capitalista y las contradicciones entre clases sociales que existen en todas las sociedades avanzadas. Esto que era cierto en el siglo XIX lo es mucho más en el siglo XXI. Las sociedades actuales no son menos sino más capitalistas y las clases sociales no solo existen, sino que no han dejado de aumentar las desigualdades por razones económicas, raciales, género o pobreza energética.

La “izquierda” que defiende a los burócratas del régimen cubano frente a la ciudadanía no está defendiendo el socialismo bajo la sempiterna excusa del bloqueo, lo que está defendido son los privilegios de una élite corrupta cuya pretensión es vivir por encima del resto. Nunca la geopolítica y las relaciones entre Estados pueden sustituir de manera permanente los análisis de las relaciones sociales de producción, el conflicto entre las clases y la perspectiva democrática y socialista. Así lo entendía Marx cuando por ejemplo escribió El 18 Brumario de Luis Bonaparte para analizar los acontecimientos en Francia.

III) Campismo o Socialismo

1.- La consolidación del Estado totalitario en la URSS y la degeneración del Komintern significaron un corte histórico en la construcción de la identidad socialista. Una espesa niebla evitó que viéramos la verdad objetiva. La verdad y los hechos fueron subvertidos y la mayoría de sus defensores aniquilados. Como dijo Orwell el totalitarismo ya fuera nazi o estalinista es un vaciamiento de la conciencia individual y colectiva. Las palabras que antes tenían un significado adquieren otro muy distinto. El lenguaje forma parte de las formas de dominación como explica Victor Klemperer en su libro titulado La lengua del III Reich (Minúscula, Barcelona, 2001).

En un primer momento se cambió el internacionalismo por el «socialismo en un solo país» y más tarde por la «teoría de los campos». El régimen soviético convirtió las ideas del socialismo en una ideología nacionalista y chauvinista. La guerra que libró la Unión Soviética contra Hitler no fue en nombre del socialismo, sino de la patria. Se ensalzó el nacionalismo ruso reaccionario (tal cual lo hace hoy Putin) y el papel de Pedro el Grande en la historia. Se extirpó la cultura democrática dentro del movimiento obrero y sindical como se venía haciendo en corrientes anarquistas, socialistas o cristianas. El humanismo era señalado como prejuicio burgués y se hizo creer que el trabajo a destajo y la productividad eran cualidades del socialismo.

Algunas veces se ha comparado la brutalidad burocrática soviética con la dictadura de Cromwell, con los jacobinos a partir de 1793 o con los primeros bolcheviques. Es un debate complejo. Pero la comparación entre los jacobinos y los estalinistas no resiste la prueba de los hechos. Incluso siendo totalmente críticos con el terror en la revolución francesa y rusa, creo que Trotsky tiene que ver más con Robespierre. Y Stalin con el Termidor. Pienso que la revolución no es un fin en sí mismo sino uno de los posibles medios para superar el capitalismo y que el socialismo democrático no se construye al final del camino, sino mientras lo vamos andando.

Creo que todas aquellas personas que seguimos reivindicando la necesidad de alcanzar una sociedad más justa, democrática e igualitaria (que podemos definir muy genéricamente como socialista), no debemos abstraernos de la contradicción objetiva o, mejor dicho, el conflicto histórico entre la libertad y la revolución. Un conflicto que vivieron los levellers en Inglaterra, los jacobinos en Francia o los bolcheviques en Rusia. Las revoluciones son actos de fuerza y violencia, y cuando esa revolución derriba el viejo régimen y nace un nuevo poder, este lo hace con la misma violencia que combatió anteriormente. No tengo respuesta para esa cuestión ni para otras tantas más. Sin embargo, entre la revolución bolchevique y la contrarrevolución estalinista hay un salto cualitativo inmenso. En términos poéticos yo diría que si las revoluciones se presentan a los revolucionarios como un grandioso drama de Shakespeare, las contrarrevoluciones no tienen el brillo de la estética ni el drama de la ética. Son más parecidas al ambiente sórdido de las novelas de Orwell o Koetsler.

 

 

 

Un siglo después -1917-2017-: Un legado entre escombros  (José Luis Mateos, 2017)  

Texto publicado originalmente en publico.es

Nadie consideraría razonable condenar la Revolución francesa por la evolución de la sociedad capitalista. En cambio, sí es habitual desacreditar la Revolución rusa desde los escombros dejados por el socialismo real, esa construcción política recreada por el estalinismo.
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La revolución rusa y la crisis de 1921 (Jesús Jaén, 2021)

“Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente que ya existen y les han sido legadas del pasado”     

Karl Marx , El 18 Brumario de Luis Bonaparte (1852)

 

Presentación

Este artículo está divido en dos partes muy diferenciadas. En la primera he tratado de dar mi opinión sobre algunos problemas teóricos surgidos del proceso de degeneración de la revolución. En particular la crítica a la teoría del socialismo en un solo país. En la segunda parte, me he centrado en el desarrollo de los acontecimientos que tuvieron lugar en 1921 desde un punto de vista crítico. Por último, hay una breve reflexión sobre el papel de la revolución de octubre y los revolucionarios. Continuar leyendo «La revolución rusa y la crisis de 1921 (Jesús Jaén, 2021)»

Hungría, octubre 1956: socialismo y libertad (Pepe Gutiérrez-Álvarez)

El estalinismo, que había salido reforzado con la victoria sobre el nazismo, y que se había extendido su poder en toda Europa del Este y China (1949), parecía haber llegado un punto de no retorno, a inaugurar una nueva era “socialista” que, entre otras cosas, reafirmaba su victoria histórica contra el “viejo” socialismo revolucionario y pluralista…Era una época en la que figuras como Trotsky llegó a parecer casi una figura arqueológica tanto como lo podía ser Aníbal, que había llegado hasta las puertas de Roma para retroceder hacia una muerte trágica y aislada. Sin embargo, ya a finales de los años cuarenta algo comenzó a cambiar. Con la “desviación titoista” tuvo lugar una primera ruptura, en países como Francia o Italia, el debate sobre los campos de concentración y la represión de la disidencia ya se habían hecho estables y movilizaban a un sector cada vez mayor de la intelligentzia de la izquierda, en 1953, tras la muerte de Stalin, tuvieron lugar las revueltas obreras de Alemania del Este, tres años más tarde,  el movimiento comunista se conmovía de pies a cabeza con las “revelaciones del XX Congreso del PCUS, y en Octubre de 1956 estallaba la revolución en Hungría, un país que en 1919 había vivido intensamente una repetición frustrada de la revolución de Octubre bajo la iniciativa de los consejos obreros… Continuar leyendo «Hungría, octubre 1956: socialismo y libertad (Pepe Gutiérrez-Álvarez)»

Los puntos -sobre las íes- de Negrín (Antonio Cruz González, 2006)

A Wilebaldo Solano

En las últimas semanas, con una profusión desacostumbrada de medios, se recupera la figura de Juan Negrín, presidente del Consejo de Ministros de la Segunda República Española. Así, aparece a bombo y platillo: una exposición fotográfica en la sala municipal de Conde Duque, en Madrid; un documental en La 2 de TVE, en horario de máxima audiencia, una biografía de Moradiellos, y un artículo, también de este autor, en el diario de mayor tirada.

No debía de extrañarnos esta profusión de eventos, y más cuando todos los colectivos que participamos en la Recuperación de la Memoria Histórica, nos quejamos habitualmente de la carencia de difusión, de expresión, de propaganda, en suma, de que disponemos. Pero hete aquí, que algo huele a podrido en Dinamarca. Algo que se calla, que no se atreve a sacar a la luz. Y es que esta respuesta hagiográfica del político republicano, proviene de unas fuentes, que durante toda la transición han callado sobre esta figura. Más aún, el partido al que ha pertenecido Juan Negrín, el Partido Socialista Obrero Español, mostrando una consecuencia de la que luego hablaremos, no sólo no se refirió a la controvertida figura, sino que además, debemos decirlo, lo ignoró por completo. Y no se podía ni buscar una foto de dicho personaje en la sede del partido, en Ferraz, al menos desde el punto de vista oficial.

Este hecho chocante, es paralelo a la trayectoria del político. Es evidente que si en verdad, se puede decir algo de Negrín es oportunista. No en el sentido insultante, sino en el sentido crítico. Así algunos de los que presentan, hoy día en los medios citados, su figura se refugian en ese oportunismo. Primero, porque demagógicamente conocen que sus públicos no están puestos al día en Memoria Histórica; acontecer que ya se han encargado ellos mismos, cuando iniciaron la Transición, de ocultar, para que las generaciones no lo supiesen, evidentemente, tras el miedo, nuevamente, del oportunismo histórico.

Y segundo, porque así se suman al carro de la Recuperación de la Memoria, comenzando la casa por el tejado. Es decir, recuperamos algo, para que no se recupere lo que interesa. Recuperamos a los muertos, pero no a los vivos. Recuperamos parcialmente, pero no totalmente. Y no tienen ningún pudor en recuperar a alguien que no pasó por el mundo como socialista, precisamente. Y pueden ustedes utilizar cualquier acepción del socialismo, socialdemocracia incluida.

Porque el flaco favor que le hizo a la Historia, Juan Negrín, fue ser compañero de viaje en una primera etapa del camarada Stalin, y bien digo Stalin, que no digo comunismo. Porque José Stalin, cuando comerció, pasteleó y persiguió a sus enemigos, con la colaboración activa de Negrín, había dejado de ser comunista. A lo mejor nunca lo fué. Pero desde el momento en que comenzó a procesar bolcheviques, a asesinar a sus compañeros del 1917, a no ayudar a los verdaderos revolucionarios mundiales, sería político, pero comunista no.

Sus hagiógrafos (los de Negrín me refiero), hoy día, no sabiendo que hacer en su defensa dicen, entre otras lindezas, que a Juan Negrín lo eligió Azaña. Que no fue el PCE, ni el KGB. Estos inocentes historiadores piensan que los que estudiamos sus textos, o leemos sus libros, nos estamos chupando el dedo. Pues claro que cuando se hace una jugada política, se hace “institucionalmente”. ¿O piensan estos señores que iban a llegar Rosemberg, Orlof, Vidali y compañía, a las Cortes con metralletas, en nombre del papá Stalin, a obligar a firmar el nombramiento de Negrín?. ¡Señores!, las cosas en política son más sutiles. Primero se dá el golpe de Estado contra la Revolución. Primera presión: Se provoca el conflicto armado contra POUM y FAI, intentando entrar en la Telefónica de Barcelona con las armas en la mano. Era fácil una provocación. Saltan las barricadas en las calles. Es mayo de 1937. La persecución staliniana está perfectamente documentada. La infiltración en la Generalitat para echar a anarquistas y poumistas, apoderándose del espacio político, perseguir el trostkysmo y por si fuera poco, ¡sirviéndose de los cenetistas en el poder: Montseny, Peiró y compañía!. Todo con el objeto doble de acabar con la oposición de izquierdas y con el protector Largo Caballero. De esta forma de un solo plumazo, en dos meses, mayo y junio de 1937, se elimina al POUM, verdadera paranoia de Stalin, se aparta de la lucha a los amigos de Durruti, a la Fai y a los cenetistas más revolucionarios, se eliminan las milicias populares, se quita del poder a Largo Caballero y se maquina la subida al poder de quién les baile el caldo. ¡El que paga manda!. Y el que pagaba, perdóneseme la expresión, era el que mandaba armas y asesores, o sea directamente Stalin, que éste no se andaba con delegaciones, sino para aparentar una institución soviética, que como se demuestra en el XX Congreso no era tal.

Negrín fue el clásico político, que por desgracia tanto ha abundado en nuestro país, pero también en el mundo, que la ambición y la oportunidad no es virtud española únicamente. Es decir de la cátedra al escaño. Y desde arriba, siempre desde arriba, sin contar con las bases, con los militantes de cualquier nivel, aprovechándose enormemente de la situación de guerra y caos alrededor, moviendo los hilos a su entender eliminando siempre al débil, y aliándose con el que estaba a su lado más fuerte.

La entrada en escena de este personaje comienza con un asesinato. No que lo hiciera él, pero que no le importó que se cometiera. Segunda presión: la persecución contra Nin. Le resbaló su secuestro y asesinato, con torturas incluídas; para él, en frase histórica, fue un muerto más del acontecer bélico. Ni siquiera se moletó en investigar si estaba muerto o sólo desaparecido. Es triste para nuestra República que sólo los ministros vascos, y católicos, nada sospechosos de trostkysmo, ni de comunismo heterodoxo, Zugazagoitia e Irujo, fueron los que intentaron mantener la legalidad republicana, persiguiendo la ignomina del KGB contra Nin y el POUM. Pero no fue suficiente. Arriba estaba el poder real staliniano y el poder de paja del doctor Negrín.

Nos dice Beevor que “la pugna entre los comunistas y los socialistas moderados (Prieto, sobre todo) por un lado, y los caballeristas, los anarcosindicalistas y los poumistas, por otro, (se refiere de noviembre 36 a marzo 37) estaban alcanzando cotas peligrosas no sólo en las cuestiones organizativas de la estructura militar de la República, sino también en el Gobierno, la retaguardia y la misma línea de fuego. Aún quedaban anarquistas convencidos de que a Durruti lo habían matado los comunistas….”. Esto era un hecho.

Otro hecho era que ya el POUM, con su periódico “La Batalla” había sido el primero en denunciar los crímenes de Stalin sobre los bolcheviques en los Procesos de Moscú. Ya en septiembre de 1936 se había realizado la ejecución de Zinoviev y Kamenev y siguieron todos los demás. Sólo escapó la bolchevique Alexandra Kollontai, y no sabemos si esto se debió a algún problema freudiano de José Stalin, porque fue la única bolchevique que no sufrió purgas. Creo recordar que se le asignó una embajada en Suecia.

Creo que es necesario fijarnos, otra vez, en las palabras de Beevor: “En la reunión del Consejo de Ministros del 13 de mayo, el ministro comunista Uribe, siguiendo las órdenes de Moscú, pidió la supresión del POUM y la detención de sus dirigentes. Largo Caballero se negó diciendo que no ilegalizaría un partido de la clase obrera contra el que no había ninguna prueba. Los ministros anarquistas lo apoyaron y acusaron a los comunistas de provocar los hechos de Barcelona”.

Por lo tanto, la subida al poder de Negrín no fue inocente. Subió porque iba a defender los intereses de los más poderosos. Evidente que Negrín no era revolucionario, creemos  con toda fe que tampoco era socialista, y mucho menos comunista. ¿Qué queda entonces? ¡Oportunista!.

Y sigue Beevor reflejando el clima que se respiraba: “Los comunistas se habían aproximado a Negrín a finales del año anterior (recordamos: después del asesinato de Durruti) y conocían su disposición a aceptar el cargo de jefe de Gobierno. Prieto y los republicanos liberales apoyaron también la candidatura de Negrín y el presidente Azaña le encargó (no podía ser de otro modo en la legalidad republicana), con un suspiro de alivio (Prieto no quería serlo, este dato será  históricamente digno de ser investigado), que formara gobierno el 17 de mayo”.

Pero la denuncia de todo lo expuesto no fue callada. En cuanto se supo el nombramiento de Negrín, la CNT recuperó su discurso: “Se ha constituído un gobierno contrarevolucionario”. Y Beevor cita que se apostó por una forma de gobierno que Negrín y los comunistas llamaron de “democracia controlada”. Ya saben los lectores lo que implica que la democracia lleve apellidos. Franco a lo suyo lo denominó “democracia orgánica”.

No en todo vamos a estar de acuerdo con Beevor. Practica con Negrín una apología de la necesidad de la defensa de la ley y el orden, de la mano dura, que Negrín era bien visto por Churchill…¡Otra gracia!. Ahora se cita que Negrín era el “Churchill español”. Veamos bien quién fue Churchill. Ni más ni menos pactó con Franco, a pesar de alemanes e italianos. Le tuvo cogido por sus atributos. Siempre me pregunté por qué Franco, aprovechándose de la ayuda de Hitler y Mussolini, no había invadido Gibraltar. En el libro “Churchill y Franco”, de Richard Wigg, se nos explica que el premier británico había dispuesto una flota con 40.000 hombres, y le había hecho saber al pequeño dictador español que si tocaba Gibraltar que se olvidara de las Canarias. Éstas estaban lejos de la línea de actuación hitleriana, y muy indefensas, y por supuesto el Caudillo no estaba nada dispuesto a enfrentarse a la flota británica. Esta postura de fuerza, unida a la labor de los servicios secretos británicos y a los comerciales también, que desviaron la venta de wolframio a través de terceros interpuestos, para la industria de guerra británica y americana, hizo que al final, como si de una bella pareja cinematográfica se tratase, Churchill y Franco fueran “compañeros de viaje”. Pues si ese es el ejemplo para llamar a Negrín el “Churchill español” flaco favor le hace.

Pero ya sabemos que la Historia o mejor dicho la explicación burguesa de la Historia se basa en el encumbramiento personal del personaje. Y aquí no me queda más que hacer un agradecimiento a Wilebaldo Solano, militante octogenario del POUM, que me dió la clave del pensamiento. En efecto, en la presentación hace algunos años, de su libro “El POUM en la Historia. Andreu Nin y la revolución española”, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, citaba que para observar con una cierta honestidad la toma de decisiones en ciertos momentos de la Historia o de la política, cabría preguntarse si la solución tomada sirve para “la explotación del hombre por el hombre”.

Esta frase me ha ayudado mucho en la vida. La ordinaria, la política, la laboral, la sindical, etc. Porque es cierto que cuando, como el caso de Negrín, se llega al poder en el momento en que se pretende descabezar al movimiento obrero, alejando sindicalistas, y poumistas, reprimiéndoles, creando instituciones para perseguirlos, descabezando las milicias, no para hacer un ejército popular, como continuamente se ha justificado, sino para apartarlas de la lucha y de las armas, entonces es evidente que las acciones que se han promovido no eran con la voluntad de acabar con el fascismo, sino de la persecución de sus rivales republicanos. Y en vez de promover una democracia, con las fuerzas del Frente Popular, obrera y solidaria, se persiguió a una parte, siendo juguete de intereses ajenos, porque con esta decisión, tampoco logró lo que pregonó como consigna: “resistir es vencer”.

El 16 de junio de 1937 se realiza la detención, secuestro y posterior desaparición de Andreu Nin, el pensador, con mayúsculas, más importante del marxismo español. El hombre que vivió con los revolucionarios del 17, que introdujo en España la literatura de los mejores escritores rusos, la traducción al catalán de los mejores títulos, literarios y políticos, el hombre que luchó aisladamente en la Generalitat, con resultado exitoso por la imposición de los Tribunales Populares con garantías jurídicas. El hombre que conoció a Trostky, que trabajó con él, que llegó a debatir con él. Pero esta historia que han desarrollado biográficamente historiadores tan importantes como Pelai Pagés, (“Andreu Nin: su evolución política. 1911-1937”, entre otros libros) no la vamos a tratar aquí. Sólo dejar constancia que no se movió un dedo, para averiguar la verdad y para salvaguardar la garantía jurídica que no sólo Nin, sino cualquier ciudadano merece. Y esa persona que cometió tamaña tropelía y omisión se llamó Juan Negrín.

