Joaquín Maurín, diputado (Agustín Santos Maraver, 2023)

 

Intervención en el acto organizado por la Fundación Andreu Nin en el Ateneo de Madrid en conmemoración del cincuentenario de la muerte de Joaquín Maurín, el 13 de noviembre de 2023. Agustín Santos es diputado por SUMAR y miembro de la Fundación Andreu Nin.

Joaquín Maurín fue elegido diputado en las elecciones del 16 de febrero de 1936. Participó en ellas a través del Front d’Esquerres de Catalunya (FdEC), una coalición cuya principal fuerza era ERC, tres grupos surgidos de ella y tres organizaciones que se reclamaban del marxismo: el POUM -del que Maurín era el principal dirigente-, el PCP y el PCC, que poco después participarían en la creación del PSUC. Entre los elementos centrales de su programa figuraban la amnistía para los represaliados de Octubre de 1934, la recuperación de la Generalitat y el restablecimiento del Estatut de Nuria. El FdEC, como el de Valencia, se organizaron en solidaridad con la coalición en el resto de España que se acabaría conociendo como el Frente Popular.

Como es conocido la formación de esta coalición, con sus diferencias territoriales, entre republicanos, socialistas y las izquierdas comunistas, no fue fácil. Azaña, la principal figura del republicanismo, encarcelado tras las Jornadas de Octubre de 1934, se había negado en un principio a integrar, en lo que él calificaba como la “Coalición Republicana”, a otra fuerza a su izquierda que no fuera el PSOE. Tres ministros socialistas habían participado ya en los gobiernos republicanos de 1931 a 1933. El mediador clave para esa participación había sido Indalecio Prieto que, después de Octubre de 1934 se exiliaría en París.

Pero Largo Caballero -presidente del PSOE, secretario general de la UGT, y dirigente de la corriente de Izquierda Socialista- era abiertamente reticente a la estrategia del republicanismo. Para Azaña, las elecciones de 1936 deberían abrir paso a gobiernos republicanos, apoyados parlamentariamente por el PSOE, cuyo objetivo fuera recuperar la legislación reformista del primer bienio (reforma agraria, autonomía regional, cuestión religiosa en sus aspectos más moderados) y mantener los aspectos menos impopulares del bienio negro conservador.

Su objetivo era recuperar al electorado de centro republicano, evitando un agravamiento de la polarización que, desde las elecciones de noviembre de 1933, se había ido agudizando bajo el gobierno radical de Lerroux. Este gobierno había contado con el apoyo parlamentario de la derecha monárquica, reagrupada en la CEDA de Jose Maria Gil Robles y en Renovación Española de José Calvo Sotelo. las Jornadas anarquistas de diciembre de 1933; la entrada en el gobierno de la CEDA en octubre de 1934; y las jornadas de Octubre de 1934, como movimiento defensivo de las izquierdas y nacionalistas catalanes habían retro-alimentado esa polarización. La CEDA había sido la fuerza central de la Unión de la Derecha y Agrarios en las elecciones de noviembre de 1933, monárquicos que aspiraban a un “estado corporativista” a imagen de Salazar en Portugal o Mussolini en Italia, con marchas uniformadas en El Escorial o Covadonga. Otro militante de la Izquierda Comunista de Andreu Nin, Grandizo Munis, nos ha dejado un relato y análisis de este período en su libro, poco conocido, pero archivado en internet, Jalones de derrotas, promesas de victoria.

Largo Caballero dimitió de la presidencia del PSOE en diciembre de 1935, después de quedar en minoría su posición de rechazo de la estrategia del republicanismo. Su análisis del bienio negro, del ascenso de la extrema derecha corporativista y fascista y las debilidades del apoyo del republicanismo a las Jornadas de Octubre de 1934 era muy diferente del de Azaña: la burguesía republicana no era capaz de impulsar la revolución democrática implícita en la proclamación de la II República; ese papel solo podía corresponder ya a las clases trabajadoras. Era imprescindible reforzar ese polo político y social trabajador pasando por una fase intermedia de una coalición electoral en febrero de 1936, lo que le permitía enlazar, modificándola, con la línea de Indalecio Prieto. Así, contra la opinión inicial de Azaña, acabaron participando en la Coalición Republicana las fuerzas comunistas, sumidas en un intenso balance de las lecciones de  Octubre de 1934, sobre la unidad de las izquierdas marxistas, y un programa de movilización de reforma agraria, mejoras salariales, nacionalización de la banca y reforma del aparato de estado heredado de la Primera Restauración.

