A Nosa Terra, 10 de diciembre de 1998. En la imagen: Jaime Fernández (izquierda) y Grandizo Munis.
Jaime Fernández se convirtió en héroe en aquel Madrid amenazado por Franco cuando logra desertar del mismísimo alcázar de Toledo donde estaba cumpliendo el servicio militar. En agosto de 1936 su peligrosa aventura fue recogida en Claridad y en el diario POUM, vocero del partido del mismo nombre en el que militaba desde 1935. Una organización política a la que había llegado tras una corta pero intensa trayectoria militante.
Jaime Fernández había nacido en Ferrol en 1915 hijo de una familia con sobrada posición económica. Viviendo y trabajando en Coruña pasó a formar parte desde 1.931 de las primeras células del Partido Comunista, a la vez que con su trabajo en los Almacenes Simeón se inicia en el activismo sindical. Una labor que tendrá continuidad cuando se traslada a Madrid y milita en el Sindicato mercantil de la CNT.
En el seno de este sindicato radicalizó sus postulados políticos al igual que aquel grupo de gallegos que se acercan a la Izquierda Comunista de España (ICE), como el caso de sus primos – los hermanos Fernández Granell- y de Enrique Fernández Sendón Fersen.
Al contrario que éste último, Jaime Fernández sería de los militantes de la ICE que apoyaron la fusión con el Bloc Obrer i Camperol (BOC) para constituir el POUM. Fueron los activistas trotskistas y valedores directos del propio Trotsky, como el gallego Fersen, Esteban Bilbao y Manuel Fernández-Grandizo Munis; quienes rechazaron de plano tal unión pasando a recomendar el entrismo en el PSOE
El alzamiento militar cambió de raíz el debate en el seno de la izquierda. El POUM de Nin, Maurín y Andrade aumentó en los primeros meses de la guerra sus efectivos y agrandaron en la misma proporción los ataques que recibía desde el partido comunista español, cada vez más reforzado por cuadros enviados directamente por Stalin.
Un proceso de internacionalización del conflicto que reunió por medio de las Brigadas Internacionales a militantes antifascistas de todo el mundo. Trotskistas de diferentes países fueron llegando para engrosar los batallones del POUM, la CNT y con ellos vienen las consignas de Trotsky y también sus divergencias internas. El POUM sufre a la vez los embates del estalinismo y las críticas de Trotsky. Buena parte de aquellos que no habían querido ingresar en el nuevo partido reaparecen en el escenario creando un grupo denominado Sección Bolchevique Leninista de España (SBLE), donde pasa a integrarse Jaime Fernández. Su líder principal va a ser F. Munis, quien había sido discípulo de primera hora en Llerena de Luis Rastrollo, una de las figuras más señaladas del POUM gallego. Teórico marxista y hombre de acción, agrupó en torno suyo a un núcleo de militantes internacionalistas seguidores directos de Trotsky, como el poeta Benjamín Peret, los surrealistas cubanos Juan Brea y Wilfredo Lam, la australiana Mary Low y otros activistas convertidos en milicianos o periodistas en la prensa revolucionaria catalana.
Mientras Munis se convertía en el ideólogo principal, Jaime Fernández llevaba el peso de esa minoritaria organización, que intentó ser admitida como tendencia dentro del organigrama del POUM. Una tentativa frustrada por el propio Nin al pretender unas condiciones inaceptables para los SBLE. Tenían que abjurar del mismísimo Trotsky y retirar las críticas lanzadas contra el partido. Negativa con la que Andréu Nin intentaba vacunar al POUM contra los ataques de “trotskismo” dirigidos desde un partido comunista español seguidista de la persecución obsesiva que Stalin había tendido sobre la oposición comunista de izquierdas.
Pero esta vez el campo de batalla estaba en la Catalunya revolucionaria. Los hechos de Mayo de 1.937 en Barcelona fueron el punto de partida de la liquidación sobre trotskistas y bolchevique-leninistas y, tras la represión, su prensa se vio en la obligación de pasar a la clandestinidad. El Soviet, dirigido por el poumista Eugenio Fernández Granell y La Voz Leninista, de los SBLE – donde bajo pseudónimo se reencuentra a Fersen – , pasarían a ser editadas bajo el peligro de cárcel y procesamiento.