El 22 de junio el gobierno Negrín crea los Tribunales de Espionaje y Alta Traición. Su objetivo juzgar a los militantes del POUM por traición a la República y apoyo al fascismo.

Dice Beevor: “Con la distancia que da el tiempo sobre el ambiente sobre los procesos de Moscú o de España en 1937, se nos hace difícil entender cómo alguien pudo creer las acusaciones de fascismo que se lanzaron contra el POUM y cómo el gobierno de la República no puso fin a la guerra sucia que llevaron a cabo los stalinistas contra los seguidores de Nin, a quienes secustraron, torturaron y ejecutaron en una muerte anónima. Hasta Prieto, que había ayudado a Negrín y los comunistas contra Largo Caballero, empezó a volverse en su contra.”

¿Por qué el gobierno no puso fin a la guera sucia….? se pregunta Beevor en el párrafo anterior, pues es bien claro, por que el presidente de ese gobierno ¡se llamó Negrín!.
¡Por sus hechos los conoceréis! Para sus hagiógrafos esto fue una pequeña mancha que se justifica con la ley y el orden. Ley y orden que implica la explotación del hombre, que hablaba Wilebaldo.

Por cierto, en los procesos abiertos contra el POUM nunca se pudo probar que fueran traidores a la República, ni que espiasen a favor del el fascismo.

Esos dos puntos negros, muy negros, de Negrín, es decir la desaparición de Nin, y la persecución del POUM, con el descabezamiento de las milicias populares, y la desaparición de todo lo que oliera a obrero del gobierno, no fueron despistes de un político burgués. Es una línea cuya trayectoria se va haciendo cada vez más confusa.

En esta confusión, se argumenta que la despedida de las Brigadas Internacionales en Barcelona el 28 de octubre, fue otra maniobra de Negrín para obligar a Franco que también despidiera a las tropas alemanas e italianas. Maniobra que realmente fue un desastre. Se fue la flor y nata de los voluntarios internacionales, pero no se fueron los del otro lado. Es decir, se fueron 10.000 italianos, para reemplazarlos por aviación y artillería que a Franco le venían mejor. Un paripé auspiciado por Negrín, que en la Sociedad de Naciones el 21 de septiembre de 1938, anuncia la retirada de voluntarios internacionales y sugiere la creación de una comisión internacional que supervise el proceso en los dos bandos. Magnífica jugada de un político profesional, en la que no se consigue ningún logro, pero resulta muy apreciado por quienes le escuchan, admirando su talante como político. ¡Valiente burla para una República en guerra!

El día siguiente 22, comienzan los procesos contra el POUM en Barcelona. La cortina de humo de la Sociedad de Naciones muy oportuna para velar basuras internas. Hoy mismo, 15 de noviembre de 2006, Bush que acaba de perder el poder en el Congreso y el Senado, que pasa a manos de los demócratas, emprende un viaje internacional a Viet Nam, que nadie le ha pedido, para tapar la derrota en las urnas y no afrontar el escándalo de la guerra de Irak, y su terminación, como le exigen los demócratas estadounidenses. ¿Les suena?. Utilizar la política internacional para tapar los problemas nacionales no es de ahora. Mientras el pueblo, el de la República ayer, el de Irak hoy, sigue muriendo, sigue sufriendo injusticias….¡y los hagiógrafos cantan las virtudes ante los dioses, de sus protegidos!

Podríamos seguir haciendo una investigación, pero es que el personaje no lo aguanta.
Ya Victor Alba, en el año de su fallecimiento, se atrevía a decir: ¡fijaros que no se ha escrito nada sobre Negrín!. Lo decía con el amargo gusto de quién sabe que no se deben escribir mentiras. El mismo escribió, de forma paradójica, en debate con Jackson, sobre Negrín. Y es que es díficil trasmitir bondades, de quién no tuvo ningún reparo en no hacerlas.

Las dos gotas que colmaron el vaso de la ignominia, sin mencionar la JARE, la enemistad con Prieto, la labor de zapa con la República en el exilio, etc., etc. son, para mi forma de ver las cosas, de una estulticia que no resiste comentarios: la primera, argumentar el apoyo a Franco, en 1948, para entrar en el Plan Marshall, debido a que España así saldría de la miseria. Que sería como pedir a los demonios que hagan el bien ya que a fin de cuentas, son ángeles. O que la paella que a mí me gusta, no tenga granos.

El otro caso, el de querer funcionar de buen administrador español envíandole al dictador las cuentas, junto con la documentación, del llamado “oro de Moscú”, y en qué se había gastado. Es decir la Contabilidad del niño bien aplicado que pretende buena nota de su maestro.

Querer pactar con Franco, cuando éste no sólo no estaba dispuesto a hacerlo, sino que seguía matando republicanos hasta el fin de su vida, y que además despreciaba su existencia, es una burla tal para la Historia que recordar el nombre de Negrín con orgullo es portar una gruesa venda sobre los ojos.

No hay palabras para juzgar estos hechos. Una cosa es recuperar la Memoria Histórica y otra muy distinta defender lo indefendible. La República no fue perfecta. Fue legítima, y no mereció el trato que se la dió, ni por los golpistas ni por los oportunistas.

Antes de concluir, sé positivamente que este artículo levantará ampollas. No es un artículo ni contra el comunismo, ni contra el socialismo. A lo largo de la Historia ha habido personas y entidades que han intentado apoderarse del carro de Clio, en su provecho, en su propio beneficio, en el individual y en el de su camarilla. Han pasado por encima de los intereses democráticos incluso de sus propios militantes, de sus simpatizantes, han ayudado en suma al enemigo. Han luchado contra su clase, por su ambición, por su orgullo.

Creemos sinceramente que conviene exponer sus casos, pero nunca recordarlos como mérito. El recuerdo es algo cariñoso, emotivo, que trae enseñanza, que ayuda. El caso de Negrín es un caso para olvidar… ¡voluntariamente!

Noviembre 2006.

Bibliografía esencial para este artículo:

Victor Alba y Gabriel Jackson. Juan Negrín. Cara y Cruz. Ediciones B 2004.
Anthony Beevor. La Guerra Civil española. Crítica. 2005.
Ted Grant. Rusia. De la revolución a la contrarrevolución. Fundación Federico Engels. Madrid. 1997.
Ignacio Iglesias. Experiencias de la  revolución. Fundación Andreu Nin y Laertes. 2003.
Pelai Pagés. Andreu Nin: su evolución política (1911-1937). Ediciones Z. 1975.
Wilebaldo Solano. El POUM en la historia. Andreu Nin y la Revolución Española. Ediciones La Catarata. 1999.
Richard Wigg. Churchill y Franco. Debate. 2005
José María Zavala. En busca de Andreu Nin. Plaza y Janés. 2005.

  Edición digital de la Fundación Andreu Nin, diciembre 2006

Els estalinistes del PCE i del PSUC: l´assassinat d´Andreu Nin i les persecucions contra els comunistes del POUM (Miquel López Crespí)

(I)

Imaginava que, a aquestes alçades de la història, el fet històric de la complicitat absoluta de la direcció estalinista del PCE i del PSUC amb la GPU soviètica i els botxins enviats per Stalin per a matar Andreu Nin era quelcom que ja no s´havia de discutir per l´abundor de proves històriques que hi ha al respecte. Però sembla que l´amic Pere Meroño no coneix l´amplíssima sobre la matèria publicada d’ençà fa més de quaranta anys a Catalunya i l´Estat espanyol. La majoria són llibres que els marxistes de finals dels seixanta i començaments del setanta llegíem i estudiàvem en els seminaris de formació o, simplement, per curiositat històrica. En referència als assassinats de comunistes del POUM i anarquistes de la CNT-FAI en els Fets de Maig de 1937 George Orwell ens va deixar aquella meravellosa i instructiva obra titulada Homenatge a Catalunya que demostra, sense cap mena de dubtes, el paper dels estalinistes espanyols i catalans, és a dir, del PCE-PSUC, en la repressió dels anarquistes i comunistes del POUM. És una obra bàsica, bona de llegir, instructiva, un document bàsic per a conèixer aquella època històrica, que sembla que no ha llegit Pere Meroño, o que no en recorda el contingut. Aquesta obra clàssica per a copsar el paper nefast de l´estalinisme en temps de la guerra civil es pot ampliar si hom ho desitja amb aportacions com la de John Langdon-Davies, La setmana tràgica de 1937. Els Fets de Maig (Barcelona, Edicions 62, 1987). Però malgrat la documentació nova que aporta, no supera ni de bon tros la famosa Homenatge a Catalunya d´Orwell. Així i tot és necessari conèixer-ho tot al respecte.
El paper sinistre en la criminalització dels antifeixistes del POUM i la CNT i la part que els estalinistes tengueren en l´assassinat d´Andreu Nin, Camillo Berneri i centenars d´anarquistes i poumistes és documentat en nombroses obres de l´historiador Víctor Alba, concretament en El marxisme a Catalunya (Barcelona. Editorial Pòrtic, 1974), obra composta pels volums Història del BOC, Història del POUM, Andreu Nin i Joaquim Maurín.
L´Editorial Ruedo Ibérico, famosa a les darreries del franquisme per les eines imprescindibles de recerca que posava al nostre abast, publicava una documentació precisa quant als elements de l´estalinisme espanyol que, fent de sicaris de la policia política soviètica, treballaren activament en la criminalització de la CNT-FAI i també del POUM. El llibre, eina bàsica per a copsar el paper del PCE en l´assassinat i persecució dels revolucionaris de l´Estat espanyol que no obeïen a Moscou és de l´historiador Andrés Suárez i porta per títol El proceso contra el POUM: un episodio de la Revolución Española. Moltes de les conclusions de l´historiador Andrés Suárez són confirmades per Frank Mintz i Miguel Peña en la recopilació de textos que es publicaren durant els Fets de Maig de 1937; textos, la majoria dels quals són signats per «Los Amigos de Durruti», el grup que s´enfrontà al PCE-PSUC i es distingí en la defensa dels perseguits, torturats i assassinats pels estalinistes. El llibre Los amigos de Durruti, los trotsquistas y los sucesos de Mayo va ser editat per Campo Abierto Edicions, a Madrid, l´any 1978.
Recentment, el col·lectiu de recerca històrica «La Trinxera» ha estudiat l´assassinat d´Andreu Nin i ha publicat les seves conclusions en el web de la Fundació Andreu Nin. El treball porta per títol «La desaparició d´Andreu Nin» i confirma que Nin, després de ser segrestat a Barcelona el 16 de juny de 1937, va ser traslladat primer a València i posteriorment a una txeca estalinista del PCE, la mansió dels aristòcrates i menbres de la direcció del PCE Ignacio Hidalgo de Cisneros i la seva dona Constanza de la Mora (néta del que va ser primer ministre conservador durant la monarquia, Antonio Maura). Tots els historiadors esmentats confirmen com els estalinistes espanyols treballaven en estreta unió amb la policia política d´Stalin per a portar endavant la seva tasca criminal contra els revolucionaris de l´Estat espanyol. Exestalinistes destacats, com el tèrbol Enrique Castro Delgado, n´han parlat a Hombres Made in Moscú, llibre publicat per l´editorial antimarxista Luis de Caralt, a Barcelona. l´any 1963. Més recent és l´estudi dels crims estalinistes a l´Estat espanyol descrits pel dirigent de la IV Internacional Arturo Van den Eynde (l´Aníbal Ramos de la clandestinitat) Aquest estudi es pot trobar en el llibre El proletariado contra la ´Unión Sagrada. Anti-Carrillo (Madrid, Crítica Comunista, 1980), concretament a les pàgines 117-140.
Per a copsar tota la misèria estalinista contra els revolucionaris de la CNT i del POUM, per a entendre amb profunditat el perquè dels assassinats d´anarquistes i poumistes, per a copsar el significat autèntic de la Revolució iniciada en la zona republicana el 19 de juliol del 36, és recomanable l´estudi d´algunes obres imprescindibles de Pelai Pagès, concretament Andreu Nin: su evolución política (1911-1937), i l´obra de Francesc Bonamusa, aquell famós llibre que edità Anagrama l´any 1977, Andreu Nin y el movimiento comunista en España (1930-1937).
Com deia al començament d´aquesta nota, la bibliografia que hem consultat d´ençà els anys seixanta i setanta és tan extensa que no es pot resumir en aquestes breus retxes. En la història de Burnet Bolloten La Revolución Española: sus orígenes, la izquierda y la lucha por el poder durante la guerra civil 1936-1939 (Barcelona, Editorial Grijalbo, 1980), i en el capítol ´entre d´altres- «Catalunya: revolución y contrarevolución» (pàgs. 515-558) podem seguir pas a pas les campanyes de «Mundo Obrero» (portaveu del PCE), de Santiago Carrillo, la Passionària, José Díaz i tota la plana major dels companys de viatge de la policia secreta d´Stalin, quant a criminalitzar i demanar l´extermini del POUM i d´Andreu Nin. Les hemeroteques serven la memòria històrica d´aquesta incitació diària al crim. Mai, cap dirigent del PCE-PSUC ha demanat perdó per aquests crims comesos contra els revolucionaris de l´Estat espanyol!
Com he dit al començament d´aquest escrit, imaginava que, amb tanta abundor de materials, amb la investigació al respecte de què ens forneix dia a dia la Fundació Andreu Nin, debatre sobre la responsabilitat del PCE-PSUC en l´assassinat d´Andreu Nin, Camillo Berneri i tants de revolucionaris antiestalinistes seria cosa del passat, ja no tenia sentit. Veig que anava errat. Negar el paper dels estalinistes espanyols del PCE-PSUC en aquests assassinats és com negar l’assassinat de Trotski per part del militant del PSUC Ramon Mercader, assassí que actuà a les ordres de la policia política d´Stalin. Caldria no aferrar-se a la «darrera línia de defensa» segons la quals els del PCE-PSUC anaven enganyats i tota la culpa la tengueren els soviètics.
Entre la nombrosa informació existent que pot documentar la participació dels estalinistes espanyols i catalans del PCE i del PSUC en la persecució i criminalització dels «trotskistes» del POUM podríem destacar, com ja hem escrit en altres articles, el famós llibre de George Orwell Homenatge a Catalunya (Barcelona, Edicions Ariel, 1969), i també Andreu Nin y el movimiento comunista en España (1930-1937) (Barcelona, Anagrama, 1977) de Francesc Bonamusa. Ambdós llibres ens informen extensament del paper criminal de les direccions del PCE i del PSUC en les campanyes de difamació contínua dels militants del POUM mesos abans de la detenció i assassinat d´Andreu Nin i de la il·legalització i empresonament de moltíssims militants del POUM, posteriorment. Abans dels sangonosos esdeveniments dels Fets de Maig del 37 a Barcelona, l´atac contra les conquestes revolucionàries del 19 de juliol, l´intent del PCE-PSUC d’acabar amb les col·lectivitzacions, el poder de les milícies, l´autogestió obrera a les fàbriques, ja s´s’han donat nombrosos assalts de militants del PCE a les seus del POUM, com informa Francesc Bonamussa. Com explica Jordi Arquer, dirigent primer del BOC i després del POUM, en el seu estudi «Objetivo: liquidar al POUM»: «Los hechos de mayo [1937] fueron una explosión espontánea de la clase obrera frente a la minimización y el debilitamiento de la revolución, de las conquistas revolucionarias. Esto se avenía con la política de la URSS que no quería el triunfo de la revolución. […] Andreu Capdevilla, presidente del Consell d´Economía de Catalunya, me dijo en una ocasión, ya en el exilio, que los partidos burgeses y el PSUC querían deshacer las colectivizaciones incluso quince días antes de entrar en Barcelona los nacionales.
´Ni la URSS ni su internacional comunista han podido nunca admitir la existencia en ningún lugar del mundo de partidos comunistas no oficiales, es decir, que no dependieses o que no estuvieses adscritos a la III Internacional. […] Pero nuestro caso [l´existència del POUM], el de Cataluña, era para dirección de la III Internacional un problema. Porque siempre, desde la creación del Partit Comunista Català había sido más fuerte e influyente en todos los aspectos de la vida pública (sindical, política, etcétera) que el partido oficial dependiente de Moscú. No podían admitir que hubiera un partido comunista más fuerte que el oficial y menos aún cuando en este país se había declarado una revolución. Tras los primeros tiempos de desorientación, al comienzo de la guerra, el PCE decide apoyar la creación de una república parlamentaria de nuevo tipo y esta será su consigna durante toda la contienda. Para ellos la guerra era un problema de antifascismo, no de revolución. Su actitud era contrarrevolucionaria, por eso iban contra las colectivizaciones y todo lo que significara un apoyo a la revolució. Eran objetivamente unos aliados de Franco porque también este iba contra la revolución social y el derecho de las nacionalidades ibéricas a su independencia».
La campanya contra els «perillosos elements trotskistes» ja fa temps que ha començat a l´URSS. Importantíssim per a copsar tota la brutalitat del règim estalinista és el llibre de l´historiador francès Pierre Broué titulat Los procesos de Moscú (Barcelona, Anagrama, 1969) on, estudiant com es va ordir i muntar l´empresonament i posterior assassinat de la vella guàrdia bolxevic que juntament amb Lenin i Trotski havia fet la Revolució d´Octubre ´parlam de la liquidació de Georgi L. Piatakov, Karl Radek, Grigori I. Sokólnikov, Leonid P. Serebriakov, Nikolai I. Muràlov, E. Zinóviev, Lev B. Kàmenev, Ivan N. Smirnov… –, podem entendre el que el PCE i el PSUC ordien per als revolucionaris del POUM. Cap a l´any 1997, l´historiador Josep Termes, en el pròleg al llibre de Francesc Bonamusa recomanava uns quants llibres dels publicats aleshores, imprescindibles quant a assabentar-se del rerefons dels sagnants Fets de Maig de 1937, l´assassinat de Camillo Berneri i Andreu Nin i de centenars de militants revolucionaris d´aquella època. Josep Termes situa, d´entre d´altres, les obres de: Víctor Alba (El marxisme a Catalunya. 1919-1939, 4 vols., Barcelona, 1974-1975); Andrés Suárez (El proceso contra el POUM., París, 1974); Manuel Cruells (Els Fets de Maig, Barcelona, 1970); Julián «Gorkin» (El proceso de Moscú en Barcelona. El sacrificio de Andrés Nin, Barcelona, 1974); Wilebaldo Solano («Assaig biogràfic», en la reedició del llibre de Nin Els moviments d´emancipació nacional, París, 1970) i el de Juan Andrade Prefacio a Andrés Nin. Los problemas de la revolución española 1931-1937, París, 1971). Termes hi afegeix igualment l´important llibre de Burnet Bolloten La revolución española. Las izquierdas y la lucha por el poder, editat a Mèxic el 1962, el de G. H. Meaker The Revoluctionary Left in Spain 1914-1923 publicat a Stanford el 1974 i el de Pelai Pagés Andrés Nin. Su evolución política 1911-1937 publicat a Barcelona el 1974.
Tot aquest material, juntament amb les edicions de nous títols i amb les investigacions de la Fundació Andreu Nin ens permet anar reconstruint el paper del PCE i el PSUC en el suport a la policia política de la burocràcia estalinista. Hi havia un seguidisme absolut envers les directrius emanades de Moscou per part de José Díaz, Dolores Ibárruri «La Pasionaria», Santiago Carrillo, Enrique Líster, Ignacio Gallego i els dirigents del PSUC era absolut. Cap divergència amb els elements de la Internacional enviats per Stalin per perseguir els revolucionaris de l´Estat espanyol i els sequaços del PCE-PSUC que els fan costat. Si les campanyes del PCE i del PSUC contra els «contrarevolucionaris del POUM» eren ferotges abans dels Fets de Maig del 37, de seguida que cessaren els trets es començà a preparar l´extermini i els processos ´que pensaven que serien com els de Moscou- contra els dirigents del POUM. N´informa extensament Francesc Bonamussa en el llibre Andreu Nin i el movimiento comunista en España (1930-1937) (Op. Cit., p. 373-383). A tall d´exemple volem reproduir aquest petit fragment del llibre per a copsar tota la profunditat sectària dels estalinistes espanyols i catalans que, finalment, portarien a l´assassinat de Nin i a l´empresonament, a les txeques del PCE a València i Madrid i del PSUC a Barcelona, de centenars de militants revolucionaris de la CNT i del POUM. Bonamussa explica: «En efecto, en su discurso del 9 de mayo en el Cine Capitol de Valencia, después de acusar a los trotskistas de contrarevolucionarios y agentes del fascismo, se dedicó a resumir el proceso realizado en Moscú, utilizando incluso términos manejados por Stalin o Manulilski. ´Todos los obreros ´afirma Díaz´deben conocer el proceso que se ha desarrollado en la URSS contra los trotskistas. Es Trotski en persona el que ha dirigido a esta banda de forajidos descarrilando los trenes en la URSS, practicando el sabotaje en las grandes fábricas, haciendo todo lo posible por descubrir los secretos militares para entregarlos a Hitler y a los imperialistas del Japón. Y cuando esto ha sido descubierto en el proceso y los trotsquistas han declarado que lo hacían en combinación con Hitler, con los imperialistas del Japón, bajo la dirección de Trotski, yo pregunto: ¿es que no está totalmente claro que eso no es una organización política o social con una determinada tendencia, como los anarquistas, los socialistas o los republicanos, sino que el trotskismo debe barrerse de todos los países civilizados, si es que de verdad quiere liquidarse a esos bichos que, incrustados en el movimento obrero, hacen tanto daño a los propios obreros que dicen defender´ […] Ante la elocuencia de las palabras de José Díaz, sólo merece destacar que los ataques del PCE al POUM fueron ´increscendo´, Mundo Obrero, órgano central del PCE, combatió constantemente al POUM y exigió su disolución. Las acusaciones de trotskistas-fascistas, de ´nidos de fascistas a sueldo de los centros de espionaje alemanes´, o de ´verdaderas guerrillas de nuestra retaguardia´ son constantes. Mundo Obrero incluso ataca a órganos de premsa y dirigentes de la CNT que defienden al POUM, como Castilla Libre o Juan López».
Però la implicació dels estalinistes espanyols del PCE-PSUC en la persecució, criminalització i posterior assassinat d´Andreu Nin i molts militants de la CNT i el POUM no acaba amb aquestes campanyes contínues d´intoxicació dels pobles i sectors populars de l´Estat espanyol. Els defensors actuals de l´estalinisme i neoestalinisme espanyol i català afirmen que no hi ha cap prova concreta de la implicació de la direcció del PCE-PSUC en l´assassinat de Nin i que tota la responsabilitat recau damunt la policia política soviètica que operava a l´estat espanyol. Concretament el famós Aleksandr Orlov, l´agent de la NKVD. Totes les acusacions recauen damunt seu per tal de fer perdonar els estalinistes nostrats que li donaren suport des de llocs de comandament estalinista a la policia espanyola. Segons aquesta teoria exculpatòria, Santiago Carrillo, José Díaz, Ignacio Gallego, la Pasionaria, Pere Ardiaca, tots els dirigents estalinistes espanyols i catalans que eren al servei dels agents de Stalin a la guerra, eren «innocents» perquè «mai no saberen res de les operacions de la NKVD soviètica». Amb aquesta ximpleria, simple demagògia sense cap mena de fonament, la pretesa «ignorància» dels estalinistes espanyols i catalans del que feia i ordia la NKVD, pensen que ho tenen tot solucionat. Però s´equivoquen els que escampen fum per amagar la veritat. Avui dia, amb tota la documentació que hi ha publicada al respecte, pel nombrós material de què que ens forneixen escriptors, investigadors i historiadors –basta pensar en Víctor Alba, Francesc Bonamusa, Pelai Pagès, George Orwell, Burnet Bolloten, Wilebaldo Solano, Jordi Arquer, Abel Paz, el Col·lectiu «La Trinxera», Maria Dolors Genovés, Victor Serge, Antonio Rubira León, per dir solament uns noms– sabem de l´estreta relació entre els agents de Stalin, el PCE, el PSUC i la Direcció General de Seguretat republicana. Evidentment, qui comandava en darrera instància eren els delegats de la Internacional estalinista, però els Orlov, Erno Gerö («Pedro»), Palmiro Togliatti, Vittorio Codovila, Andreu Marty, Luigi Gallo i tots els altres, res no haurien pogut fer sense el suport actiu proporcionat en tot moment per les direccions del PCE-PSUC. I en el cas de la detenció i posterior assassinat d´Andreu Nin cal recordar, com diu Francesc Bonamussa en Andreu Nin (pàg. 376): «Logicamente, estos últimos [fa referència als delegats de Stalin] tenían unos lazos de relación con los servicios secretos del gobierno republicano que debían mantenerse a través de la Dirección General de Seguridad, regentada, en junio, por el coronel Ortega, ligado al PCE».