El republicanismo y Azaña aceptaron finalmente, bajo la presión de Largo Caballero, la ampliación de la coalición a las izquierdas, lo que permitió la elección en Catalunya de Joaquín Maurín, pero no así el programa de las izquierdas. Basta consultar el programa de lo que se acabaría llamando el Frente Popular para comprobarlo: a cada aspiración de las izquierdas, las fuerzas republicanas objetaban, posponiendo su aplicación indefinidamente.

El discurso de Maurín en el Congreso

 Joaquín Maurín pronunció cuatro discursos en el Congreso de los Diputados. El tercero de ellos el 16 de junio de 1936,  resume en buena medida las preocupaciones de sus dos anteriores (*). Un mes más tarde, desplazado a Galicia para el congreso regional del POUM, Maurín fue detenido por los sublevados en su intento de llegar al sector republicano y no pudo participar políticamente en la resistencia de la Segunda República frente a los sublevados.

Pero su discurso fue ejemplo de ese “análisis concreto de la situación concreta” que nos sitúa en la coyuntura de la primavera y el verano de 1936 y que ilumina y nos advierte sobre la situación que vivimos actualmente desde las elecciones del 23 de julio de 2023. Sus cuatro discursos parlamentarios pueden consultarse en el libro de Victor Alba, La Revolución española en la práctica (ed. Jucar 1977). El discurso al que me refiero puede consultarse en la web de la Fundación Andreu Nin, con el título El peligro fascista.

1- El punto de partida del discurso de Maurín es su denuncia de la contradicción que existía en el seno de los gobiernos republicanos tras las elecciones del 16 de febrero: el Gobierno Azaña y el Gobierno Casares Quiroga. El techo de cristal programático impuesto por el republicanismo, en su búsqueda de un centro republicano que desaparecía erosionado por la polarización política y social y el ascenso del fascismo, estaba creando una fuerte desmovilización de las clases trabajadoras y populares. Si en el primer bienio republicano habían participado tres ministros del PSOE para impulsar el programa social, ahora no había fuerzas de izquierdas presentes en el gobierno ni garantía institucional de la aplicación de un programa progresista, que había quedado marginado y con él el propio triunfo electoral del 16 de febrero. Esta situación, como sabemos, no cambiaría tampoco con el gobierno Giral y solo se formó un gobierno de izquierdas, esta vez con Largo Caballero como presidente, después del 18 de julio y la sublevación militar.

2- El segundo aspecto que abordaba eran las dos cuestiones democráticas más urgentes. Los gobiernos republicanos seguían manteniendo la suspensión de garantías constitucionales, una práctica mantenida desde la crisis de la Primera Restauración. ¿Cómo extender así la democracia, incluida la libertad de prensa, y permitir la organización de las clases populares? La segunda era la defensa de la Amnistía de los presos y represaliados de las jornadas de Octubre de 1934. Algo especialmente irritante tras el precedente de la ley de amnistía de la CEDA de abril de 1934, que había puesto en libertad a los participantes de la “Sanjurjada” de 1932. Los presos de Octubre del 34 habían sido puestos en libertad por las manifestaciones populares, pero el Congreso no había aun aprobado una ley específica ni el gobierno readmitido a los funcionarios y militares represaliados en Octubre de 1934.

3- El tercer eje fue la necesidad de la reforma de la administración de la Justicia, la disolución de los tribunales de urgencia del bienio negro y la restauración del jurado popular, que permitiese la presencia directa de los sujetos de la soberanía popular en una administración de la Justicia en la que el origen social y las opciones políticas de los jueces hacían que actuasen mayoritariamente a favor de las derechas y las extremas derechas.

4- La parálisis y contención institucional del programa progresista estaba provocando no solo una falta de representatividad de facto del Congreso en relación con los votantes del Frente Popular, sino que alentaba los movimientos huelguísticos y sociales: por la semana de 40 horas, un salario mínimo, servicios de empleo para los parados, tierras para los campesino jornaleros. La inestabilidad social, sin respuesta política de las fuerzas republicanas y de izquierdas creaban el clima de profundo desengaño que alimentaba el descontento contrarrevolucionario y fascista.

