Reseña aparecida en el número 63 (invierno 2001-2002) de la revista Iniciativa Socialista.
El último soldado del POUM es una narración autobiográfica desarrollada a partir de la experiencia directa del autor en la guerra civil española. El protagonista es un muchacho que, con apenas quince años, se unió a las milicias del POUM y se incorporó al frente de Aragón, no demasiado lejos de donde combatió George Orwell. Estamos, pues, ante un libro de recuerdos que es, también, el relato de una formación personal en un contexto de muerte y desesperanza.
El último soldado del POUM es un relato escrito muchas décadas después del final de la guerra. La infancia de Adillon se desarrolló en Vic durante un período trascendental de la historia de España, pero sus experiencias infantiles y adolescentes se vieron marcadas fundamentalmente por el abandono de sus padres y la estancia temporal en un orfanato. El desencadenamiento de la guerra y la revolución lo contemplamos desde la perspectiva de un muchacho de catorce años que vive el desarrollo incipiente de su personalidad en esa situación política. La pasión por ir a la guerra y las dificultades para alistarse, a causa de su corta edad, abren el camino de la parte central del libro: su incorporación al frente. Todo el relato se desenvuelve en primera persona: los camaradas que comparte las interminables horas de espera, los combates, incluyendo una descripción (única en la literatura de la guerra) sobre el desarme de los milicianos del POUM, la entrada en una nueva columna, la captura por los fascistas, la vida de prisionero y los intentos de regresar al bando republicano.
Como indica Joan Soler, nieto del autor, en el prólogo del libro : «se trata de una historia de guerra sin héroes ni grandes batallas». Debemos destacar que este libro revela un sentido muy mesurado y sensato de lo que debe ser un libro de memorias. Adillon nos cuenta lo que vivió (es decir, lo que recuerda que vivió) y se abstiene de hablar de aquello que no vio. No es uno de esos libros pretenciosos de falsos recuerdos donde el autor pretende haber visto todo claro y ser el héroe de todas las películas, incluido el nuevo estratega de las más confusas tácticas militares. Al contrario, en el libro de Adillon la voz del autor resuena en todo momento modesta, sincera, humana, incluido un registro de humor pícaro que el lector agradece.
Coincido con Joan Soler: «El valor de El último soldado del POUM es el de aportar la experiencia directa de una guerra respecto a la que la mayoría de testimonios no pudieron relatarse, debido a la larga dictadura y al silencio impuesto al final de ésta. Es un relato autobiográfico escrito después de muchos años de recordar y contar oralmente las vivencias de los primeros años de vida, lo cual sirvió para desmitificar y madurar el recuerdo de experiencias vividas al límite».
Como lector he de reconocer que se trata de un libro que transmite sinceridad, lleno de salud vital, en el cual los supuestos hechos históricos son contemplados con la naturalidad que los vivieron sus protagonistas. Más allá de su valor como testimonio, se trata de una lectura muy gratificante.