(II)

La principal «línia de defensa» dels estalinistes i neoestalinistes catalans i espanyols quant a «perdonar» la seva intervenció en l´assassinat d´Andreu Nin, Camillo Berneri i tants i tants de revolucionaris és donar les culpes a la NKVD soviètica. Com si les direccions de l´estalinisme espanyol i català, en aquest cas el PCE i el PSUC, no en sapiguessin res. Una mentida i una cortina de fum que no s´aguanta per part ni banda. Ningú mai no ha negat, i molt manco nosaltres, la implicació d´Orlov i els agents de la policia política soviètica en els assassinats i persecució dels comunistes catalans del POUM i els anarquistes de la CNT-FAI. Però negar el paper de la Pasionaria, Líster, Gallego, Díaz, Hernández i tots els altres, entre els quals alguns comandaments de l´exèrcit com el coronel Ortega i alts càrrecs i funcionaris del PCE i el PSUC amb palanques de poder al SIM, al comissariat de guerra, amb els sectors encarregats de les txeques estalinistes, no té lògica; i la documentació que cada dia surt a la llum enterra qualsevol intent d´amagar el fet com proven de fer els simpatitzants de l´estalinisme.
A tall d´exemple, entre les desenes d´historiadors que parlen de la repressió iniciada al Principat a ran dels Fets de Maig podem llegir el que diu la documentació dels «Amigos de Durruti» que han recollit Frank Mintz i Miguel Peciña en el llibre Los amigos de Durruti, los trosquistas y los sucesos de mayo (Madrid, Campo Abierto Ediciones, 1978). Diuen «Los Amigos de Durruti», que donaren suport al POUM i a la CNT-FAI en els Fets de Maig de 1937: «El camarada Berneri fue sacado de su domicilio y muerto a tiros en plena calle; treinta camaradas aparecieron horriblemente mutilados en Cerdañola; el camarada Martínez, de las Juventudes Libertarias, perdió su vida de una manera misteriosa en las garras de Checa, y un crecido número de camaradas de la CNT y de la FAI fueron vilmente asesinados, Hemos de recordar que el profesor Berneri era un culto camarada italiano de esta Italia antifascista que nutre las listas de deportación, los cementerios y los campos de concentración y a la par que sus camaradas antifascistas no podía permanecer en la Italia de Mussolini.
´Una intensa ola represiva siguió a estos asesinatos. Detenciones de camaradas por las jornadas de julio y de mayo; asaltos de sindicatos, de colectividades, de los locales de Amigos de Durruti, de las Juventudes Libertarias, del POUM.
´Un suceso ha de remarcarse. La desaparición y muerte de Andrés Nin. Ha transcurrido más de medio año y el Gobierno todavía ha de aclarar el pretendido misterio que rodea el asesinato de Nin. ¿Se sabrá algún día quien ha matado a Nin´».
Així i tot, un dels documents més importants en referència als Fets de Maig de 1937, a l´assassinat d´Andreu Nin i el paper del PSUC, del PCE, del POUM i la CNT en aquelles jornades és, sense cap mena de dubte, el famós Homenatge a Catalunya de George Orwell. Quant al significat de la guerra civil, al paper dels diferents grups d´esquerra en la guerra i la revolució, és igualment imprescindible la investigació de Burnett Bolloten La revolución española: sus orígenes, la izquierda y la lucha por el poder durante la guerra civil (1936-1939) (Barcelona, Grijalbo, 1980).
Aquest importantíssim estudi és una font inexhaurible d´informació tant pel que fa a la guerra civil, els partits d´esquerra com als problemes de la revolució a l´Estat espanyol, els Fets de Maig, el control de Moscou sobre el PCE i el PSUC. És bo saber l´estricte control que la Internacional Comunista tenia sobre el PSUC i sobre els seus dirigents fins a esdevenir titelles en mans del delegat de Moscou, l´agent «Pedro», és a dir Erno Gerö, ombra de Joan Comorera i tot el Comitè Executiu que era a les seves ordres. Com explica Burnet Bolloten (pàgs. 527-528 del llibre ans esmentat): «´Pedro´ ´el delegado de la Comintern, cuyo verdadero nombre era Erno Gerö, i quien, después de la Segunda Guerra Mundial, fue miembro del gobierno húngaro controlado por los soviéticos´ fue puesto al lado de Comorera, y de manera regular se enviaban a Barcelona, como directrices, a dirigentes comunistas españoles. […] ´Pedro´ dirigía al PSUC entre bastidores con energía, tacto y eficacia extraordinarios. Ejercía su vigilancia sobre Treball, el órgano del Partido, suavizaba las diferencias que surgían en el círculo interno del partido como resultado del nacionalismo catalán de algunos dirigentes y su resistencia a aceptar los objetivos centralistas de los comunistes españoles, dominaba en las reuniones del Comité Ejecutivo del Partido, inspeccionaba personalmente las secciones más pequeñas del partido, y, en suma, ejercía una estrecha y constante supervisión de casi todos los detalles».
És impressionant la quantitat de material que qualsevol persona interessada en aquestes qüestions pot trobar a Internet anant al web de la Fundació Andreu Nin. Pot ser que molts dels llibres que hem recomanat siguin mals de trobar però, com dic, basta consultar mitjançant el Geoogle els arxius de la Fundació i hom troba resposta a la majoria d´interrogants que pugui plantejar-se. Però tornant a la implicació directa d´alguns quadres del PCE-PSUC en les tortures i assassinat d´Andreu Nin, cal recomanar novament els quatre volums de Víctor Alba: El marxisme a Catalunya (1919-1939) (Barcelona, Editorial Pòrtic, 1974), obra composta pels llibres Història del BOC, Història del POUM, Andreu Nin i Joaquim Maurín. És precisament en el volum III, el que porta per títol Andreu Nin, on podem trobar una extensa documentació quant als dies finals de Nin i, el que és més important, un resum de les investigacions fetes fins a l´any 1974 quant a la participació dels serveis de la NKVD i de la direcció del PCE en els terribles fets de repressió que comentam. A la pàgina 240 del llibre s´hi troba la relació ´amb noms i cognoms– d´alguns dels torturadors i botxins espanyols que feien la feina bruta a Orlov i els seus agents. Com diu Víctor Alba, parlant de la documentació trobada fins aquells moments: «Alguns dels interrogadors no eran russos. En sabem els noms: Vicente Judez, un gendre del general Riquelme, i Armisen, delegat de la zona centre del Tribunal d´Alta traïció, Santiago Garcés, Tomàs Rebosam, Leopoldo Mejorada, Elíaz Díaz Franco, Juan Vidarte, que havien estat seleccionats per un dels caps de la polia, Francisco Ordoñez. […] Sembla que Vidarte s´espaordí i, perquè no parlés, el mataren. Garcés fou després un dels caps del SIM».
Com explica l´article «La desaparició d´Andreu Nin» del col·lectiu d´investigadors agrupats a «La Trinxera» (i que es pot trobar en el web de la Fundació Andreu Nin): «Segrestat a Barcelona [Andreu Nin] el 16 de juny de 1937 i traslladat després a València i Alcalà d´Henares, va ser torturat i assassinat en una mansió dels aristòcrates i membres del PCE Ignacio Hidalgo de Cisneros (cap de l´aviació republicana) i la seva dona Constanza de la Mora (néta del que va ser primer ministre conservador durant la monarquia, Antonio Maura). Els agents estalinistes que pretenien obtenir d´ell una confessió incriminatòria com agents de Franco dels membres del POUM, com la que havien aconseguit el 1936 de Zinoviev i Kamenev i havien tractat d´aconseguir al març de 1937 de Bujarin i Ríkov. […] Però Nin no ´va confessar´ i va defensar fins el final l´honor revolucionari dels seus camarades del POUM i els seus amics de Moscou. La resistència de Nin va desbaratar els plans dels organitzadors de la repressió contra el POUM».
La direcció del PSUC va ser activa en la campanya de criminalització del POUM preparant la població i els sectors de treballadors sota influència estalinista per a la repressió que es preparava. El paper de Treball, òrgan del PSUC, va ser decisiu en la tasca d´intoxicar els sectors antifeixistes i de preparar-los psicològicament per a l´extermini i persecució que s´anava ordint. Dia 25 d´abril de 1937, és a dir, pocs dies abans de l’inici de la repressió contra el POUM i la CNT, el diari del PSUC escrivia: «Los trotskistas […] saben que están definitivamente desacreditados entre las masas; saben que ahora las masas les reconocen como los enemigos más obvios de la clase obrera; saben que todo el mundo se da cuenta de que no sólo son asesinos ´como lo prueba el caso de Kirov [el líder comunista ruso, cuyo asesinato fue atribuido oficialmente a una conspiración trotskista]´sino saboteadores y partidarios de la guerra. Han visto que los obreros los rechazan, que les escupen en la cara, que les denuncian como a los más asquerosos de sus enemigos».
Amb aquestes campanyes bestials contra el POUM preparant l´ambient per a la repressió i l´assassinat d´Andreu Nin… com és possible que hi hagi defensors de l´estalinisme, de les direccions del PCE i del PSUC, que tenguin la barra de negar la col·laboració d´aquestes organitzacions amb els agents de la NKVD que assassinaren Nin, Berneri i els centenars d´antifeixistes desapareguts a les txeques estalinistes de Barcelona, València i Madrid´ Mai no s´havia vist tant de cinisme i tanta mala fe com demostren aquests encobridors dels fets.
I és que aquests moderns defensors de l´estalinisme i el neoestalinisme l´únic que fan és seguir la línia marcada pels dirigents del PCE i el PSUC d´ençà els anys de la guerra civil. Els Fets de Maig, la repressió contra el POUM, la il·legalització d´aquesta organització revolucionària, els desapareguts ´com Andreu Nin, com Camillo Berneri, entre molts d´altres´ no surten en els llibres que durant prop de quaranta anys han escrit els dirigents del PCE i del PSUC. I si surten són per exculpar el paper del PCE i per continuar criminalitzant el POUM i la CNT. En aquest aspecte no res d´aclaridor podem trobar en els llibres «beatíficos y edulcorantes o tendenciosos y poco fiables», com defineix l´historiador Josep Termes les memòries de diversos dirigents estalinistes espanyols en el pròleg al llibre de Francesc Bonamusa Andreu Nin y el movimiento comunista en España (1930-1937). Aquests llibres «beatíficos, edulcorantes y poco fiables», els mateixos que amaguen la memòria històrica de l´esquerra revolucionària de Catalunya i de l´Estat espanyol, són els de Dolores Ibárruri (El único camino, París, 1965), Juan Modesto (Soy del Quinto Regimiento. Notas de la guerra española, París, 1969), Enrique Líster (Nuestra Guerra, París, 1966), Antonio Cordón (Trayectoria, París, 1971), Montserrat Roig (Rafael Vidiella. L´aventura de la revolució, Barcelona, 1976), Jesús Hernández (La grande trahison, París, 1953), Valentín González «El Campesino» (Vida y muerte en la URSS, Buenos Aires, 1951), Castro Delgado (Hombres made in Moscú, Barcelona, 1963), M. Sánchez (Maurín, gran enigma de la guerra y otros recuerdos, Madrid, 1976) y J. «Gorkin» (El revolucionario profesional. Testimonio de un hombre de acción, Barcelona, 1975).
A tall d´exemple podem constatar el que «diuen» del POUM i d´Andreu Nin les memòries ´626 pàgines!´ de Dolores Ibárruri, la «Pasionaria», màxima dirigent del PCE en temps de la guerra civil. Com escriu l´historiador Antonio Rubira León en l´article «Historia de la memoria del POUM», que es pot trobar en el web de la Fundació Andreu Nin: «Veinte años después de la Guerra Civil, Dolores Ibárruri en su exilio estalinista, escribe un libro de memorias, El único camino, donde hace un ejercicio de autobombo personal permanente y se muestra muy satisfecha de sí misma, de su labor agitadora. Como dice Payne de ´apología personal´, Ibárruri en sus 626 páginas del libro no nombra a Andreu Nin en ningún momento. Pero no deja pasar la ocasión para seguir llamando fascista al POUM. No es de extrañar, ella estaba en las reuniones con Orlov cuando el asesinato de Nin».
Un altre dels volums que explica a fons la participació dels agents de Stalin i de la col·laboració dels estalinistes espanyols i catalans en la repressió contrarevolucionària anterior i posterior als Fets de Maig del 37 es pot trobar en el citat volum II d´El marxisme a Catalunya, la Història del POUM. Ja en la presentació del volum, l´historiador Víctor Alba ens adverteix: «En aquest volum han estat inclosos documents importants, el més notable dels quals és el text íntegre de la sentència contra el POUM dictada l´octubre de 1938 pel Tribunal Especial d´Espionatge i Alta traïció ´car els comunistes [Víctor Alba anomena ´comunistes´ els estalinistes ] imposaren per servir la seva política, que hi hagués jurisdiccions especials. Hi ha també diversos informes oficials sobre la persecució contra el POUM, assassinat d´Andreu Nin, la indiferència de Manuel Azaña, la submissió de Joan Negrín, la solidaritat de la CNT i el moviment independent internacional i la tossuderia dels poumistes a continuar essent ells mateixos, políticament, quan els envoltaven agents indígenes i estrangers de la NKVD soviètica. Es donen els noms dels torturadors d´Andreu Nin i dels assassins d´altres poumistes. L´autor, que tenia vint anys en els moments dels fets que relata ´no pas com a records personals, sinó amb imparcialitat d´historiador polític-, considera que pot ser objectiu perquè, tot i ser poumista, no tenia en el seu partit càrrecs importants que l´obliguin a justificar la seva actuació».
Uns anys abans de la seva mort, l´historiador Víctor Alba escrigué un article molt interessant i que palesa a la perfecció l´ambient que encerclava la persecució governamental i estaliniana contra els revolucionaris del POUM. L´article porta per títol «On és Nin´» i també es pot trobar en el web de la Fundació Andreu Nin. L´article, que reproduesc íntegrament a causa del seu interès, diu: «Aquell 16 de juny, a migdia, Andreu Nin ´camacurt, rabassut, cabells rinxolats i ulleres gruixudes´, arribà al local central del POUM, a les Rambles, al costat del cafè Moka. El milicià de guàrdia li digué que havia passat un militar i li havia advertit que hi havia ordre de detenir-lo. Però Nin no en féu cas. Potser pensà que Barcelona no era Moscou. Uns moments després, uns policies vinguts de Madrid es presentaren amb una ordre de detenció signada pel cap de policia de Barcelona, el coronel Burillo, nomenat poc abans per Negrín. Portaren Nin a la comissaria de la Via Laietana. Aquella mateixa nit se l´endugeren a Madrid. I ja mai més no se´n va saber res.