5- Para hacer frente al fascismo, no bastaban medidas coercitivas, hacía falta medidas políticas, empezando por la resolución progresiva de la contradicción interna del Frente Popular entre la parálisis del republicanismo, a la búsqueda del centro menguante en plena polarización histórica, y la alternativa progresista de las fuerzas de izquierda. Dar paso a un gobierno capaz de aplicar el programa de la Revolución Democrática, cuyas tareas Maurín había definido ya en 1935 en su obra Hacia la Segunda Revolución Española (recién reeditada por Andy Durgan para la Fundación Andreu Nin, que en los años 1960 había puesto de nuevo en circulación, clandestina, la inolvidable editorial Ruedo Ibérico de Paris con el título Revolución y contrarrevolución en España. Es decir, una revolución democrática progresista que asegurase la libertad republicana garantizando las condiciones básicas de existencia de los ciudadanos: la nacionalización de las tierras, los ferrocarriles, la gran industria, las minas, la banca…

Maurín hoy como inspiración

 Desde las elecciones del 23 de julio, especialmente tras el fracaso de la moción de investidura de Feijoo, estamos viviendo un proceso de polarización y de movilización de la derecha y de la extrema derecha sin precedentes. Su primer objetivo ha sido impedir la formación de una coalición parlamentaria mayoritaria alternativa que apoye un nuevo gobierno progresista. Pero el jueves se votará la moción investidura de Pedro Sánchez con 179 votos, y este será el primer fracaso de esas movilizaciones.

Pero continuarán, con las mismas estrategias de deslegitimación de las derechas de 1931, 1933, 1936, 2004, 2019. Es asombroso la continuidad de una narrativa basada en una concepción de nación esencialista, centralista, anti-progresista y anti-democrática. Una concepción de nación que deja fuera de ella a todo aquello que cuestiona los intereses de las clases dominantes. En este caso, la herencia del giro anti-neoliberal durante la crisis del Covid del primer gobierno de coalición progresista que, a pesar de todas sus limitaciones y, con la ayuda de los fondos de residencia y reconstrucción europeos, han permitido abrir un nuevo horizonte.

Ese nuevo horizonte, como el programa de la revolución democrática de Maurín, se apoya en dos ejes: un nuevo pacto territorial y nacional que rearticule el estado (y para ello es necesario superar la crisis constitucional en Cataluña iniciada por el recurso al Estatut del PP, la aplicación del artículo 155 al Process, con la judicialización del independentismo); y un nuevo pacto social que, tras las consecuencias de la gran recesión de 2007-2008, la crisis del covid y la crisis de la inflación, garantice las condiciones materiales que permiten el ejercicio de la ciudadanía y de la democracia.

En un marco de ajuste fiscal europeo, la aspiración social del nuevo gobierno es asegurar que se continua un proceso de redistribución, reforma del estado de bienestar para superar las políticas condicionadas para pobres, de aumento del SMI, reducción de las horas de trabajo, reforzamiento de nuestra sanidad, educación y apoyo a la dependencia, garantizar el acceso a la vivienda. Es decir, la satisfacción de los derechos básicos de ciudadanía. Será clave para ello la reforma fiscal progresista, en especial asegurando una base del 15% sobre los beneficios, como defiende Naciones Unidas, y la negociación de los presupuestos de 2024 y 2025.

Bloquear esta acción de gobierno, paralizar la administración del estado, monopolizar para sus intereses a la justicia, es lo que busca como segunda opción la movilización de la derecha y la extrema derecha. Lo acaba de explicar hoy un portavoz del PP: meter a Pedro Sánchez en un maletero y sacarlo de España. Una forma expeditiva de acabar con el “sanchismo”.

Maurín lo explico bien en el momento que le tocó vivir. Este tipo de movilizaciones institucionales y extraparlamentarias de las derechas extremas y de la extrema derecha exigen:

1- Una acción de gobierno que vaya a la raíz de los problemas, a los límites estructurales que hoy impiden los cambios necesarios para situarnos al nivel de los países europeos y democráticos más avanzados, y que resuelva esas contradicciones a favor de los intereses mayoritarios, que son los de las clases trabajadoras y populares.

2- Una acción parlamentaria que sostenga legislativamente el mandato recibido en las elecciones, que gane legitimidad con su capacidad de debate y de convencer, que refleje la soberanía popular y extienda la democracia a todos los aspectos de la administración del estado, de la vida económica y la sociedad civil. Que avance en la definición de la Agenda 2030 y su aplicación, sin dejar a nadie atrás.

