DEL CUARTEL DE LA MONTAÑA AL FRENTE DE SIGUENZA
Una anécdota elocuente para expresar que quien primero tenía cuenta de esta realidad numérica era la sección misma, nos la brinda el hecho ocurrido a raíz del asalto a los cuarteles en los que se atrincheraron los militares sublevados. En los cuarteles de la Montaña y Campamento. Todos, absolutamente todos, los miembros de la sección del POUM de Madrid participaron en la gesta de aquel 20 de Julio. Hubo voces autorizadas que no escatimaron los reproches ante tal actitud, que hasta fue tildada de demagógica. La explicación -y hasta la justificación- se hallaba en el reducido número de militantes, que no pasaban del centenar.
El aluvión de simpatizantes, la asimilación rápida de muchos de ellos, la incorporación de las secciones de Perales de Tajuña y de Llerena (Badajoz), suministraron los cuadros indispensables para cubrir, al menos en parte, las numerosas necesidades que la guerra civil creara.
Podríamos sacar a colación algunos de los episodios de la guerra en los que los militantes del POUM dieron pruebas de un heroísmo ejemplar. Como tantos y tantos otros. En ocasiones fundidos, confundidos, con los combatientes de otras milicias de signo político diferente, o de signo profesional, o sindical. Batiéndose con ellos, junto a ellos, como ellos, con la misma abnegación y la misma bravura. Ni más ni menos, porque el monopolio del heroísmo en el combate era la propiedad exclusiva de los apologistas profesionales.
Muchos de los miembros de la sección de Madrid, de los miembros encuadrados en los batallones de la sección del POUM de Madrid y de la columna que, constituida en Cataluña, viniera a combatir a los frentes del Centro, cayeron en el combate, quedando así truncadas sus vidas que consagraron a la causa del proletariado. Otros militantes del movimiento obrero internacional, también sumaron sus esfuerzos a los de la clase obrera española en los mismos frentes del Centro. Citemos, como símbolo, al inolvidable y magnifico Hipólito Etchebéhère, cuyas dotes extraordinarias y su capacidad militar jugaron un gran papel en la organización y comportamiento de las milicias del P.O.U.M. en Sigüenza Murió combatiendo al frente de los suyos. Como murieron tantos otros en la ofrenda generosa de sus vidas.
UN EJEMPLO: EL BATALLON DE ANTONIO GUERRERO
No nos enzarzaremos con los monopolizadores del heroísmo. Ellos mismos se decían «los más y los mejores». Hasta es posible que lo creyeran. Pero no todos. Hubo uno, por lo menos uno, que discrepara entre ellos. El hecho ocurrió así.
En el frente de Madrid. Sector Parque del Oeste, en los límites mismos del Instituto Rubio, próximo al Hospital Clínico. Trincheras serpenteando los árboles delante de la mole inmensa y silenciosa de la Cárcel Modelo. En los raros momentos de silencio -paréntesis entre dos combates siente uno como el aliento de la ciudad cuyos contornos urbanos están en la misma línea de fuego. Podrían construirse divagaciones más o menos especulativas acerca de la resistencia del organismo humano. Una semana en la zanja, sin relevo, en combates incesantes, durmiendo a salto de mata, con la humedad metida hasta los huesos, son categorías desdeñables. Lo único que cuenta es la misión confiada. Y la misión confiada -confiada por el Comandante en jefe del sector- consiste en rechazar todos los ataques desencadenados por las tropas « nacionalistas » (italianos con tanques, moros y cristianos). La misión es fielmente cumplida, pero el agotamiento se deja sentir. El agotamiento físico, se entiende. Además ha ocurrido un contratiempo que puede revestir una gran importancia, incluso una gran gravedad. Porque es que una granada ha puesto fuera de combate al camarada Antonio Guerrero, jefe del batallón. El hecho motiva el desplazamiento de una delegación de tres milicianos que van a entrevistarse con el Jefe del Sector.
El Jefe del Sector comprende perfectamente lo razonado de la petición. Las milicias del POUM, el batallón Lenin del POUM, debió de haber sido relevado hace lo menos ya tres o cuatro días. Otras milicias que llevaban menos tiempo en primera linera fueron reemplazadas para descansar, en contra de toda lógica. En contra de toda lógica aparente, o, por lo menos, en contra de la lógica del Comandante en jefe del Sector. Quien si no había decidido aún el relevo es porque a su manera de ver, las posiciones que ocupaba el batallón poumista eran unas posiciones clave que tenían que ser defendidas por tropas de primer orden. Por eso, reemplazarlas no era fácil.
Cuando, al fin, el batallón fue relevado, el Jefe del Sector pidió él mismo que permaneciera unos minutos en una de las calles de las proximidades, una calle que desembocaba en la de Gaztambide, que es donde se hallaba el cuartel general del Comandante en jefe del Sector. Así se hizo. Y el Comandante en jefe del Sector, vino, emocionado, a felicitar a aquellos hombres de barbas hirsutas y cubiertos de barro por su conducta ejemplar. Sobriamente, sencillamente. El Comandante en jefe del Sector, era el teniente Coronel Ortega. Director General de Seguridad después y uno de los miembros más activos en la criminal represión contra el POUM.
Al conmemorar en este treinta aniversario la gesta heroica de los militantes del P.O.U.M., siendo fieles a la causa del proletariado, queremos hacer una mención especial para aquéllos que fueron víctimas del avieso asesino de la GPU, el del tiro en la nuca, el que ocultaba su catadura siniestra. Y que murieron calladamente, oscuramente, ignorados a veces : Antonio Vallecillo, Julia Blanco, Jesús Ceballos, los hermanos Medina.
Pero nuestro homenaje no puede quedar limitado al recuerdo emocionado. Nuestra fidelidad a su memoria resultaría incompleta sino fuera acompañada de nuestra fidelidad a los principios por los que ellos dieron sus vidas.