´Començà així la persecució contra el POUM. L´havien reclamada a crits, des de feia mesos, Carrillo, la Pasionaria i Pepe Díaz, que afirmaven que els poumistes eren agents de Franco. La calúmnia continuava encara, en boca de la gauche divine, durant la transició, però ara com a ´agents de la CIA´. Molts militants de base comunistes i psuquistes se la creien de bona fe i es convertiren, pensant complir un deure, en delators i confidents de la policia. Els dirigents del POUM foren detinguts aquell mateix 16 de juny i durant mesos hi hagué poumistes assassinats al front i donats oficialment i amb falsedat com a ´muerto cuando intentaba pasarse al enemigo´. Es formaren comitès de protesta a Anglaterra i a França, que enviaren comissions a investigar i reclamar. No aconseguiren que els diguessin on era Nin. Calgueren anys per aclarir les coses. El mateix ministre de la Governació, Julián Zugazagoitia, digué en les seves memòries que sospitava que s´havien endut Nin a l´URSS. En realitat, era en una presó privada de la NKVD a Alcalá de Henares. Allí el torturaren per aconseguir que firmés una confessió en la qual ell, els seus companys i sens dubte Largo Caballero, Companys i qui sap qui més, eren agents de Franco. Si l´haguessin obtinguda, el PCE i Moscou haurien tingut un mitjà per obligar els dirigents els noms dels quals figuressin en la confessió a fer el que Negrín, la Pasionaria i Stalin volguessin. Però Nin no signà res i morí sota tortura. Sembla que el seu cadàver fou enterrat en un camp prop d´Alcalá de Henares. Mai no s´ha cercat la tomba clandestina. Largo Caballero, en la vista del procés contra el POUM, digué que ´Nin nos salvó a todos´. Per cert que en aquest procés, a les darreries del 1938, els jutges reconegueren que el POUM i els seus dirigents tenien una clara i llarga història antifeixista i que d´agents de Franco, res de res. La intervenció d´agents soviètics al costat dels policies madrilenys, la frustració dels jutges republicans que tractaven de treure l´entrellat del cas, i la pretensió de Negrín que es cregués que Nin havia estat salvat per homes de la Gestapo (ni Azaña s´ho cregué), es conta molt gràficament a L´operació Nikolai, el programa de TVE de Dolors Genovès i Llibert Ferri que caldria veure de tant en tant per curar-nos en salut. Nin, que tenia realment més vocació d´intel·lectual que de polític i que, des de jove, entrà en la política sobretot per sentiment del deure, ajudà considerablement a depurar el català. Retornat de l´URSS, portava una llengua no contaminada per l´ús diari barceloní. Traduí les obres mestres de la literatura russa i els seus pròlegs són assaigs valuosos sobre aquesta literatura. Mentre intel·lectuals anglesos i francesos reclamaven on era Nin, a Catalunya ni un ´repeteixo, ni un´ dels intel·lectuals catalans, que el coneixien personalment i el tractaren, alçà la veu per preguntar què passava amb Nin. Fou un silenci clamorós. Els paquets de llenties que rebien d´una associació d´escriptors sotmesa al PSUC valien més que la vida de Nin. I quan els poumistes feien pintades preguntant: ´Govern Negrín, on és Nin´´, els psuquistes hi afegien la calúmnia: ´A Salamanca o a Berlín´. Nin, que fou uns mesos conseller de Justícia del govern de la Generalitat, féu més per Catalunya que tots aquests intel·lectuals silenciosos. Amb els seus decrets, donà a Catalunya funcions de sobirania, quan abaixà la majoria d´edat als 18 anys, quan establí els jurats populars per acabar amb el desgavell del Palau de Justícia, quan atribuí al president de la Generalitat la potestat de commutar les penes de mort, quan legalitzà els matrimonis del front, o quan signà, amb d´altres, el decret que estenia a totes les empreses de més de cent obrers el sistema de propietat de les col·lectivitzacions. Eren coses que, constitucionalment, corresponien només a l´Estat espanyol i que, així, sense negociacions ni falòrnies, passaren a la Generalitat. Quan acabà la Guerra Civil, els que havien calumniat Nin anaren a l´exili. Hi passaren també els que no alçaren la veu per defensar-lo. Nin es quedà enterrat a les proximitats de Madrid. I els seus companys foren entre els primers que es reorganitzaren clandestinament i recomençaren la lluita, al cap de pocs mesos de la victòria franquista. Era quan els que havien acusat Nin i els seus de ser agents de Franco aplaudien l´aliança de Stalin amb Hitler».
La repressió contra els revolucionaris del POUM i la CNT s´ha d´emmarcar en la lluita mundial establerta per l´estalinisme contra les idees leninistes de Revolució Socialista Mundial, en la lluita de l’Oposició Obrera contra la degeneració del socialisme en mans dels buròcrates que havien corromput l´Octubre Roig. Aquest fet cabdal de la història contemporània, la destrucció de les idees d´Octubre, és un dels aspectes que ens pot fer entendre els motius de la persecució i dels assassinats de tants i tants comunistes del POUM. A l´Estat espanyol, després de la victòria damunt els militars feixistes i amb la destrucció de bona part de les institucions burgeses, assistim a un inici de revolució social encapçalada per la CNT, el POUM i determinats sectors d´esquerra del PSOE que a poc a poc seran frenats per la dreta republicana aliada amb els estalinistes del PCE-PSUC. S´estableix, doncs, una ferotge lluita de classes entre els sectors populars que, amb les armes en la mà, han vençut el feixisme, aquells que volen avançar envers l´expropiació de capitalistes i terratinents, fent camí cap a la col·lectivització de terres i fàbriques, en la democràcia obrera i popular. Els sectors que volen aturar l´onada revolucionària, els grups més proburgesos, aquells que compten amb el suport de l´estalinisme, el que volen és conservar la societat de classes que la revolució ha escombrat en molts d´indrets el 19 de juliol.
Aquest fet, la lluita per defensar les conquestes revolucionàries dels primers mesos de la guerra civil, és el fonament que ens pot fer entendre els motius dels Fets de Maig del 37 de Barcelona, la revolta obrera existent, la intervenció del govern republicà contra la revolució, la campanya «antitrotskista» del PCE i del PSUC, l´assassinat d´Andreu Nin, la il·legalització del POUM, les tortures i desaparicions de centenars de militants poumistes i anarquistes en les txeques del PCE-PSUC a Barcelona, Madrid i València.
El suport del PCE-PSUC a l´operació de la NKVD soviètica matarà, doncs, dos ocells d´un tret. Per una part els estalinistes espanyols, servils amb els seus amos, col·laboren amb totes les seves forces en els designis de Stalin i donen tot el suport «logístic» ´quadres de la policia i l´exèrcit, polítics professionals, torturadors i botxins de tota mena– que Orlov necessita. És a dir, tot el seguici de les txeques d´ambdues organitzacions i el personal repressiu abans esmentat són posats a disposició dels agents de la policia política soviètica. Cal recordar-ho sempre als desmemoriats. Aquest és un aspecte prou important de la col·laboració entre la NKVD i les direccions polítiques dels estalinistes espanyols i catalans. Però igualment com José Díaz, Jesús Hernández, Santiago Carrillo, la «Pasionaria», Ignacio Gallego, Enrique Líster i tot l´estalinisme espanyol i nostrat donen suport als enviats de Moscou –així ho prova tota la documentació a l´abast de l´investigador i lector interessat i de la qual hem parlat una mica més amunt–, també els estalinistes espanyols aprofiten la conjuntura internacional de persecució i assassinat de trotskistes per, amb l´ajut de la mateixa NKVD, provar d´aturar la marxa de la revolució a l´Estat espanyol i a Catalunya.
En parlar de l´estreta col·laboració entre la policia política enviada per Stalin i els dirigents del PCE i del PSUC, Wilebaldo Solano, el dirigent del POUM que pogué salvar-se de la mort a mans dels botxins estalinistes, va escriure: «En el asesinato de Andrés Nin se resume la odisea del líder del POUM desde su detención en Barcelona hasta su asesinato cerca de Alcalá de Henares, se da la lista completa, con nombres y apellidos, de la Brigada especial española que utilizó Orlov, con sus jefes Fernando Valentín y Jacinto Rosell (a la que pertenecía el policía Jiménez que aparece en Operación Nikolai), se acusa directamente a los coroneles estalinistas Burillo y Ortega, a David Vázquez y Gabriel Morón» (de l´article «La larga marcha por la verdad sobre Andreu Nin» que es troba penjat en el web de la Fundació Andreu Nin).
És evident que amb la persecució dels revolucionaris del POUM i la CNT, el PCE i el PSUC tampoc no fan un paper «independent» de Moscou. Servils fins a límits increïbles, no fan més que seguir amb els ulls clucs les instruccions dels delegats de la Internacional que Stalin ha enviat a l´estat espanyol. En aquella època concreta, parlam del temps de la guerra civil, a la burocràcia que ha fet malbé la Revolució d´Octubre tampoc li interessava que, a l´Estat espanyol triomfàs un socialisme no controlat per Moscou, el col·lectivisme llibertari propugnat per la CNT. Com explica el dirigent del POUM Wilebaldo Solano: «La burocràcia soviètica odiava i temia al POUM. No pas per la nostra força numèrica o pel que estàvem en condicions de fer de manera immediata, sinó per l´exemple que representava la nostra lluita al bell mig de la revolució espanyola. Els ideals d’un socialisme democràtic, sorgit del moviment i l´autoorganització de la classe obrera, feien tremolar els privilegiats de Moscou. Perquè aquests ideals enllaçaven amb els somnis de la Revolució d´Octubre i amb les reivindicacions de llibertat i igualtat de l´oposició d´esquerres russa a Stalin. I això era una amenaça mortal per a la seva autoritat.. Aquest règim odiós es va ensorrar definitivament fa uns anys, després d´haver llençat oprobi i desconsideració sobre la bandera del socialisme. Però la lluita continua, contra un capitalisme que ens vol arrabassar drets i conquestes, que amenaça el futur de tota la humanitat…» (de l´article de Lluís Rebell «Homenatge a Wilebaldo Solano: el triomf de l´optimisme revolucionari» publicat en el web de la Fundació Andreu Nin).
Les primeres cartes de Stalin adreçades al president del Govern Largo Caballero van precisament en aquesta direcció: no res de repúbliques roges que poden atemorir les burgesies francesa i britànica. L´interès de la burocràcia soviètica va en el camí d´aconseguir aliances econòmiques i polítiques amb els imperialistes anglesos i francesos per a bastir una «amistat entre nacions» que serveixi a Stalin per a fer front a l´imperialisme alemany que els amenaça. El «suport» a la República burgesa espanyola és cobrat amb tot l´or del Banc d´Espanya, i l´enviament d´armament i «consellers militars» sempre serà controlat d´una manera que mai els hipotètics aliats burgesos, en aquest cas els imperialistes anglesos i francesos, puguin pensar que l´URSS donarà suport a una república comunista o anarquista a la península ibèrica.
Tanmateix, les burgesies francesa i anglesa no escoltaren Stalin. Jugaven la carta d´un futur enfrontament entre Hitler i Stalin, potències que per diferents raons amenacen les seves posicions imperials i de classe. Finalment, sacrificada la Revolució a l´Estat espanyol sense que el sacrifici servís a Stalin per bastir l´aliança amb els capitalistes anglesos i francesos, es veié obligat a signar un pacte de no agressió amb Alemanya per tal d´evitar l´enfrontament que desitjaven el Regne Unit, França i, no ho oblidem, sectors prou decisius del capitalisme i l´imperialisme ianquis .
Tot això ens demostra els interessos coincidents entre la NKVD, els agents que Stalin envia a l´Estat espanyol, i els seus servidors del PCE-PSUC. Tots ells, dirigents estalinistes espanyols, catalans i policia soviètica, estan d´acord a aturar la Revolució que ha començat el 19 de juliol. Els Fets de Maig del 37 de Barcelona són la culminació d´aquesta batalla contrarevolucionària, la lluita de classes en viu que tan a la perfecció va descriure George Orwell en el seu imprescindible Homenatge a Catalunya i que historiadors com Burnett Bolloten han analitzat en La revolución española. Sus orígenes, la izquierda y la lucha por el poder durante la guerra civil 1936-1939 (Barcelona, Grijalbo, 1980).
La misèria moral i política dels dirigents del PCE i del PSUC quant a la persecució de la dissidència, als atacs a la memòria històrica de l´esquerra revolucionària catalana, a menystenir i emboirar el paper destacat dels revolucionaris del POUM en la lluita contra el feixisme i el capitalisme, arribà a límits de degeneració total com els que explica el dirigent poumista Wilebaldo Solano en l´article «La larga marcha por la verdad sobre Andreu Nin»: «Después de la victoria de Franco, en los años más terribles de la acción clandestina en España, y durante la segunda guerra mundial y tras el hundimiento de Hitler y Mussolini, los dirigentes estalinistas prosiguieron las campañas contra el POUM con una ferocidad increíble, incluso en las prisiones de España y de Francia, en los maquis del Mediodía francés (donde asesinaron a Joan Farré Gassó, secretario del POUM de Lérida, y estuvieron a punto de hacer lo mismo con Juan Andrade) y en los campos de concentración de Alemania. En realidad, tales campañas se continuaron hasta la publicación del informe secreto de Nikita Jruschov sobre los crímenes de Stalin en el XX congreso del PCUS, el 25 de febrero de 1956».

  Edición digital de la Fundación Andreu Nin, 2009

España traicionada. Stalin y la guerra civil (reseña de Juan Manuel Vera, 2002)

Reseña del libro España traicionada (Ronald Radosh, Mary R. Habeck, y Grigory Sevostianov, eds. Editorial Planeta, 2002, 628 páginas).

La bibliografía sobre la guerra civil española es gigantesca. Se ha dicho que supera ampliamente a la existente respecto a cualquier otro gran conflicto del siglo veinte, incluida la segunda guerra mundial, y es cierto. También hay que reconocer que ese gran caudal de memorias, investigaciones, valoraciones y análisis, no ha asegurado hasta el momento presente la existencia de un marco interpretativo de consenso sobre los acontecimientos políticos y militares del período, especialmente respecto a la zona republicana.

Continuar leyendo «España traicionada. Stalin y la guerra civil (reseña de Juan Manuel Vera, 2002)»

Sobre el estalinismo (Manuel Sacristán Luzón, 1978)

El 23 de febrero de 1978 Sacristán participó, junto con Manuel Vázquez Montalbán, en una mesa redonda sobre el estalinismo celebrada en el salón de actos del convento de los padres Capuchinos de Sarrià (Barcelona), en el mismo lugar en el que años antes se había constituido el Sindicato Democrático de Estudiantes de Barcelona. Se presentan aquí el guión que Sacristán preparó para su conferencia y la trascripción de su intervención inicial y de una parte sustancial del coloquio posterior. No se han incluido, en cambio, las diversas intervenciones de Vázquez Montalbán.
En dicha mesa redonda también participó Wilebaldo Solano.
Otra trascripción de la inicial intervención de Sacristán fue realizada por Juan-Ramón Capella y publicada en mientras tanto, nº 49, 1990, pp. 147-157.
Esta conferencia ha aparecido publicada en: Manuel Sacristán, Seis conferencias. Sobre la tradición marxista y los nuevos problemas. El Viejo Topo, Barcelona, 2005 (prólogo de Francisco Fernández Buey, epílogo de Manuel Monereo y edición de Salvador López Arnal).
Trascripción y notas de Salvador López Arnal. Publicado con autorización de Salvador López Arnal y del editor de El Viejo Topo.

Esquema de la conferencia

1. Leninismo y estalinismo, a: rasgos comunes.
1.1. A menudo se oye hablar de estalinismo como de algo distinguible sin dificultad y situado en un tiempo bien delimitado.
1.2. Pero quienes se interesan por la cuestión saben que no es así.
1.2.1. Por ejemplo, el primer día de este ciclo alguien recordó hechos despóticos bajo Lenin: Majno, Kronstadt, X Congreso, todo en 1920, hasta la primavera de 1921.
1.2.2. Por lo demás, si se quiere buscar más lejos se encuentra la célebre frase de Engels y, sobre todo, los hechos históricos que ella recoge
1.2.2.1. Claro que se puede decir que Lenin no habría seguido así mucho tiempo.
1.3. Pero, de todos modos, todo eso debe impedir contentarse con el cuadro ingenuo de un leninismo bueno y un estalinismo malo.

2. Leninismo y estalinismo, b: diferencias muy visibles
2.1. Por otro lado, no faltan diferencias muy visibles.
2.2. La cantidad de poder acumulada en el centro del sistema estalinista: economía estatalizada fundida con poder estatal centralizado y con poder de partido único.
2.2.1. Lenin no tuvo nunca tanto poder.
2.3. La orientación fundamental del terror contra la vieja guardia bolchevique y
2.4. El apoyo en el nacionalismo ruso. Todo relacionado con
2.5. El cinismo ideológico.