3- Una acción ciudadana capaz de convencer y desarrollar la hegemonía necesaria para defender un modelo de país progresista y que recupere las calles para la convivencia democrática.

Esa es la tarea que nos corresponde, cuando celebramos el cincuenta aniversario de la muerte en el exilio de quién fue uno de los pensadores y dirigentes históricos más importantes de la izquierda española.

Madrid, 13 de noviembre 2023

(*) Mi agradecimiento a Juan Manuel Vera y a Paco Carvajal, compañeros de la FAN, por su corrección de algunos errores iniciales de este texto.

Joaquín Maurín, de revolucionario profesional a director de una agencia de Prensa (José Trasobares, 2023)

Joaquín Maurín (Bonansa, 1896-Nueva York, 1973) tuvo una vida de película, al igual que algunos de sus compañeros en el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), Andreu Nin o Julián Gorkin. Todos ellos se consideraban a sí mismos “revolucionarios profesionales”. Todos habían pasado por la CNT, habían formado parte, de una u otra forma, de fracciones bolcheviques dentro del sindicato confederal, también se habían revuelto contra la Komintern estalinista, habían coqueteado o militado con el troskismo, habían sido, sin embargo, criticados por el propio Trotski, coincidieron en la actividad grupuscular del marxismo revolucionario en Cataluña y acabaron siendo camaradas. Vivieron exilios y prisiones, sobrevivieron (o murieron como Nin, asesinado por la NKVD soviética en Alcalá de Henares tras el desmantelamiento del POUM por las autoridades republicanas en 1937) e hicieron honor a una vocación redentora y aventurera, utópica y violenta.

Maurín estudio Magisterio en Huesca y Lérida. Ejerció en esta ciudad y de inmediato se vinculó al movimiento republicano. Luego se afilio a la CNT. En 1920 era secretario de la CNT ilerdense y al año siguiente formó parte de la delegación confederal que acudió a Moscú al congreso fundacional de la Internacional Sindical Roja. A su regreso participó en la formación de los Comités Sindicalistas Revolucionarios. Al igual que Andreu Nin (que volvería a la Unión Soviética, trabajaría con Trotski en la Oposición de Izquierdas contraria al ascenso de Stalín y acabaría siendo un reconocido traductor de ruso antes de ser asesinado en España por agentes de dicha nacionalidad), la revolución bolchevique le había fascinado, lo cual no le impidió llegar a ser secretario general de la CNT. Es entonces cuando funda el semanario La Batalla.

Su trayectoria militante es, a partir de ese momento, una búsqueda casi compulsiva de la autenticidad revolucionaria. En 1924 ingresa con el grupo La Batalla en el PCE (Partido Comunista de España), organiza la FCCB (Federación Comunista Catalano-Balear). Pasa dos años en prisión durante la dictadura de Primo de Rivera. Se exilia en París. Vuelve en 1930. Vuelve a editar La Batalla. Se opone a las directrices estalinistas y abandona el PCE arrastrando con él a la FCCB. En el 31, la FCCB se fusiona con el Partit Comunista de Catalunya y forma el BLOC (Bloque Obrero y Campesino), Maurín es elegido secretario general. Es detenido y encarcelado tras la Huelga Revolucionaria de 1934. Ya en libertad, al año siguiente su BOC se fusiona con la trotskista Izquierda Comunista, de Andreu Nin, y nace así el POUM.

 Más allá de la épica que arrastra la historia del POUM (con su disolución en el 37, el encarcelamiento de Gorkin y el asesinato de Nin por agentes de Stalin; pero sobre todo con la publicación de Homenaje a Cataluña, que George Orwell escribió tras combatir en el frente de Aragón en una columna del mismo POUM), lo cierto es que dicho partido nunca pasó de ser un grupo minoritario. Maurín fue elegido diputado en el 36, pero en la candidatura del Frente Popular. Y después, desencadenada la guerra, las milicias poumistas, incrustadas casi siempre en columnas cenetistas, no lograron éxito alguno en el campo de batalla. Para entonces, sin embargo, Maurín estaba en otro lugar. El golpe de estado del 18-19 de julio le pilló en Galicia. Quiso pasar a Francia pasando por Aragón. Le detuvieron al pie de los Pirineos. En el lado republicano se le dio por muerto. Pasaría diez años en la cárcel. Al salir en libertad, en 1946, logró marcharse al exilio con su esposa francesa, Jeanne Souvarine, y así acabó en Nueva York.