3. Leninismo y estalinismo, c: la diferencia principal.
3.1. Hay que decir que también esos rasgos nuevos del período de Stalin tienen raíces, y hasta precedentes, anteriores.
3.2. No sólo ruso-zaristas, »orientales» (Lenin).
3.3. Sino también aparecidos bajo Lenin, p. e.:
3.3.1. Concentración de poder por el militarismo subsiguiente a las guerras.
3.3.2. Incluso la tendencia a la deformación ideológica, porque aquello no era lo que entendían por socialismo ni revolución socialista.
3.3.2.1. Es verdad que en Marx había otra concepción posible, pero los leninistas lo ignoraban.
3.3.2.2. Lo dijeron muchos, y con tres tendencias: Kautsky, Gramsci, Pannekoek.
3.4. Pero éste es precisamente el punto de la diferencia
3.4.1. Lenin espera la revolución mundial, ve la novedad como desfase e incluso tal vez fracaso (después de error gordo). Al final:
3.4.1.1. Intenta una nueva concepción (Bujarin?)
3.4.1.2. Y se hunde en una enfermedad (muda)
3.4.2. Stalin canoniza el estado de necesidad forzándolo en las viejas palabras, que quedan violadas
3.4.2.1. «Comunismo en un solo país» (chiste Zinoviev); el socialfascismo; el pan no-mercancía; reducción de «socialismo».
3.4.2.2. En suma, pragmatismo, falsedad como teoría.
3.4.2.3. Falta de principios que explica también la diferencia de crueldad.

4. Sobre las raíces del estalinismo.
4.1. El viejo tema del atraso: verdad sustancial que se puede precisar.
4.2. La acumulación originaria «socialista» (Preobrashenski) no es socialista en el sentido de Marx ni tradicional.
4.21. En esto llevaba razón la vieja izquierda de los veinte.
4.3. Sin embargo, la acumulación originaria no se producía bajo la vieja clase dominante, sino bajo un nuevo grupo dominante que se va constituyendo.
4.3.1. En esto se equivocaba la vieja izquierda de los veinte, y aciertan críticos contemporáneos: Bettelheim, Martinet.

5. Sobre actualidad del estalinismo.
5.1. El análisis de Martinet para países tercermundistas.
5.1.1. Somalia es un ejemplo estupendo.
5.1.2. Tiene algo débil: la estatalización.
5.2. En Occidente, sus restos son ideológicos, de dos tipos:
5.2.1. Alucinados
5.2.2. Pragmatistas. Pues el socialismo sin destrucción del poder del capital y del estado es tan ideológico como el comunismo en un solo país.
5.3. La esperanza es que la revisión crítica del estalinismo haya sido el punto de partida de una revisión crítica de toda la tradición obrera marxista, recordando el dicho de Marx y el último Lenin (1).

Transcripción de la conferencia (2)

En el rato que dedicamos al tema cada uno de nosotros es claro que es imposible intentar una caracterización muy completa de un hecho histórico tan complicado como ha sido el estalinismo porque, aunque a menudo se oye hablar de estalinismo como si fuera un hecho fácil de delimitar, fácil de definir, del que se pudieran dar con exactitud o con aproximación fechas, de todo modos a mí me parece que toda persona interesada de verdad en el tema sabe, a poco que se haya ocupado de él, que las cosas no son así, que ni es fácil una delimitación del concepto de qué fue o qué es el estalinismo ni tampoco es fácil dar fechas.

Esto, en el primer día del ciclo, ya salió a colación. Uno de los que estaban intervino para recordar, por ejemplo, hechos despóticos, hechos digamos “estalinistas”, de los que se suelen calificar de estalinistas, bajo el gobierno directo de Lenin. Y se pueden recordar otros, incluso alguien de la mesa recordó algunos: los problemas con el movimiento de Majno, si no me equivoco, los recordó Solé Barberà, y personas que estaban abajo recordaron hechos como el de Kronstadt me parece, y también, en cierto sentido, el X Congreso del partido bolchevique, es decir, la prohibición de la organización de fracciones y tendencias.

Vale la pena decir que todo esto -los tres ejemplos que salieron el otro día y que yo repito ahora- ocurrieron en un lapso de meses bastante corto: todas esas cosas habían pasado a lo largo del año 20 hasta la primavera de 21. Y, por lo demás, no es nada difícil buscar también más lejos. Cualquiera que quiera buscar incluso más lejos de estos primeros años de gobierno soviético, se puede encontrar, en la generación anterior de clásicos del marxismo, con la célebre frase de Engels según la cual no hay nada más autoritario que una revolución. Y lo que es más serio: uno encuentra los hechos que hay debajo de esta frase de Engels. No sólo es su frase sino que está bien documentada históricamente por todas las revoluciones que conocemos.

Es verdad que ante todo este complejo de hechos que caen bajo el gobierno directo de Lenin y del viejo equipo bolchevique, y que reproducen esa especie de síntesis histórica que puede ser la frase de Engels acerca de que toda revolución es un hecho sumamente autoritario, se puede argumentar: pero, de haber seguido Lenin y los viejos bolcheviques en el poder soviético, eso habrían sido sólo fenómenos de la época revolucionaria, no se habrían eternizado como se eternizaron hasta muy cerca de nuestros días bajo el gobierno de Stalin y de su equipo. Y eso es verdad. Pero, de todos modos, el recuerdo que ya se hizo ayer de todos estos hechos de tipo despótico, y hasta en algunos casos crueles, antes de lo que con cierto sentido común se puede llamar “estalinismo”, debería por lo menos enseñarnos a no dibujar un cuadro ingenuo, contraponiendo por un lado una cosa perversa que sería el estalinismo, y, por otro, una muy pura e inocente que sería el leninismo histórico.

Dicho esto, de todas maneras hay que añadir en seguida que no faltan diferencias muy visibles entre el leninismo y el estalinismo históricos, entre el leninismo real, digamos, el que existió, y el estalinismo también real. Por limitarme también en este breve repaso a cosas que todos tenemos seguramente más o menos presentes, concentraría las diferencias más visibles en torno a éstas:

Por una parte, la cantidad de poder acumulado en el sistema estalinista. Cuando se puede considerar que el sistema estalinista está ya cuajado, es decir, al final de los años treinta, poco antes de que estalle la Segunda Guerra Mundial, el sistema estaliniano es, visto socialmente, una economía muy estatalizada, que al mismo tiempo está fundida indisolublemente con un aparato de Estado muy centralizado a su vez. Y para acabarlo de arreglar, además, ese aparato de Estado muy centralizado está prácticamente fundido con las instancias directoras del partido político único. La concentración de poder que sale de eso, cuando ya la economía está funcionando, es, desde luego, algo muy superior a lo que conoció Lenin en su vida. En la época leninista en sentido estricto, nunca se ha concentrado en manos del poder central una cantidad de fuerza semejante.

Ése sería el primer rasgo diferenciador de los muy visibles, de los que se aprecian ya a primera vista: la diferente concentración de poder.

El segundo [rasgo] que me interesaría subrayar, sin perjuicio de que se podría hacer con otros (lo que hago es abreviar, de modo que pueda recoger el mayor número posible de detalles), diría, pues, que otro rasgo diferencial es que aunque sin duda la Cheka se haya fundado bajo Lenin, aunque sin duda haya habido ya bajo Lenin, en el leninismo clásico, fenómenos tan dolorosos como el de Kronstadt, por ejemplo, y muchos otros, sin embargo, el terror bajo la época de Stalin se diferencia en que tiene como principal orientación el ser un terror contra la vieja guardia bolchevique, contra el mismo partido. No quiero decir con eso que me vaya a olvidar de los millones de simples ciudadanos soviéticos que sufrieron ese terror y que han vivido y muerto en los campos de trabajo de la época estaliniana, pero lo que sí quiero subrayar es que lo radicalmente nuevo del período estaliniano es que se puede apreciar claramente que todo ese terror tiene como punta más definida la liquidación de la vieja guardia bolchevique.

Esto los hombres de la época lo vieron muy bien. La gente que se salía asustada de alguno de los partidos comunistas en la época ha dejado recuerdos e imágenes muy impresionantes acerca de los nuevos funcionarios, de una temible joven guardia “con correajes de cuero nuevo”, según la frase de un célebre escritor de la época, cuya principal tarea en el seno del partido comunista ruso había sido el asesinato de los viejos bolcheviques, de los viejos bolcheviques o de la vieja dirección soviética, incluido Trotski (3), naturalmente y muy destacadamente.

Este sería el segundo rasgo: la represión, hasta llegar al terror, se ha ejercido además contra el mismo partido y, señaladamente, contra el equipo de los viejos bolcheviques.

El tercer rasgo sería, en mi opinión, el apoyo del estalinismo en el nacionalismo ruso. Al mismo tiempo que, en medio de una campaña de desprestigio, mueren bajo el estalinismo los miembros de la vieja guardia bolchevique, al mismo tiempo, sin embargo, el régimen busca y obtiene un apoyo en un elemento hasta entonces inverosímil en un partido marxista; a saber: en el patriotismo, en el nacionalismo de las masas no comunistas.

Todo ello está relacionado con un último rasgo que yo daría, muy diferenciador de cualesquiera que hayan podido ser las durezas y violencias de la época del poder soviético en vida de Lenin. Este cuarto rasgo se desprende un poco de los anteriores: es el cinismo ideológico, la completa despreocupación del equipo director estaliniano respecto de las cosas que dice. Esto lo detallaré un poco más adelante. Para él, la ideología y la teoría es una pura cobertura de cada momento de las necesidades prácticas, con un desprecio por la teoría que el equipo leninista jamás había sentido. Más bien el equipo leninista, si en algo había pecado en eso, era de todo lo contrario, de una costumbre, muy de intelectuales por lo demás, de estarse siempre fijando en todos los detalles de la teoría.

Hay que decir, de todas maneras, que esos rasgos diferenciadores, esos rasgos nuevos, propiamente estalinianos, tal como los he resumido hace un momento -repito que sin creerme con esto haber hecho nada ni definitivo ni completo, sino algo que pueda caber en media hora-, esos rasgos, a pesar de que los considero nuevos, reconozco, y creo que hay que reconocer, que tienen raíces y precedentes en el período anterior. No sólo precedentes zaristas, no sólo precedentes orientales, como decía Lenin, el cual él mismo ha notado ya antes de morir, en su propio período de gobierno, hasta qué punto se parecían algunas conductas de los nuevos funcionarios a las conductas de los viejos funcionarios, de los funcionarios zaristas, hasta qué punto eran los mismos en gran parte, y hasta qué punto se les parecían los que no eran los mismos.

Pero no me refiero sólo a eso. Me refiero a precedentes de esos rasgos estalinistas que no vienen de la Rusia zarista sino que han nacido bajo el gobierno de Lenin. Por de pronto, aunque antes he dado como un rasgo diferencial del estalinismo la enorme concentración de poder por comparación a lo que ha ocurrido en la época de Lenin, sin embargo, no se puede olvidar que la gran concentración de poder venía ya un poco predeterminada por la guerra civil y por la intervención extranjera. Un régimen que nace a través de una guerra civil y de una intervención extranjera tiene inevitablemente un predominio del aspecto militar del gobierno. Y ese aspecto militar, por otra parte, siempre ha sido predominante en cualquier revolución. Entonces, todo eso ha hecho que ya desde el primer momento haya habido una concentración del poder casi desconocida hasta entonces por las sociedades del Imperio ruso. Pero incluso la tendencia a la deformación ideológica -esto último a lo que me he referido, el cinismo ideológico-, a deformar la teoría, esto ya tenía si no precedentes en Lenin -creo que precedentes no- sí raíces en la situación de Lenin. ¿Por qué? Porque lo que los bolcheviques rusos, y luego todos los comunistas en la III Internacional, han vivido como revolución socialista no era en absoluto lo que hasta poco antes habían imaginado y pensado como revolución socialista.

Es verdad que en Marx mismo había otra posibilidad de entender la revolución socialista, en algunos escritos de la última época de su vida (4), pero, curiosamente, estos escritos de la última época de su vida no se han conocido hasta ya entrados los años veinte. Quiero decir que los bolcheviques de la época de la revolución no han conocido estos escritos de Marx que contemplaban otra posibilidad de paso al socialismo. Ellos no los han conocido. Por lo tanto, ellos han vivido en la incomodidad de estar llamando revolución socialista a algo que en su formación intelectual y en su juego de conceptos no era una revolución socialista.

Esto lo han dicho muchos, y lo han dicho muchos ya en la época, y lo han notado no en una sola tendencia sino miembros de muchas tendencias imaginables. Está, por una parte, la tendencia socialdemócrata, Kautsky y los socialdemócratas alemanes, que al no ver que se den en Rusia las condiciones que ellos conocían del Marx clásico, del Marx de El Capital, consideran que esa revolución no se tenía que haber hecho. Esto por una parte. Luego están, en cambio, los comunistas más de izquierda -por ejemplo, y señaladamente, Gramsci- que piensan que, efectivamente, como él ha escrito en un artículo célebre, esa es una revolución contra el Capital (éste es el título de un célebre artículo de Gramsci) (5), pero piensan que eso no importa porque ellos tienen una formación mucho más idealista que la de Marx y que con un esfuerzo de voluntad y de cultura eso se puede arreglar. Y, por último, hay toda una tercera tendencia que también piensa que esa revolución es anómala, o que se entiende mal, que es la de la extrema izquierda de la Internacional Comunista, lo que se llamó la izquierda consejista. Pero no sólo la izquierda consejista: Pannekoek, Korsch (6), autores así, de extrema izquierda, a los que Lenin consideraba izquierdistas. Estos lo que piensan es que Lenin y los bolcheviques rusos han hecho una revolución burguesa y lo que tienen que hacer es reconocerla como tal, como revolución burguesa, y, por tanto, organizar el poder y todo desde ese punto de vista aunque con una posibilidad de cambio social pero muy a la larga, dimanante de la naturaleza revolucionaria del poder político y que seguramente acarreará problemas muy nuevos.

Esta diferencia entre la teoría previa y lo que ha ocurrido allí, lo que se creía que era una revolución socialista, lo que ha ocurrido en Rusia y la teorización de eso, luego dará, en el estalinismo, lo que he llamado “el cinismo ideológico”, es decir, la falsificación abierta de la teoría y su utilización para justificar cualquier práctica, incluido -vamos a llamar a las cosas por su nombre tratándose del período estalinista- cualquier asesinato.

Pero, en este punto, aunque estuviera la raíz del vicio estaliniano, hay una diferencia importante con Lenin. Lenin sabe muy bien que la revolución que ha dirigido no cumple el esquema tradicional del marxismo de la Segunda Internacional, del marxismo procedente de una interpretación directa de El Capital. Y como la mayoría de los aquí presentes recuerdan muy bien, está esperando la intervención de un movimiento revolucionario mundial, o por lo menos europeo (al final, por lo menos centroeuropeo). Al no producirse la revolución en Occidente, hay un momento en el cual yo creo que hay que registrar en Lenin un tipo de ilusión que luego es característico del estalinismo: la ilusión que se puede cifrar en la célebre figura o frase retórica de que el comunismo serían los soviets más la electrificación. Pero esa ilusión no ha debido durar demasiado tiempo. Como es sabido, en los últimos tiempos de su vida, con muchas dificultades de salud, en esa curiosa enfermedad que los psicoanalistas de izquierda deberían analizar un poco: por qué tuvo entre sus consecuencias esa enfermedad final de Lenin la imposibilidad de comunicarse, por qué se hundió así en la enfermedad. No hago más que plantearlo, no puede uno atreverse en tan pocos minutos a decir nada sobre ello. Pero, aparte de eso, es conocido que ha intentado un replanteamiento en los últimos tiempos de su vida. Hay especialistas -yo no soy un historiador y no puedo atreverme a tener opinión al respecto, sólo lo digo como información- que piensan que, efectivamente, Bujarin (7) tenía muchos elementos del desarrollo que Lenin podía pensar ajustar.

En cualquier caso, lo que no hay, en la fase final de Lenin, es la glorificación del estado de cosas como si eso fuera lo que se había deseado y lo que se había buscado. Más bien hay una larga situación de crisis, por insuficiente que sea. No vamos a entrar en detallar si la autocrítica final de Lenin es suficiente o no lo es. En cualquier caso, la gran diferencia, desde mi punto de vista, es que en vez de tener esa consciencia final problemática, autocrítica de Lenin, el estalinismo consiste en canonizar como teoría justa lo que no es más que el estado de necesidad, el estado de necesidad del hambre, de la escasez, de la necesidad de represión, etc.

Así, en el intento de presentar la dramática situación del antiguo Imperio ruso como si fuera la realización del socialismo, y luego incluso, como veremos, del comunismo, el aparato de propaganda estalinista va forzando los viejos conceptos, las viejas ideas, hasta extremos a veces grotescos. Otras veces no, otras veces son hipótesis más o menos discutibles, seguramente con un elemento de realidad. Por ejemplo, la célebre y central tesis estaliniana -yo nunca he creído que fuera del todo falsa- según la cual a medida que avanza la construcción del socialismo se agudiza la lucha de clases. Tampoco es que la crea a pie juntillas, pero por lo menos, por lo que hace a la lucha de clases a escala mundial me parece que tiene cierta justificación. Pero otras veces la construcción de teoría para justificar la práctica -en este caso era claro que justificaba la práctica represiva interior- llega a ser casi de chiste, y si no hace el chiste se lo hacen sus colegas más directos. Por ejemplo, la idea del socialismo en un solo país, completamente ajena a la tradición marxista, luego llega a ser sustituida incluso por la frase increíble de comunismo en un solo país, la cual ya no se entiende lo que quiere decir. Es absolutamente incomprensible y parece mentira que haya aguantado durante años en la propaganda estaliniana. Zinoviev, que no sabía todavía lo que podía costar una cosa así, le hacía el chiste a Stalin de hablarle del comunismo en una sola calle, en una época en la que todavía no se sabía que esas cosas bajo Stalin se pagaban con la vida. Como lo pagó Zinoviev, desde luego.

No menos increíble era, por ejemplo, la idea del socialfascismo. Me he traído copiada la afirmación central de Stalin sobre el socialfascismo -esto es, la hipótesis de que los partidos socialdemócratas son partidos fascistas, son fascismo- porque leída hoy parece increíble, pero eso ha sido doctrina oficial. El trozo central, escrito por Stalin en la época del VI Congreso de la Internacional, dice así:

“No es verdad que el fascismo sea la organización militante de la burguesía sola. Es la organización militante de la burguesía basada en el apoyo activo de la socialdemocracia. El fascismo es la estructura política común a esos dos organismos fundamentales: la socialdemocracia y la burguesía. No son opuestos, sino gemelos”

Si se tiene presente que los muertos por el nazismo de la socialdemocracia, sin llegar probablemente a los 350.000 muertos comunistas de Alemania bajo el nazismo, deben rozar, según los cálculos más verosímiles, los 250.000, esto verdaderamente pone los pelos de punta. Aparte de que también pone los pelos de punta que entre marxistas se haya podido tolerar que el nombre de un partido -“socialdemocracia”- y el nombre de una clase social -“burguesía”- aparezcan en el mismo plano de análisis como organismos fundamentales ambos. Verdaderamente era un insulto para el cerebro de los marxistas de la época, pero es evidente que encajaron el insulto.