Entonces el revolucionario profesional da un giro a su vida. La cárcel, durísima, le ha marcado. No sabe qué hacer ni cómo reorganizar su vida. Se maneja en un inglés “pasivo”. No encuentra trabajo. Para colmo sufrió un grave accidente y tuvo que pasar semanas inmovilizado.

Cuando le dan el alta, una idea ha tomado forma en su cabeza: fundar una agencia de Prensa que distribuya en Latinoamérica artículos relacionados con la actualidad, la política internacional y la cultura, sobre todo la literatura. Se llamará American Literary Agency (ALA). Para ofrecer sus servicios, Maurín va a la Biblioteca Pública de la calle 42 de Nueva York y localiza las direcciones de cientos de rotativos de la América de habla hispana. Empieza distribuir artículos que él mismo escribe usando diferentes pseudónimos para dar la impresión de que ya cuenta con varios colaboradores. Poco a poco se abre camino. Varios intelectuales españoles en el exilio acceden a mandarle trabajos. Las cosas empiezan a irle bien al matrimonio Maurín-Souvarine. Se instalan en un apartamento de Riverside Drive, frente al Hudson. Allí, viendo pasar las aguas camino del Atlántico, el que fuera revolucionario profesional se convierte en un eficaz director de agencia. Entra en contacto con Ramón J. Sender, altoaragonés como él (uno de Bonansa, otro de Chalamera). El escritor y veterano periodista le envía artículos y consejos. Ambos inician una correspondencia que se prolongará en el tiempo. Eso sí: tardaron tres años en tratarse de tú.

 En ALA escriben Salvador de Madariaga, Luis Araquistáin, Pablo Neruda, Alejandro Casona, Miguel Ángel Asturias, Arturo Uslar Pietri… Es una de las más prestigiosas agencias de colaboraciones en castellano. Ya no busca nuevas firmas, reconocidos periodistas e intelectuales se ofrecen a Maurín.

 Así, mientras el ex-revolucionario profesional acaba su transformación, el otro integrante del terceto del POUM que sigue vivo, Julián Gorkin, ha logrado escaparse de la cárcel donde le recluyeron las autoridades de la España republicana y huir antes de que las tropas franquistas entrasen en Barcelona. Todavía intentará buscar el camino hacia la corrección marxista y transformadora, de la mano de Victor Serge, Marceau Pivert y Paul Chevalier. Trotskistas que rechazaron las tácticas “entristas” y fueron reprendidos por Troski, visionarios que sueñan con los Estados Unidos Socialistas de Europa, fundadores de revistas de ínfimas tiradas, antiestalinistas furibundos… Donde haya una iniciativa de ese tipo, allí va Gorkin (Julián Gómez García en su verdadero nombre), sin importarle que a él y a sus camaradas en los círculos bajo influencia de los partidos comunistas ortodoxos se les considere marionetas de la CIA. Al final, en los Setenta, acabará donde Trotski quiso que empezara: en el PSOE. Nin, torturado y rematado por la NKVD es un fantasma de la Historia. Tal vez su tumba esté por Alcalá o los montes de El Pardo. Nadie lo sabe.

 Joaquín Maurín murió en Nueva York a los 77 años. Mientras vivió, nunca volvió a España. Sin embargo, su figura representa el perfecto paradigma de lo que fue una generación de activistas, y luchadores que quisieron transforma nuestro país, que soñaron con un mundo nuevo y que, tras la derrota, fueron capaces de alzarse y reconstruir sus vidas sin dejar de ser útiles a la causa de la libertad y el conocimiento.

Maurín. Una historia del siglo XX. Jornadas de la Fundación Andreu Nin en Aragón

-CUÁNDO: 29 y 30 de septiembre; 1 de octubre de 2023

-DÓNDE: Zaragoza, Huesca y Bonansa (provincia de Huesca)

-QUIÉN: Joaquín Maurín. Aragonés universal. Dirigente político y sindical. Secretario de la Confederación Nacional del Trabajo. Secretario  del Bloc Obrer y Camperol y del Partido Obrero de Unificación Marxista. Exiliado. Escritor y periodista.

-QUÉ: Ruta por el frente de guerra, presentación de libros (la reedición de «Revolución y contrarrevolución en España y un libro de homenaje a Joaquín Maurín con participación de diversos autores), actuaciones musicales, proyección del documental » Las Cerezas del Exilio», debates, encuentros y reencuentros.