Incluso la noción de socialismo ha quedado falseada desde entonces. En la tradición socialista se llamaba socialismo a una determinada forma de vida. A partir del estalinismo, y durante muchos años, muchos -yo también, recuerdo cuando lo hacía- hemos usado “socialismo” para significar sólo la obtención de algunos instrumentos de lo que creíamos que era el socialismo; por ejemplo, estatalización económica, etc. La misma palabra “socialismo” ha quedado prácticamente afectada en este período.

En sustancia la gran diferencia, diría yo, entre todas las durezas que ha podido tener el período de Lenin y lo que es el sistema estaliniano es este pragmatismo, esta completa violación de las ideas, de los conceptos, usados para justificar cualquier práctica, incluso la más macabra. Ese pragmatismo ideológico explica también, en mi opinión, la diferencia de crueldad, la diferencia que hay entre la dureza política de Lenin y el asesinato de toda la vieja guardia bolchevique.

No querría terminar sin tocar un par de puntos más, aunque sea muy brevemente. Después de hacer dicho que lo que me parece esencial es ese pragmatismo, como esencia diferenciadora respecto del leninismo, querría gastar cinco minutos sobre las raíces del estalinismo y otros cinco o menos sobre posible actualidad del estalinismo (8)

[…] al equipo estaliniano yo creo que está cargado de verdad, yo creo que es substancialmente verdadero, y desde luego en Inglaterra no habría sido posible el estalinismo.

Esto se puede detallar un poco más. He cogido el ejemplo de Inglaterra con intención. Como seguramente la mayoría de los aquí presentes recuerda, el intento más serio de entender lo que estaba pasando en el antiguo Imperio ruso por parte de un viejo dirigente bolchevique es la tesis de Preobrashenski de la acumulación originaria socialista, que la primera tarea de aquel poder era obtener una acumulación de medios de producción como la que la burguesía había conseguido en la Inglaterra de los siglos XVII, XVIII y XIX. Esta acumulación originaria en Inglaterra, como es muy sabido, había acarreado a la población -principalmente, como es natural, a las poblaciones de las clases trabajadoras- una suma de dolores y de sufrimientos que, si se pudieran sumar los sufrimientos, seguramente no sería inferior, quizá todo lo contrario, a la suma de sufrimientos ocurrida en la Unión Soviética durante esa acumulación originaria socialista.

Lo que pasa es que esa acumulación originaria socialista, que decía Preobrashenski, muy probablemente no hay que verla como socialista. ¿Por qué socialista? Lo que ha conseguido es en gran parte lo mismo que consiguió la acumulación originaria burguesa, a saber, una civilización industrial. En esto -lo digo porque me parece bueno arriesgar la propia opinión- creo que llevaba razón la extrema izquierda de los años veinte, éstos a los que Lenin criticaba por izquierdistas. Yo creo que cuando Pannekoek (9) dice que lo que se estaba haciendo allí era lo mismo que en la revolución burguesa inglesa llevaba razón, una acumulación originaria de capital. Sin embargo, esa acumulación originaria se ha producido en la Unión Soviética no bajo el dominio de la vieja clase dominante sino bajo el dominio de una nueva clase, de un nuevo grupo -como se la quiera llamar- de una nueva agrupación de personas, los funcionarios del partido y del Estado, cosa en la cual no llevaban razón, creo yo, los izquierdistas de los años veinte. Es decir, esta nueva acumulación no produce exactamente una acumulación burguesa de capital al modo clásico estudiado por Marx. Es un nuevo grupo social, el de la dirección del Estado y del partido, el que domina esa acumulación, el que la dirige, como han puesto de manifiesto varios sociólogos contemporáneos. Este es un tema que, como seguramente es conocido por todos, está siendo objeto de mucho estudio actualmente (Precisamente por falta de tiempo no me dedico a recordar los precedentes de este análisis en el que ahora están empeñados sociólogos contemporáneos y cuyo primer origen está en la extrema izquierda de los años veinte y cuyo segundo eslabón teórico importantísimo es, como es sabido, Trotski) (10).

Por último -no pierdo tiempo sobre esto, no vale la pena, si no nos rebasaríamos con mucho el tiempo previsto sobre el par de minutos que quería reservar a la actualidad del estalinismo-, se suele decir también, igual que se suele creer que el estalinismo es un fenómeno muy delimitado en el tiempo, que eso es cosa del pasado y que hoy no hay estalinismo. Yo no creo lo mismo y querría sugerir un par de líneas de análisis simplemente, sin profundizar en ellas, acerca del estalinismo contemporáneo. Una se debe a un político, sociólogo y politicólogo francés muy capaz, Martinet (11), que había sido miembro de la III Internacional, y de los pocos que vieron muy pronto que aquellas historias de los años treinta tenían que ser mentira. Martinet ha hecho un análisis sociológico de mucho interés: el estalinismo, el estalinismo de Stalin quiere decir, el que existió en la Unión Soviética, se parece mucho a estos regímenes que se están produciendo hoy día en el Tercer Mundo: una cierta industrialización, una cierta acumulación de capital, no dominada por la vieja clase dominante, que era una clase colonial, que era un imperio (por ejemplo, Argelia; por ejemplo, Somalia estos días), sino dominada por una nueva élite, una nueva vanguardia, un nuevo equipo de técnicos y políticos que sin toda la ortodoxia estaliniana están recogiendo algunos elementos de esa tradición estaliniana: industrializar sobre la base de un régimen muy autoritario, apelando a lo que llaman, muy ideológicamente, “el socialismo científico”. El socialismo científico del señor Barre, o de Nasser, cuando vivía Nasser, o de los argelinos, es tan pretenciosamente ideológico como lo fue el de Stalin y se parece bastante socialmente. El punto quizá algo débil de este análisis de Martinet para considerar todo esto estalinismo contemporáneo es tal vez que la estatalización no suele ser en estos Estados tan intensa como en el caso del estado soviético, pero desde luego sí que es tan intensa como en algunas democracias populares, al menos en sus fases iniciales.

En Occidente, en los mismos países de metrópoli, yo creo que también se puede hablar de persistencia del estalinismo. Lo está por una parte en el dogmatismo alucinado de algunas personas, alucinado y poco capaz de comprender la realidad, pero lo está también en el otro lado, lo está también en mi opinión en el pragmatismo de muchos partidos obreros, porque, por decirlo brevemente y ahorrando tiempo, a mí me resulta tan pseudoteoría pragmática para falsificar una práctica del día eso de que se puede hacer el comunismo en un sólo país o de que el pan va a dejar de ser mercancía como llevaban los soldados soviéticos muertos en el bolsillo (una octavilla que decía eso durante la guerra mundial fue capturada por los alemanes y exhibida por todo el mundo), me parece tan pragmatismo pseudoteórico decir que es posible establecer el comunismo en un sólo país como decir que es posible el comunismo o el socialismo sin choque revolucionario violento con la clase dominante actual. Tan ideológico me parece una cosa como la otra, tan pragmatista y, en cierto sentido, tan estalinista, en el sentido, esto es, de la pseudoteoría para justificar la práctica. En un caso puede ser una práctica muy violenta, en otro caso puede ser una práctica parlamentaria. En los dos casos es una práctica muy poco revolucionaria, dicho sea de paso. Stalin siempre tuvo mucho cuidado de presentarse como el centro, nunca quiso jugar a izquierda.

Pero no querría terminar tampoco con una nota de poco optimismo, porque lo que resulta esperanzador, en mi opinión, es el que muchos, después de toda la larga experiencia -sin haber olvidado lo que ha sido la realidad de consciencia de clase el estalinismo, consciencia de clase ideológica, sin duda, sin duda falsa consciencia, sin duda autoengaño involuntario, pero tremenda consciencia de clase-, después de haber pasado por ello podamos decir estas cosas hoy tal vez signifique que la crisis en serio del estalinismo, la crisis un poco definitiva, puede ser el comienzo de una recuperación del pensamiento revolucionario no ideológico, no autoengañado ni por ilusiones pseudorrevolucionarias, alucinadas, como he dicho antes, ni por ilusiones de tipo parlamentarista, reformista, que son en Occidente, en este momento, las dominantes.

Ese pasado de consciencia de clase que estaba presente en la clase obrera estalinista -esto los que no han sido estalinistas ni han estado en partidos estalinistas tendrán que creerlo bajo palabra, pero los que sí han estado saben que es verdad- se traducía en reacciones seguramente muy primarias y, como he reconocido y subrayado, reacciones ideológicamente falsas, de falsa consciencia, pero muy auténticas. Por ejemplo, son historia las alusiones, las exclamaciones, el folklore obrero por el cual ante una injusticia, en algún país mediterráneo, en el sur de Italia concretamente, el hombre oprimido reaccionaba con la frase: “¡Ya vendrá el bigotudo!”, como expresión de su furia, su odio, su reacción de clase ante la injusticia sufrida. Hasta qué punto el estalinismo fue portador, con falsa consciencia, de la consciencia de clase lo sabemos todos los que hemos tenido que explicar a militantes comunistas que era verdad, que finalmente resultaba verdad lo que los burgueses habían dicho durante mucho tiempo, a saber, que el gobierno estalinista había asesinado a la vieja guardia bolchevique. Los que hemos tenido que encajar eso y contarlo, y hemos visto a los militantes llorar al oírlo, cuando no tenían más remedio que creérselo porque les dábamos los datos y les decíamos esto viene de aquí, esto pasó así y esto otro pasó así, sabemos muy bien que bajo aquella falsa consciencia hubo auténtica consciencia de clase, lucha de clase. Lo que hay que precaverse es que el resto ideológico, parlamentarista reformista, de pragmatismo, de estalinismo de extrema derecha, por así decirlo, bajo el que ahora vive una gran parte del movimiento obrero, no pierda, además de la consciencia real, como perdió el viejo estalinismo, incluso la ilusoria, pero al menos existente, consciencia de clase (12).

Coloquio

1ª pregunta: No se ha recogido en su totalidad y no se entiende bien en algunos momentos. Por la respuesta de Sacristán, la primera persona que intervino fue W. Solano, dirigente del POUM en los años de la transición, quien realizó una prolongada intervención o sobre la negatividad del estalinismo y sobre sus raíces sociales.

Yo no creo que haya nada que contestar porque, si se prescinde de pequeños detalles de forma, pues claro, no veo que haya ningún problema en eso. Intentando decirlo de otro manera lo que él ha dicho es: que no está de acuerdo con Stalin, yo tampoco; que -no sé si voy a reproducir el mismo orden- hay causas materiales del stalinismo, he intentado analizarlas; que está mal criticar a Stalin para ponerse a buenas con la burguesía, sí me parece que está muy mal (me parece, de todas maneras, que ya no van por ahí los tiros; ahora para congraciarse con la burguesía, hay que enfadarse con mucha más gente, no sólo con Stalin), y que los votos no aumentan la inteligencia de los dirigentes: yo ni soy dirigente ni tengo votos, por un lado, él que es dirigente, aunque no tenga votos, lo sabrá mejor.

Dirigiéndose al “compañero Sacristán”, Solano, después de dar detalles biográficos, señala un error en su intervención que le parece fundamental: el estalinismo no es Stalin, el estalinismo no sólo se ha producido en la URSS y no sólo en países poco desarrollados económicamente. Pensemos, por ejemplo, en Checoslovaquia. La hipótesis que formula Solano es que no es posible hacer un análisis del fenómeno sin hacer también “un análisis del estalinismo en España, con todas sus trágicas consecuencias”.

No he mencionado eso como no he mencionado muchas otras cosas. Aparte del gran interés que tiene para la historia de España lo que este compañero acaba de decir, hay, además, una cosa de bastante interés teórico en todo esto. En la difusión del estalinismo, sobre todo a Checoslovaquia (que además es donde los ejemplos resultan mejor historiables y de más ilustración con el proceso de Slánsky, Klementi, por ejemplo; no son cosas que ignore: no las he dicho pero no porque me parezcan sin importancia, tienen incluso, creo yo, importancia teórica), en la difusión del estalinismo, decía, el factor político ha sido infinitamente superior. A partir seguramente del VI Congreso de la Internacional, ha tenido una importancia superior a lo que podían permitir los datos de tipo básico, de tipo económico-social.

Estoy de acuerdo, sí. No lo he mencionado simplemente porque, aun con lo mucho que me he dejado en el tintero, he rebasado algo el tiempo de que disponía. Y el caso español es muy destacado desde ese punto de vista claro.

2ª: Se pregunta a la mesa por los cambios de política cultural, que el interviniente cree que son notables, entre las épocas de Lenin y Stalin, mucho más represiva en caso de este último.

No sé si Lenin llegó a tener una política cultural trabajada. No estoy nada seguro. Que él, al final de su vida, tenía una preocupación de no haberla tenido suficientemente eso está claro porque lo ha dejado dicho, que no había habido un intento de revolución cultural serio, coherente. Lo que sí ha habido ha sido bastante posibilidad de iniciativas. Dicho sea de paso, si yo no he tratado el tema, y supongo que Manolo Vázquez igual, es precisamente porque los temas del oficio son los que uno no quiere tratar cuando está fuera de la mesa de trabajo.

En cambio, en el caso de Stalin, sí que me parece comprensible la política cultural tan restrictiva. Fue una política cultural, por un lado, restrictiva, es decir, muy coactiva, con mucha censura, pero también vale la pena ver los contenidos. Los contenidos eran además muy tradicionales. Por ejemplo, en los planes de estudio, no sólo se produce una gran rigidez del estudio de acuerdo con el esquema tradicional alemán de enseñanza media y enseñanza superior, candidaturas, etc., todas las cosas de la vieja Universidad alemana, aunque con la gran novedad del elemento politécnico, del elemento ingenieril introducido en todas partes (pero en sustancia el esquema es ese esquema muy conservador) sino que los contenidos mismos de la enseñanza incluso dan marcha atrás. Hay campos en los cuales se cambian hasta los programas para enseñar la misma disciplina en términos mucho más tradicionales, en términos que en un país de Occidente europeo como es éste llamaríamos bastante de la última escolástica. Por ejemplo, en materias humanísticas y filosóficas se enseña con criterios sorbidos de la tradición aristotélica.

¿Por qué esa enseñanza conservadora de contenidos y muy rígida en las formas? Me parece que es bastante coherente con la percepción por el equipo de gobierno estaliniano de que lo que ellos tienen que hacer es una acumulación de capital, que tienen que hacer algo que está muy atrasado, que ya está pasado. Para lo que ellos tienen que hacer, dar pie a una producción de acero, a una producción de cemento, a una producción de carbón, es muy coherente una cultura burguesa del siglo XIX, que es la que ellos han puesto en los sistemas de enseñanza, en todos los años veinte, treinta y hasta la II Guerra Mundial.

Esto no quiere decir que no hubiera excepciones que estaban camufladas con una característica mala fe, con esa característica falsedad ideológica del período estaliniano. Había disciplinas modernas que se condenaban en la cultura pública como ciencia burguesa degenerada, pero que se practicaban bajo otro nombre y bajo el amparo de institutos de otra especialidad. Por ejemplo, la lógica simbólica moderna no existía y era condenada como un vicio burgués, pero en cuanto murió Stalin resultó que había un verdadero ramillete de grandes lógicos que hacían lógica simbólica en la Unión Soviética; entre ellos, uno de los principales de la segunda mitad del siglo, con toda una nueva teoría. Estaban camuflados en departamentos de física, en departamentos de química. Pero eran excepciones y además era el secreto, digamos.

La cultura oficial era una cultura atrasada como atrasada era la tarea económica-cultural que estaba realizando el país. Lo que no quita que fuera grandiosa. Coger a los quirguizes y pasarlos de la prehistoria a la vacuna contra la difteria es un paso verdaderamente grandioso. Sólo que para dar ese paso no hay por qué tener una cultura del siglo XX: basta con cultura de finales del XIX. Y esto caracteriza mucho la cultura superior soviética de la época.

Me parece que, además, esto interesa relativamente. Lo podíamos dejar así. Ha sido una política cultural restrictiva y sobre la base de contenidos anticuados (13).

3ª: Se pregunta por el interés de las críticas “reaccionarias” a la tradición marxista provenientes de los entonces llamados “nuevos filósofos” franceses.

Te pediría el retoque de la pregunta porque yo no tengo nada claro que porque un movimiento o una crítica sea reaccionaria no nos pueda ser útil. Ahí está Balzac y Marx.

Señala el interlocutor que es en ese sentido en el que hace la pregunta.

Que sea reaccionaria es una cosa, que sea intelectualmente inútil es otra. Que sea dañina socialmente es una tercera cosa que también creo.

Pero a pesar de que en hipótesis es descaradamente reaccionaria, a pesar de eso, ¿hay en esas críticas elementos aprovechables con los cuales volver a empezar una investigación?

Yo diría que, para la gente con una militancia en el movimiento obrero, en general, sí ; para el conjunto de la sociedad el episodio me parece más bien desgraciado, creo, hasta ahora, porque no tiene tampoco gran calidad. Tampoco en esto he hecho una lectura a fondo, en serio, pero lo que he visto hasta ahora, tampoco es que tenga gran calidad crítica. No creo haber aprendido de lo poco que he visto hasta ahora nada, salvo muestras de caradura tan sensacionales como la declaración de Levi [Bernard Henry] que él no había leído El Capital, que eso sí que es gordo.

¿Cree entonces que no aportan elementos nuevos?

Me parece que no, salvo en páginas que yo no haya leído todavía.

4ª: El interviniente habla sobre el dogma de “la revolución de la mayoría” y sobre la lucha por las libertades y el parlamentarismo. Aun teniendo en cuenta lo que tiene de reacción, de contrastación contra el estalinismo, esta lucha por la ampliación de las libertades parece aceptar el “marco político capitalista”. ¿No hay en ello un peligro de asimilación del movimiento obrero? ¿Es realmente esa vía un sendero de transformación socialista?

A mí me parece que la pregunta llevaba dos cuestiones dentro: la de aprovechamiento de legalidad y lucha por ampliación de libertades, que es una cosa, y eso no es nada nuevo, eso es tradicional, primero, del movimiento obrero y más en general de cualquier clase dominada que intenta ampliar, como es natural, las libertades de que pueda disfrutar, y la segunda cuestión es hasta qué punto por este camino se consigue una revolución. Desde mi punto de vista, hasta ningún punto. No se consigue, sencillamente. Una revolución es el acto más autoritario que existe, según la frase de Engels que repito ahora.

De todos modos, al margen de eso, aunque no estuviera explícita una tercera cuestión me parece que queda coleando: el desprecio a las libertades formales. Creer que esto es una cosa de izquierda y revolucionaria es una de tantas deformaciones ideológicas estalinianas, viene del período de Stalin. En el período de Stalin se han recortado las libertades individuales de los ciudadanos soviéticos, no por izquierdismo sino por derechismo abierto. La primera limitación, limitación todavía visible en vida de Lenin, en el X Congreso, en marzo de 1921, es una limitación de libertades que sirve para tapar el aplastamiento de la insurrección de Kronstadt y [para] la introducción de la NEP, es decir, sin juzgar ahora que fueron buenas o malas medidas -a lo mejor eran óptimas, yo no soy ningún economista competente, a lo mejor eran necesidades indiscutibles-, pero dejando aparte su valor técnico, desde el punto de vista político, eran un enorme bandazo a la derecha. Para dar un enorme bandazo a la derecha es para lo que ha recortado el poder soviético las libertades, entendámonos, porque cuando un poder es él de izquierda no va a recortar libertades de sus propios ciudadanos para seguir su camino, el camino previsto por su propia izquierda. Las recorta para irse a la derecha.

La identificación del recorte de libertades con la izquierda es una falsedad histórica en el movimiento comunista. Esto para empezar. Y la verdad, el poso de ideología estaliniana hasta dónde tiene que haber calado para que sea posible hablar de la palabra “libertad” despectivamente. Eso es monstruoso, eso es más o menos, supongo que si yo fuera teólogo (aunque me divierta estar con teólogos no lo soy), pues diría que eso es uno de esos pecados contra el Espíritu Santo, porque eso, tratar despectivamente la libertad, es llamar mal al bien. La libertad, primero, ni es derechas ni se puede despreciar.

5ª: Se pregunta a Sacristán y a Vázquez Montalbán por las condiciones que pueden posibilitar un cambio revolucionario real y por las formas de ejercicio del poder socialista (14).

A mí me produce cierto malestar este tipo de pregunta que tiene dos defectos graves que el querido Leopoldo [Espuny] me va a permitir que critique severamente. Primero, es un tipo de pregunta hipócrita porque es evidente que Leopoldo sabe lo que yo pienso sobre el asunto, no está haciendo una pregunta auténtica, está haciendo política en el mal sentido de la palabra, es decir, me está instrumentalizando. Esto es una critica que tengo que decir de salida. La digo porque claro, al mismo tiempo, como estoy en esta mesa, tengo que pagar la servidumbre de contestar, como es obvio. La cuestión de palabras es lo de menos pero tú sabes muy bien que yo pienso que no es posible un cambio de clase dominante sin ejercicio de coerción sobre la antigua clase dominante. Eso es evidente. Si le quieres llamar de otro modo, eso es lo que siempre hemos llamado “dictadura del proletariado”.

¿Cuáles eran las otras preguntas? ¿Si el stalinismo ha sido una forma de dictadura del proletariado? Aquí discrepo de ti a pesar de que has hecho el sutil inciso salvador, para que yo pudiera agarrarme, de que ha habido muchas formas de dictadura burguesa y así yo podía decir que también ésta había sido una forma de dictadura del proletariado. Digo que no: el estalinismo ha sido una tiranía sobre la población soviética, una tiranía asesina sobre el proletariado soviético y conservar la nostalgia de eso es estúpido y criminal.

Interrupción de L. Espuny que no está bien recogida. Sea como sea, rechaza y critica fuertemente estas últimas palabras de Sacristán.

Acepto sinceramente la crítica, de verdad, porque aunque mi intención no era llamar ni estúpido ni criminal a Leopoldo, eso desde luego, aunque mi intención no era ni mucho menos esa, comprendo que el camarada se haya podido enfadar. Lleva toda la razón en la crítica y se la agradezco.

Lo que yo sí consideraría poco inteligente, y también criminal, sería intentar alimentar una nostalgia estaliniana que no fuera la nostalgia por los combatientes del estalinismo. Cuando antes he hecho la alusión a los militantes a los que yo he visto llorar, está claro que no estaba riéndome de ellos. Sé la cantidad de autenticidad de lucha comunista que hay debajo del estalinismo. Debajo de aquella época, pero debajo. Los que estaban debajo no sólo merecen todos los respetos sino admiración y a muchos los quiero profundamente. Pero a los que estaban debajo. Es decir, el sistema mismo no puede ser objeto de nostalgia. De ninguna de las maneras, ni puedo admitir que eso fuera dictadura del proletariado. En absoluto. Eso fue un sistema de acumulación de capital, con crueldades incluso innecesarias. Pero en ningún caso una acumulación de capital para empezar una industrialización es dictadura del proletariado. Si eso hay que llamarlo “dictadura del proletariado”, la revisión del marxismo que hay que hacer entonces es muchísimo más enérgica, incluso ya prescindiendo de los rasgos tiránicos, limitándome sólo a los contenidos sociales de aquello. Una acumulación de capital no se ha llamado nunca dictadura del proletariado en nuestra tradición, en nuestro vocabulario.

Y en cuanto a que los dirigentes comunistas que prescinden de la expresión o del concepto de dictadura del proletariado lo hagan por motivos innobles, eso sería verdaderamente perpetuar el estalinismo que ellos mismos perpetúan en otro sentido, dicho sea sin ningún juicio moral, sin ningún juicio de valor. Lo que tiene de estalinista su conducta es, en mi opinión, lo que tiene de pragmática, lo que tiene de utilización de los conceptos teóricos para justificar, superficialmente, práctica [política]. Pero, en cambio, nosotros, los que no creemos eso, cometeríamos estalinismo en otro sentido todavía peor, en el sentido terrible por el cual Bujarin era un traidor, Zinoviev un terrorista, Trotski un traidor, continuaríamos en ese sentido el estalinismo si pensáramos que los dirigentes eurocomunistas dicen lo que dicen no porque lo piensen sino porque quieren vender esto o vender lo otro. No, a eso tampoco me puedo apuntar, francamente. Eso no es tener una visión de las cosas como la que estamos acostumbrados, una visión materialista.

Con esto no quiero despreciar la influencia innegable de ideología burguesa. Esto es evidente. Pero no es fácil tampoco sustraerse a ella. ¿Durante cuanto tiempo tú o yo hemos creído, por ejemplo, que el crecimiento incesante de fuerzas productivas tal como ocurre en el capitalismo es inocente y hasta un factor de socialismo? Yo lo he creído hasta hace pocos años. Ya no lo creo y comprendo que eso era pensamiento bastante burgués. Tampoco es tan fácil no pensar como los burgueses. Ellos son los que tienen el poder y las ideas dominantes.

Vuelvo a reconocer autocríticamente esto y siento que con esa intemperancia por mi parte pueda haber estropeado algo el clima de la reunión. Lo siento.

6ª: Se pregunta a la mesa sobre la herencia del estalinismo, sobre su continuación en la Unión Soviética. El interlocutor finaliza su intervención preguntando: “¿aquellos alumnos son hoy otros asesinos?”.

De la Unión Soviética sé lo que cualquiera de los aquí presentes que tenga fuentes de información no internas. Yo no he estado nunca en la Unión Soviética ni leo ruso. Conozco más o menos, por tanto, lo mismo que cualquiera.

Entonces, ¿qué diría? Lo que se ve por la información que aquí hemos podido estudiar sugiere un momento muy breve, 1956 y 1957, todo lo más, de cierto atrevimiento en el intento de terminar con los aspectos más crueles, más duros, del sistema de gobierno actualmente existente en la Unión Soviética. Se aprecian bastantes cosas pero también, creo yo, que se nota muy pronto el cambio. Creo que el cambio, es decir, la marcha atrás en aquel atrevimiento, que en aquella época nos dio la impresión que no se produjo antes del XXII Congreso, hoy creo que se había producido ya antes. Me parece que la presencia combinada de la crisis de Hungría y de la crisis del Canal de Suez, que tal vez recuerden los aquí presentes, fue una ocasión combinada que dio mucho poder en el gobierno soviético, me parece a mí, esto es ya interpretación, a los partidarios de bloquear el cambio porque les permitió contraponer a su intervención en Hungría lo que estaban haciendo las potencias burguesas en Suez. En aquel momento me parece producirse, en la correlación de fuerzas internacional, una especie de pacto, que tenía por objeto Hungría y Suez, y luego, en la situación interior de la Unión Soviética, un refuerzo innegable de los duros, por así decirlo, de los estalinistas de corte más ortodoxo. O un debilitamiento de los otros, como se quiera decir.

A partir de ese momento, a mí me parece que durante bastante tiempo lo que se llamó “la desestalinización” va perdiendo impulso en dos sentidos. Por un lado, en el sentido de que pierde velocidad. Las rehabilitaciones son cada vez menos, hay una resistencia a ultranza, por ejemplo, a rehabilitar los nombres de Bujarin y Trotski, cuando parecía que estaba en buen camino incluso la rehabilitación, y luego en el sentido de que se intenta compensar la falta de libertad con técnicas que manifiestamente el gobierno soviético reproduce de los países burgueses; es decir, las técnicas a las que el camarada se refería del tabaco, la pornografía no se puede decir, pero cosas parecidas: el tabaco, los bienes de consumo no absolutamente necesarios. Tal vez recuerden los aquí presentes, al menos los que tengan mi edad, lo deslumbrado que quedó Khrushev al ver la publicidad luminosa en colores en los Estados Unidos. En este doble sentido, creo yo, que se debilitó el impulso desestalinizador. Luego, además, los intentos de base, de búsqueda de un cambio de base productiva que permitiera también cambios políticos luego, fueron o muy débiles teóricamente o no se llevaron bien a cabo. Un economista sabría opinar mejor que yo sobre eso, sobre aquellos escritos de Libermann y todo aquel grupo de economistas.

Y así yo veo que eso se ha estancado. Siento que va a ser la segunda vez que diga cosas francamente pesimistas. Si uno coge el Sammisdav hoy día, es decir, la colección de escritos de disidentes, con un par de excepciones -Mevdeved, Opliush, algunos otros- uno queda bastante asustado porque si eso es la aspiración de libertad en la Unión Soviética, hay que decir que es una extraña aspiración a la libertad indudablemente protagonizada por reaccionarios. Son muy escasos los textos comunistas en el Sammisdav. Se reducen a un poco de resto trotskista, muy poco, mucho más en Polonia que en la Unión Soviética misma, y a unos conatos de tendencias que proceden del estalinismo pero que están superándose. Este es el caso de Mevdeved claramente. Y eso se ahoga en un mar de reacción emparentado en algunos puntos, por lo menos en el irracionalismo, con los nuevos filósofos franceses y con algunas otras muestras de irracionalismo contemporáneo.

Entonces, la verdad, es que yo no veo que la evolución sea muy buena. La represión se sigue ejerciendo más selectivamente. Parece claro que ya no hay campos de la dimensión de los campos de los años cincuenta, o cuarenta, o treinta por lo demás, y en cambio hay estas nuevas formas de represión que conocemos que son la mejor ejemplificación de algunas tesis de Foucault y de filósofos de países capitalistas, respecto de tratamiento, de represión indirecta del disidente, generalmente orientado hacia los intelectuales, es decir, hacia puntas de vanguardia de la sociedad.

Pero a pesar del pesimismo de fondo que me sugiere el hecho de que no vea corrientes renovadoras sino reacciones, muy naturales, muy sanas, pero reacciones, yo diría de todos modos que incluso en los países más cultos que la misma Unión Soviética en la totalidad de su territorio -por ejemplo, en Checoslovaquia o en Alemania del Este-, la impresión algo deprimente que da la situación respecto a la resistencia a eso, la resistencia a la superación, puede también ser fruto de nuestra pésima información. Y en todo esto, en último término, somos muy juguetes de falsificaciones y deformaciones. Recientemente aquí se ha recibido un texto de Alemania Oriental que parecía un texto de disidentes comunistas y parece ya claro que se trata de una falsificación.

En definitiva, sin poderlo demostrar mucho, mi juicio por el momento no es nada optimista. No voy a negar que ya los obreros no tienen que ir con la libreta del trabajo con la que tenían que ir en los años treinta y cuarenta, ni están sometidos a aquellas prohibiciones de empleo si no tenían certificado de que habían sido autorizados a dejar el empleo anterior.

[Breve interrupción] de todas aquellas tiranías contra la clase obrera que hace completamente imposible llamar a aquello dictadura del proletariado. Eso, según toda evidencia, [según] toda la información disponible, no existe hoy ya en la Unión Soviética. Pero existe ese otro tipo de represión selectiva por un lado y, por otro lado, esa falta, por lo menos, ese carácter minoritario de la resistencia o de la disidencia de izquierda. El conjunto, por tanto, no es muy halagador en mi opinión.

7ª: Se solicita a Vázquez Montalbán y a Sacristán su opinión sobre la primavera praguense. Se señala el peligro que representaba de reinstauración del capitalismo o de histórica vuelta atrás.

La cuestión no es ésa. La cuestión es: claro que yo pienso que el experimento de Dubcek, cualquiera que hubiera sido su resultado, era lo que había que apoyar y modestísimamente lo apoyé. De las pocas cosas agradables de esos dramas es que papeles míos sobre Dubcek han circulado por Checoslovaquia entonces. Cualquiera que fuera el resultado digo, porque garantía no había ninguna.

Garantía no había ninguna lo que pasa es que si, como yo pienso, el rasgo característico malo de la tradición estalinista es precisamente la falsificación ideológica, entonces, por desgraciado que hubiera sido el resultado final de la experiencia de los comunistas checos mayoritarios, por lo menos iba a poner de manifiesto una verdad sociológica: se iba a saber de una vez qué era aquella sociedad. Es decir, se iban a ver manifestaciones de voluntad no reprimidas, de la clase obrera y de otras clases sociales claro. De modo que, aun en el supuesto de que hubiera salido mal, yo estaba a favor y creo que había que estar a favor.

8ª: Se pregunta si las nuevas generaciones siguen la política iniciada por Stalin.

Me parece que estoy obligado a decir: sí, yo creo que la Unión Soviética, el régimen que existe ahora, es un régimen, como he dicho, de naturaleza estalinista suavizado. Esto es lo que yo creo y lo que he dicho.

Interrupción del mismo interviniente no recogida en su totalidad. Se inicia del modo siguiente: “Un inciso. Luego entonces como se justifica que aquellos chavales…”

Puedes estar seguro, si lo piensas un rato, que el camino para la unidad del movimiento obrero consiste no en que cada cual se empeñe en defender las injusticias que él lleva a cuestas, y sus errores y sus falsedades, sino en darse cuenta de que ha cambiado la época, de que no se puede superar la división del movimiento obrero sin un baño de todo el mundo en la verdad y en la autocrítica. Es mucho más útil para la unidad del movimiento obrero que los que venimos del estalinismo examinemos qué ha sido el estalinismo y lo autocritiquemos, que sigamos empeñados en defender algo que significa, te repito, el asesinato de Bujarin, de Zinoviev, de Kamenev, de Trotski y, según los datos más modestos, de sesenta millones de rusos.

De varias personas del público asistente: “Y de Andrés Nin.”

De Andrés Nin, perdón, en este mismo país. Y de tantos otros.

9ª: Larga intervención de alguien que se define como comunista -”ni como estalinista ni como antiestalinista”-, que acaso que resumir así: a) Sobre la libertad y las formas de aproximación a una sociedad socialista b) ¿No ha criticado Sacristán más que la tiranía de Stalin la misma dictadura del proletariado en su forma no libertaria, en un país casi feudal como era la URSS en los años veinte? c) ¿Es Stalin el único responsable de las tragedias de la Unión Soviética o ha sido más bien el régimen dictatorial? Finaliza diciendo: “Quisiera que el camarada Sacristán me aclarase todo esto”.

En el supuesto de que yo sea capaz de aclarar tantas cosas, intentaré hacerlo así. Yo creo que al socialismo no se llegaba en libertad entonces ni en ningún momento. ¿Está claro? A mí, como he repetido varias veces, me resulta completamente iluminadora la frase de Engels según la cual la revolución es un acto particularmente autoritario.

Segunda cuestión, la de la dictadura del proletariado. En la Unión Soviética no podía haber dictadura del proletariado porque no había proletariado mayoritario. Esto para empezar. En segundo lugar, porque el poder se ejerció sobre el proletariado. Yo estoy por la dictadura del proletariado que considero imprescindible y estoy contra el estalinismo, fundamentalmente porque fue todo lo contrario de la dictadura del proletariado; a saber, la tiranía de una minoría burocrática, no muy inteligente por lo demás, que era una burocracia en gran parte nueva, sobre la clase obrera en particular y el pueblo en general.

No sé si había más preguntas, éstas son las dos esenciales. Hay otra cosa que quiero comentar de lo que has dicho, pero ¿preguntas había alguna más? Las preguntas son sólo éstas: si ataco al stalinismo o a la dictadura del proletariado; no, la dictadura del proletariado me parece un concepto irrenunciable.

Mismo interviniente: “Si realmente el camarada Stalin en una época determinada era un tirano, yo no comprendo qué hacia todo el comité ejecutivo y el comité central del PCUS”.

Ese es el tema que quiero comentar.

Mismo interviniente: Los comunistas, ¿qué somos? ¿Unos peleles o qué somos?

Los stalinistas, sí. Tú mismo lo has probado al decir que los que ensalzaron a Stalin lo hundieron después. ¿Qué clase de gente hizo el estalinismo qué eran capaces de eso? Otros dimitimos. Entendido.

Mismo interviniente: Yo no, jamás.

Pues ahí está.

10ª: Sugiere la conveniencia de hablar de lo positivo de la URSS. Señala que oyendo a Sacristán se acuerda de lo dicho por Angel María de Lera y lo siente. “Hay modos distintos de plantear las cosas. Fernando Díaz Plaja hablaba igual que Sacristán y lo siento”. Largo etcétera.

Dos cosas quiero decir sobre ello. Una que esto de la insistencia de la crítica positiva ha sido siempre lo que ha dicho todo hábito de poder. Todo hábito despótico quiere siempre critica positiva, nunca negativa, nunca critica de verdad. Razón por la cual, entre los stalinistas de verdad, cuando alguien dice que va a empezar una autocrítica todos los demás tiemblan. Lo primero que quería decir.

Lo segundo: que a mí, si digo la verdad, no me importa con quien coincida, como cualquiera que no tiene más objeto que decir la verdad. A mí no me importa que la doctrina de la lucha de clases de Marx le venga de un policía reaccionario prusiano, Von Stein, como le venía. Lo que importa es lo que se dice. En el momento en que se empieza a preguntar para qué sirve, quién lo inspira, en ese mismo momento, el que hace esas preguntas insidiosas es él, el que está escondiendo -muchas veces por pura defensa, sin saberlo y sin mala intención-, está intentando esconder la inseguridad de su propio ánimo porque él no se ha lanzado del todo a decir la verdad.

11ª: Propiamente es una larga intervención que discrepa del excesivo criticismo de Sacristán, pensando sobre todo en los jóvenes que le están escuchando y haciendo, a un tiempo, una valoración globalmente positiva de la URSS de aquellos años: “¿Dónde está el explotador? ¿Dónde está el que se queda con la plusvalía?¿O es que vamos a dar la imagen de que esos países son peores que los fascistas? Camarada Sacristán, dime cómo se va a construir el socialismo si no hay acumulación”. Le reprocha a Sacristán su dimisión -“Dimitiendo no vamos a ningún lado”-, aunque siente mucho que lo haya hecho. “Tenemos que estar en nuestros puestos”. Al final de la intervención se disculpa por el tono aunque cree que se ha destrozado la imagen del socialismo. La mesa, en su opinión, ha sido unilateral. “Se ha ido a un terreno que hace tiempo estoy combatiendo, se ha destruido la imagen del socialismo”. Hay que recomponerla con sus logros.