La Fundación Andreu Nin celebrará estas jornadas en recuerdo y homenaje a la figura del compañero de Nin, Maurín, de cuya muerte se cumplen 50 años en 2023. Lo homenajearemos junto con muchas asociaciones, amigos y amigas en Aragón: desde el  Instituto de Estudios Altoaragoneses a la Diputación de Huesca, el Gobierno de Aragón y el Centro de interpretación de Los Monegros. Y queremos sumar a toda persona interesada*.

-PREINSCRIPCIÓN. La preinscripción (sin mayor compromiso que el deseo de ir) es fundamental porque la Diputación de Huesca garantiza todo el transporte para las Jornadas y es necesario saber las personas interesadas para conocer la dimensión de los desplazamientos y a la vez ofertar posibles alojamientos.. Nos encontraríamos el día 29 de septiembre en Zaragoza y allí se inaugurarían las jornadas en el Centro Pignatelli

Te animamos a apuntarte a estas jornadas.

Apúntate o pídenos más información escribiendo al correo electrónico InscripcionesMaurin2023@hotmail.com

En cuanto esté disponible el programa completo se informará a todos los interesados.

 

Las prisiones de Joaquín Maurín (Pelai Pagès, 2021)

Cuando en julio de 1936 estalló la guerra civil, a raíz del levantamiento contra la República de un sector del ejército español, Joaquín Maurín se encontraba en Galicia. Hay que recordar que en aquellos momentos Maurin era el secretario general del POUM, que se había creado en septiembre de 1935 y había ido a Galicia para asistir a un Congreso que debía celebrar el POUM gallego. Justamente Galicia en su conjunto cayó desde el inicio bajo el control del ejército insurrecto. Maurin intentó pasar clandestinamente a Cataluña, pero al encontrarse en Aragón, en concreto cerca de Jaca, fue reconocido por un policía que lo había detenido, y de manera inmediata volvió a ser detenido. Hoy sabemos ya que si no fue fusilado fue por la intervención de un pariente suyo, Ramón Iglesias Navarri, capellán castrense en el ejército de Franco, que evitó su ejecución sumaria.

El día 5 de diciembre de 1937 ingresaba en la prisión de Salamanca, «a disposición del Asesor Jurídico del Cuartel de S.E. el Generalísimo «. Permaneció en la prisión de Salamanca hasta el 5 de mayo de 1942 y si hemos de creer la «Hoja disciplinaria» de la cárcel el 2 de diciembre de 1939 -ya hacía unos meses que había terminado la guerra civil- pasaba a depender del                «Excmo. Sr. Director General de Seguridad». Era un detenido, pues, gubernativo. Unos meses más tarde, sin embargo, el 15 de mayo de 1940 se le ponía a disposición del Ministro de la Gobernación, «sin cuya Autorización no podrá ser puesto en libertad», y no fue hasta el día 13 de octubre de 1941 cuando fue puesto a disposición de la Autoridad Judicial Militar. Se le acusaba del delito de «inducción a la rebelión». Enseguida fue el Juzgado Militar nº 11 Bis de Barcelona quien se le colocó a su disposición solicitando que fuera trasladado a la cárcel celular de Barcelona. Y así fue cuando el día 5 de mayo de 1942 fue entregado a la guardia civil para ser conducido hasta Barcelona. En la «Hoja» mencionada, en el apartado dedicado a las correcciones o castigos y méritos contraídos, figura con mayúsculas “HA OBERVADO MUY BUENA CONDUCTA.

De hecho en Barcelona quedó pocos meses. Había llegado el día 14 de mayo de 1942 y el 8 de diciembre del mismo año la Dirección General de Prisiones ordenaba que fuera trasladado a la Prisión Central de Burgos, donde llegó dos días más tarde. Y de manera inmediata -según el oficio firmado por el director de la prisión de Burgos- era ingresado al «Departamento Especial de peligrosos». Permaneció en la Prisión de Burgos hasta el 29 de febrero de 1944. En el transcurso de los más de catorce meses que permaneció, el expediente penal recoge en el apartado de «vicisitudes penales y Penitenciarias», la actuación del Gabinete de Censura Gubernativa de Burgos cada vez que escribía a su mujer, Jeanne Lifschitz, que entonces ya residía en Nueva York, y también las cartas que escribía a su madre, residente en Francia. La situación cambia cuando en fecha 28 de febrero de 1944 a través de una orden telegráfica de la Superioridad se dispone su traslado a la prisión celular de Barcelona a disposición del Juez Militar Eventual nº 10. Y al día siguiente, la guardia civil lo traslada de nuevo a Barcelona.

En la primera página de su Expediente procesal de la Prisión Celular de Barcelona, ​​constan, como sucedía siempre, sus datos personales: entonces Maurin ya tenía 48 años, y dejaba bien claro que ingresaba por 2ª vez, el día 8 de marzo de 1944 a disposición del Juzgado Militar Eventual nº 10. Finalmente, el día 10 de agosto de 1944 es entregado a la fuerza pública para asistir al Consejo de Guerra que ese mismo día lo condenó a Reclusión Perpetua (que en aquellos momentos significaba 30 años de reclusión mayor). La pena le fue impuesta por el delito de auxilio a la rebelión, y se extinguiría el día 4 de septiembre de 1967, por abono de los 7 años y 22 días de prisión preventiva que ya había sufrido.

Cabe decir que no cumplió tantos años. Curiosamente, ya el 12 de octubre de 1944 aparece en su expediente que se solicitan informes a las Juntas Provinciales de Libertad Vigilada de Barcelona y Huesca a efectos de conseguir la libertad condicional. Era un momento, cabe señalarlo, que se estaba terminando la Segunda Guerra Mundial, y el régimen franquista debía frenar abiertamente la represión que estaba llevando a cabo. A la hora de la verdad, sin embargo, pasarían todavía casi dos años hasta que le fuera concedida: Fue el 1 de octubre de 1946 cuando, finalmente, se le concedió la libertad condicional, designando la posibilidad de trasladarse en Madrid. Aquí quedó poco tiempo, porque en 1947 se trasladó a París y de allí a Nueva York donde se reencontró con su compañera Jeanne, a quien no había visto desde 1936.

En 1974 -Maurín había fallecido un año antes- se publicó en México su libro En las Prisiones de Franco, donde recogía de manera novelada sus recuerdos de su estancia en las cárceles.

Vidas paralelas: Andreu Nin y Joaquín Maurín (Wilebaldo Solano, 1993)

Ponencia presentada  con motivo de la celebración del centenario de Nin en la Universidad de Barcelona en octubre de 1993. Texto incluido en el volumen Andreu Nin i el socialisme y en el libro El POUM en la historia. Continuar leyendo «Vidas paralelas: Andreu Nin y Joaquín Maurín (Wilebaldo Solano, 1993)»

El republicanismo de Joaquín Maurín y la revolución pendiente (Gerardo Pisarello, 2020)

Este 5 de noviembre se cumplen 47 años de la muerte de Joaquín Maurín (Bonansa, Ribagorza, Huesca, 12 de Enero de 1896 – Nueva York, 5 de Noviembre de 1973) una de las figuras más creativas, y sin embargo poco conocidas, de la tradición republicana hispana. Su vida política activa transcurrió en un momento de cambios vertiginosos: la Revolución rusa de 1917, el apogeo y caída de la dictadura de Primo de Rivera, la proclamación de la II República española, el ascenso del fascismo y del nazismo, la irrupción del estalinismo y el levantamiento franquista. En esta complejísima encrucijada europea y mundial, Maurín no solo se convirtió en uno de los teóricos más sagaces de un republicanismo ibérico socialista y libertario. También se entregó con pasión y sentido práctico a organizar, desde la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), primero, y desde el Bloque Obrero y Campesino (BOC) y el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), más tarde, lo que en su opinión debían ser las herramientas sindicales y políticas para realizar los cambios estructurales que España necesitaba.

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Tres documentos de León Trotski sobre el POUM y Andreu Nin (1936-1937)

Reproducimos a continuación varios documentos poco conocidos de Trotski sobre el POUM. Para el resto de sus textos, folletos, artículos y cartas, sobre España remitimos al lector a la obra, editada por Pierre Broué, La revolución española (1930-1940), Barcelona, Editorial Fontanella, dos volúmenes, 1977.

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Andreu Nin y sus cartas desde Moscú (Javier Maestro)

Recensión publicada en Trasversales nº 49, 2019, del libro de Andreu Nin: Cartas desde Moscú (1921-1930), Pelai Pagès (ed.), Laertes – El Perro Malo, Toledo 2019, 252 pp.

Disponible en el Catálogo de Publicaciones de la Fundación Andreu Nin.

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