A ti, Salvadores, de verdad, pensando seriamente, concéntrate un momento que vale la pena, ¿es una elucubración mental sesenta millones de muertos en campos de concentración? Di: sí o no, di que tú estás dispuesto a…

Voces de protesta. “¿Quién venció a Hitler?”. Salvadores continúa: “Yo no estoy a favor de esos métodos, pero estoy a favor de que se diga de que el pueblo soviético también tuvo sus muertos en la lucha contra el hitlerismo y si no no estaríamos aquí.”

Pero, qué duda cabe, qué duda cabe sobre todo eso. Pero, ¿a qué has venido aquí? ¿Qué es lo que teníamos que hacer aquí? ¿Hablar e intentar aclararnos sobre el estalinismo o hacer la historia de la Unión Soviética? Si tenemos que aclararnos sobre el estalinismo, tú no puedes aducir, para entender el stalinismo, las heroicidades y los sacrificios del pueblo soviético, que en gran parte son sacrificios gratuitos impuestos por el estalinismo. Una cosa es hacer la historia de la Unión Soviética, otra cosa es intentar entender el estalinismo.

Lo que no puede ser es mecerse en una tranquilidad de puro acto de fe durante años y años, desempeñando un poder que transmite esas falsedades durante años y años, y creer que sólo hay esa forma de lucha. Una forma de lucha revolucionaria, yo diría por lo menos tan digna como ésa que haces tú, consiste, por ejemplo, en dimitir de ejercer y transmitir ese poder falsario, combatirlo e intentar aclarar entre los militantes comunistas cuáles son las falsedades de que han sido víctimas y qué tienen que hacer para intentar recomponer un movimiento revolucionario que no sea simplemente el peón de juego de una burocracia.

Salvadores: “Yo he confundido en tu intervención la crítica al estalinismo con la crítica al pueblo soviético. Hasta ahí ha llegado”. Pregunta, a continuación, sobre la línea política reformista del PSUC en la época del eurocomunismo y el resto que queda en ella, si es el caso, de tradición estalinista.

Queda y la digo: es lo que tú has dicho sobre la falta de perspectiva, sobre la política día a día, es exactamente lo que pensamos la mayoría de los no estalinistas. El estalinismo es eso: hacer cada día simplemente el reajuste de poder y por eso he considerado como una forma moderna de estalinismo lo que se está haciendo como política reformista. Eso es exactamente stalinismo: camuflar de comunismo una pura política cotidiana de poder. Es estalinismo siniestro cuando es con el número de muertos que repetidamente he citado porque no estoy dispuesto a ser amigo ni a pasar por alto nunca la adhesión a asesinatos, pero puede ser un estalinismo sin esas formas dramáticas cuando es sólo esa técnica de uso oportunista cotidiano del poder.

Creíamos que algo era bueno, tratamos de lograrlo y produjimos un desastre. ¿Deberíamos concluir, por ello, que lo que creíamos que era bueno, la igualdad y la comunidad, en realidad no era bueno? Tal conclusión, aunque es una a la cual se llega frecuentemente, es una locura. Las uvas pueden estar realmente verdes, pero el hecho de que la zorra no las alcance no nos demuestra que lo estén. ¿Deberíamos concluir, en cambio, que cualquier intento de producir este bien particular debe fracasar? Sólo si pensamos que sabemos que ésta era la única forma de hacerlo posible, o que lo que hizo fracasar este intento hará fracasar cualquier otro, o que, por alguna (s) otra (s) razón (es), cualquier intento fracasará. Creo, en cambio, que no sabemos ninguna de estas cosas. Desde mi punto de vista, la solución correcta es que lo hagamos de un modo diferente y mucho más cauteloso.
G. A. Cohen (2002), Razones para el socialismo.

Cuando a Einstein le preguntaban por qué, en su opinión, había sido posible descubrir los átomos, pero no la forma de controlarlos, respondía: “Muy sencillo, amigo mío: porque la política es más difícil que la física”.
Peter Galison, “La ecuación del sextante E=mc2“, Fórmulas elegantes. Grandes ecuaciones de la ciencia moderna, pp. 78-79.

Notas de Salvador López Arnal

(1) Como anejo a su intervención, Sacristán escribió una “Cronología de interés” en la que destacaba fechas y hechos como las siguientes: “20/12/1917: Decreto de constitución de la Cheka. 11/4/1918: Operación de la Cheka contra los anarquistas de Moscú, claro que todo en plena intervención. 30/8/1918 : Atentado de Fanny Kaplan. 4/9/1918: El Comisario del Interior Petrovsky proclama el «terror de masas» contra la burguesía”. Tiempo atrás, los días 8, 12 y 15 de noviembre de 1974, Sacristán había impartido tres conferencias con el título “Conmemoración de la revolución de octubre”. Es probable que fueran presentadas y discutidas, con militantes y próximos, en alguna organización de base del PSUC. Todos estos documentos pueden consultarse en Reserva de la Universidad de Barcelona, fondo Manuel Sacristán (RUB-FMSL).

(2) La grabación de la conferencia no es siempre la mejor de las deseables. Hay, además, algunas interrupciones que en ocasiones no parecen breves. En el coloquio, las preguntas no siempre quedaron bien grabadas y, en algunos casos, más que formulaciones de dudas, preguntas o comentarios críticos, son prolongadas intervenciones políticas a la antigua usanza. Las he resumido sucintamente. No se han recogido las respuestas de Manuel Vázquez Montalbán ni tampoco su intervención inicial.

(3) Breves referencias de Sacristán a Trotski, pueden verse en: “Checoslovaquia y la construcción del socialismo”, Acerca de Manuel Sacristán, Destino, Barcelona, 1996, p. 59; “Sobre el comunismo de Bujarin”, Sobre Marx y marxismo, Icaria, Barcelona, 1983, p. 264; El orden y el tiempo, Trotta, Madrid, 1998, p. 158 (edición de Albert Domingo Curto) y “Gramsci es un clásico, no es una moda”, Acerca de Manuel Sacristán, op. cit, p. 90. En una carpeta de apuntes de RUB-FMSL, puede verse esta anotación de Sacristán sobre el trotskismo: “La debilidad del trotskismo (ya en Trotski) respecto de la III Internacional es la de Gramsci: racionalismo y, sin embargo, permanencia en política en sentido clásico. Logicismo, dualismo, voluntarismo. Cuando reprocha senilización a Togliatti, se trata de esto. Togliatti dejó de ser “senil” cuando se supo representante de organización fuerte de clase”.

(4) En 1983, en el primer centenario del fallecimiento de Marx, Sacristán impartió una recordada conferencia en Madrid con el título: “Los últimos años de Marx en su correspondencia”. Se conserva el guión de su intervención y las numerosas fichas anotadas que la acompañaron (RUB-FMSL). Domingo Curto ha señalado la existencia de una grabación, hasta ahora no localizada, de esta intervención de Sacristán.

(5) Sobre este escrito de Gramsci, véase: Manuel Sacristán, El orden y el tiempo, op.. cit, pp. 120-124. En el cuaderno “Gramsci” de RUB-FMSL, puede verse esta anotación, probablemente elaborada durante la preparación de su Antología de Gramsci para Siglo XXI: ”Gramsci, «La rivoluzione contro il Capitale”, IGP 5-I-1918. E: SG 149-153. [Planteamiento explícito de su problema con Marx]. Es el primer artículo de Gramsci sobre “Octubre”. El mismo día (24-XI) había escrito acerca del “tercer órgano que faltaba -pero que no era aún los consejos, sino la Asociación de cultura. Desarrollo: 1) Los bolcheviques, hasta ahora fermento que ha evitado el estancamiento de la revolución rusa, se han hecho con el poder. 2) La revolución de los bolcheviques esta hecha de ideología más que de hechos. A eso sigue la frase: “Es la revolución contra El Capital de Carlos Marx” (E 150) 3) La explicación de cómo son y no son marxistas los bolcheviques. La interpretación de Marx: 1ª versión: las incrustaciones positivistas. 4) Segunda versión: Marx no podía prever la formación rápida anormal de voluntad popular ya por la guerra [Implícito: El esquema marxiano está hecho para la “normalidad”]. Luego lo dice explícitamente. La sensación es que admite la interpretación socialdemocrática de Marx, y por eso tiene el problema. 5) Tercera explicación: el pueblo ruso ha hecho la evolución “normal” con el pensamiento. Es de mucha importancia notar la oscilación de Gramsci. El tratarse de textos periodísticos es una suerte,permite verla fácilmente: en un libro habría eliminado contradicciones”.

(6) Sobre Korsch, véanse: “¿Para que sirvió el realismo de Lukács?”, Pacifismo, ecologismo y política alternativa. Icaria, Barcelona, 1987, pp. 176-177 (edición de Juan-Ramón Capella), y “Lenin y la filosofía”, Sobre Marx y marxismo, op.. cit, pp. 180-181. En una nota de su traducción de W. Abendroth, Sociedad antagónica y democracia política (p. 48), Sacristán apuntaba: ”Traduzco Betriebsverfassung por “constitución industrial” creyendo que el autor está pensando, aunque no lo diga explícitamente, en temas sugeridos en la tradición marxista alemana, por Karl Korsch a principios de los años veinte. Y el léxico histórico-teórico de éste (Arbeitsverfassung, etc.) recomienda versiones como “constitución del trabajo”, etc”. En RUB-FMSL pueden verse anotaciones de Sacristán sobre las siguientes obras de Korsch: Marxismo y filosofía; Karl Marx, texto mecanografiado del 27/10/1931, cit. apud. Rusconi; Einleitung a Das Kapital [Introducción a El Capital], 1932, y “Lenin und die Komintern, die Internationale”, Rusconi, XXX/XXXI.

(7) Sobre Bujárin, véase: M. Sacristán, “Sobre el comunismo de Bujárin”, Sobre Marx y marxismo, op.. cit, pp. 263-275. Se trata de la presentación de la traducción castellana, por él mismo realizada, de A. G. Löwy, El comunismo de Bujarin, Grijalbo, Barcelona, 1973. Al comentar la distinción entre ciencia de la ciencia y filosofía de la ciencia en sus clases de metodología de las ciencias sociales del curso 1983-1984, Sacristán hacía una referencia a Bujárin en los términos siguientes: “La expresión “ciencia de la ciencia” tiene un poco de historia y precisamente está en conexión con lo que se acaba de decir antes porque nace en conexión con el primer encuentro importante de filósofos de la ciencia occidentales y marxistas en el Congreso Internacional de la historia de la ciencia de Londres en 1931. Era un poco antes de las grandes purgas rusas, y aquí aparecieron por última vez intelectuales importantes de la revolución rusa que luego sucumbieron. Muy señaladamente Bujárin, que era quizá un personaje de los más finos intelectualmente del equipo bolchevique. Luego fue asesinado en 1938”.

Por otra parte, proseguía Sacristán, Bujárin tiene importancia en la historia de las ideas económicas. Acaso sería el viejo bolchevique de más digna lectura en una facultad de Economía. “Lo que pasa es que es uno de esos personajes malditos en la historia, porque de las tres grandes figuras sucesoras de Lenin, las otras dos han tenido su partido, sus fieles, sus continuadores que han defendido su fama. Trotski y Stalin han tenido cada uno sus seguidores y autores que han escrito sobre ellos. En cambio, Bujárin sucumbió sin dejar seguidores ni escuela y, consiguientemente, es el más enterrado de todos aquellos personajes del año 1917, el más olvidado. Pero era también el más culto y a él correspondía la presidencia de la delegación soviética de este congreso de historia de la ciencia en Londres, en 1931. Allí, él y otros soviéticos, pero principalmente él, pronunciaron un discurso que causó enorme impacto en Occidente”.

(8) La grabación presenta ahora lo que creo que es tan sólo una breve interrupción.

(9) Sobre Pannekoek, véase: M. Sacristán, “El filosofar de Lenin”,Sobre Marx y marxismo, op.. cit, pp. 141-142. En el fichero “Dialéctica” de RUB-FMSL, pueden verse anotaciones de lectura en torno a Lenin como filósofo. Entre ellas, las siguientes:

1. “El marxismo supera la religión con explicarla” (p. 45). MSL: Je.
2. “La condensación de una multitud de fenómenos en una fórmula breve, en la ley natural, es puesta por Mach como principio de la investigación con el rótulo de “economía del pensamiento”. Se podría pensar que esa reconducción de la teoría abstracta a la práctica del trabajo (científico) tendría que simpática precisamente a un marxista. Pero Lenin no ha entendido nada de ello…” (p. 93).
MSL: Yo también creo que Lenin no lo ha entendido, pero pienso además que no hay motivo para entusiasmarse con la idea de la economía del pensamiento como tesis sobre lo que es la ciencia. Es más programática que descriptiva (v. Bunge).
3. Corrige a Lenin de modo completamente injusto y con la misma sabihondería que reprocha a Lenin, pues éste no ha pensado nunca en reducir a los átomos la noción de ‘materia’, contra lo que dice P., en las páginas 99-100.

(10) En el fichero “Marxología” de RUB-FMSL, pueden consultarse anotaciones sobre Trotski y el trotskismo como las siguientes
“1. “La oposición de izquierda se propone como fin decir lo que hay” (“A la redacción de la revista Comunismo”, Comunismo 1, marzo de 1931). MSL: Es el comienzo más fundado y natural de la disidencia en un partido revolucionario. Melancólica comprobación.
2. “Sí, el fascismo avanza ahora en el mundo entero a paso de gigante ¿Pero donde está su fuerza? En la desorientación de las organizaciones obreras, en el pánico de la burocracia obrera, en la perfidia de sus dirigentes…” (Manifiesto de los comunistas al proletariado mundial. Por la IV Internacional. Comunismo, 1936). MSL: La subestimación de la causa del fascismo es aquí tan demagógica que parece provocación, en particular si se tiene en cuenta la estimación acertada del avance del fascismo.
3. “Si la organización de la III Internacional fue imposible sin antes depurar la doctrina de Marx del revisionismo, ahora la creación de partidos revolucionarios proletarios es inconcebible sin una depuración de los principios y los métodos del comunismo de las falsificaciones del centrismo burocrático” (Declaración de la Oposición Comunista de Izquierda Internacional. Comunismo, 28, 1933). MSL: La primera lectura es de risa: ¿qué revisión del marxismo habrá cometido Marx? Lo primero, naturalmente, es eliminar esta supraescolástica idealista que supone la existencia de una teoría en sí y eterna. Pero hay buen instinto: habla de las “incrustaciones positivistas” de las que habla Gramsci, del economicismo y del fatalismo: del reformismo, de la falta de alteridad suficiente. Hay algo inmutable: lo que no es ciencia. Claro que puede ser imperativos muy formales.”

(11) En RUB-FMSL, pueden verse anotaciones de lectura sobre B. Giuseppe Boffa e Gilles Martinet, Dialogo sullo stalinismo, Bari, 1976. Entre ellas, la siguiente: “1. B(offa): “Creo que en el desarrollo de la Rusia postrevolucionaria el “socialismo en un solo país” es el momento en el cual la componente nacional se impone a las demás, influyendo incluso en sentido reductivo en la significación misma de la palabra “socialismo”, que a partir de ese momento será usada en la práctica para indicar más bien la creación de algunos de los presupuestos del socialismo -la industria moderna, el progreso económico, la difusión de la instrucción- en vez del socialismo, tal como lo había concebido los pensadores marxistas” (p. 41). MSL: Quizás la mejor observación del libro”.

(12) En “Sobre el marxismo ortodoxo de György Lukács” (Sobre Marx y marxismo, op.. cit, p. 244), Sacristán comentaba: “En Lukács, como en cualquier comunista inteligente, crítica del stalinismo es autocrítica, porque no es sensato creerse insolidario de treinta años del propio pasado político, aunque uno tenga sólo veinte.”

(13) No fue recogida la siguiente pregunta y se interrumpió al poco la respuesta de Sacristán que se iniciaba del siguiente modo: “Que yo sepa, el primero que ha tenido la sospecha que se iba a plantear este problema ha sido Trotski. No es que yo sea suficiente conocedor del problema, ni mucho menos, pero me veo obligado a contestar. Lo bueno sería que alguien que fuera más conocedor del asunto lo hiciera. Yo digo lo que sé, que no es mucho, ni sobre todo es nada clarificador. Al final de su vida, Trotski parece haber admitido que si se producía la II Guerra Mundial, que él la estaba viendo venir…”

(14) En RUB-FMSL, puede verse un esquema no fechado que lleva por título “Proyecto de programa sobre el punto 7 de los discutidos. La posibilidad de cambio revolucionario en las presentes sociedades capitalistas avanzadas (= partícipes activas, en mayor o menor grado del capitalismo monopolista de Estado, o imperialismo)”. Probablemente fuera una reflexión sobre un punto -el 7º- del programa del PSUC de finales de los setenta. El punto 5º del esquema seguía el desarrollo siguiente: “5) Hipótesis conclusivas. 5.1. Acrecentada importancia de elementos revolucionario-culturales en la formación de la clase revolucionaria y su consciencia (clase o bloque revolucionario “en y para sí”). 5.2. Diferencias de la situación respecto de las sociedades capitalistas más atrasadas y de las sociedades colonizadas o de historia no-europea. 5.3. Perspectivas de las sociedades en que ha sido abolida la propiedad privada tradicional de la mayor parte de los medios de producción (los llamados “países socialistas”).”

Edición digital de la Fundación Andreu Nin, octubre 2006

Operación Nikolai o el asesinato de Andreu Nin (Maria Dolors Genovés, 1998)

Este artículo figura en Història política, Societat i Cultura dels Països catalans (Barcelona, 1998). Lo tradujo al castellano Wilebaldo Solano. Agradecemos a Maria Dolors Genovés, directora del film Operación Nikolai, que nos haya permitido reproducirlo en esta página.

Andreu Nin y el POUM eran incómodos. Lo eran para Stalin y, por extensión, para todos los que obedecían al comunismo internacional. La posición revolucionaria de los poumistas desde el comienzo de la guerra civil, las campañas de La Batalla contra las purgas estalinistas de la vieja guardia bolchevique de la URSS y contra los intereses que se ocultaban detrás de la llamada ayuda soviética a la República determinaron que el POUM y su líder fueron considerados como enemigos a destruir.

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El papel de la ideología bolchevique en la aparición de la burocracia (Cornelius Castoriadis, 1964)

Este texto fue publicado en enero de 1964 en la revista Socialisme ou Barbarie, numero 35, con el seudónimo de Paul Cardan. Servía de introducción al texto de Akejandra Kolontai  La oposición obrera, publicada en el mismo número de la revista.

El folleto de Alexandra Kolontai La Oposición Obrera apareció en Moscú en 1921, durante la violenta controversia que precedió al XX Congreso del Partido bolchevique y que el propio Congreso debía cerrar para siempre igual que todas las demás.

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