Infiltrados por agentes estalinistas, los dos grupos fueron pasto de una persecución que segó la vida de numerosos militantes y la desaparición de Andreu Nin, líder máximo del POUM. Jame Fernández sufrió cárcel entre Septiembre de 1.937 y Febrero de 1.938 acusado de poumista –había mantenido siempre su militancia en el POUM – en el terrible campo disciplinario de Omells de Na Gata. Puesto en libertad, a los tres días es nuevamente detenido con la plana mayor de los SBLE para sufrir un procedimiento judicial – con petición de pena de muerte – por la acusación, a Jaime Fernández y Munis; de la muerte del militar ruso Narwitsch, agente del Servicio de Información Militar. Durante la detención fue objeto de malos tratos y torturas en un interrogatorio dirigido por el policía Julián Grimau, miembro a su vez del PC. En Abril, Fernández ingresó en el campo de trabajo de La Pelosa en Rosas, un siniestro lugar donde los fusilamientos sin juicio estaban a la orden del día.
Por mantener la edad militar tuvo la suerte de ser enviado de nuevo al frente de guerra y, después de resultar herido, deserta durante la convalecencia al llegarle noticias de que estaba previsto su asesinato. En la clandestinidad – junto a Munis, que también había conseguido escapar de la cárcel – vive los últimos días de la República para pasar la frontera y establecerse en Francia, donde reinicia su actividad de revolucionario trotskista.
La postura de la IV Internacional ante la II Guerra Mundial, considerando ambos bandos como imperialistas, no fue adoptada plenamente por Jaime Fernández y otros compañeros cenetistas exiliados en Angers, que crearon un pequeño grupo para convertir “la guerra imperialista en guerra civil revolucionaria”. Actividad subversiva que lo llevó de nuevo a prisión en París.
Ya en libertad, al acabar el conflicto bélico se reencuentra con Munis – llegado del exilio mexicano – y junto a otros compañeros crea el Grupo Comunista Internacionalista de España, afín primero a la IV Internacional, luego en posturas críticas y rompiendo finalmente con el trotskismo en 1.948 al mismo tiempo que la organización francesa de Cornelius Castoriadis. La naturaleza del Estado ruso fue la causa de una ruptura que alineó a Jaime Fernández y Munis con las tesis de Natalia Sedova, viuda de Trotsky, y Benjamín Peret – compañeros de su grupo – quienes consideraban irrecuperable el sistema imperante en la URSS.
Desde 1.945 el GCI reinita sus actividades en Cataluña por medio de viajes clandestinos de Jaime Fernández y que le ponen en contacto con antiguos camaradas del POUM. En 1.948, uno de estos pases de fronteras va a realizarlo en la compañía del padronés Andrés Colombo, ahora en el GCI, viejo compañero poumista, que fue detenido y condenado a prisión. Jaime quedó a salvo en esta ocasión pero en 1.952, ya viviendo en Barcelona en la clandestinidad, cayó junto a Munis después de la agitación que había promovido su organización durante la huelga de tranvías del año anterior. Fue condenado a ocho años de prisión de los que cumplió cuatro en la cárcel de Santoña.
En libertad de nuevo, con problemas de trabajo, vuelve a Francia y también a la actividad política, participando en el relanzamiento de una nueva organización junto a Peret y Munis, que bautizan como Fomento Obrero Revolucionario (FOR), ideada más como foro de debate que como entidad partidaria.
Las reflexiones de este grupo tuvieron incidencia entre los bordiguistas italianos de La Bataglia Comunista e Azzione Comunista, deslumbrados por los mensajes radicalmente antisindicales elaborados por Munis. Jaime Fernández participó activamente en el Mayo del 68 francés enfrentándose a las posturas de la CGT a la vez que el FOR comenzó la publicación de su vocero Alarma para incidir de nuevo en el interior con una actividad que intentaron reforzar, con escaso éxito, en la llamada transición democrática por medio de artículos y reflexiones escritas por Munis y Jaime Fernández.
Muerto Munis en 1.989 su labor revolucionaria dentro del trotskismo fue estudiada y recuperada por Agustín Guillamón (1). Mientras, Jaime Fernández falleció en Barcelona el 11 de julio de 1.998. Sólo había dejado, victima de una dura enfermedad, su actividad política tres años antes. Fue un revolucionario bolchevique durante 80 años.
(1) Agustín Guillamón. Documentación histórica del trotskismo español (1936-1948). Ediciones de la torre. Madrid. 1996.
Edición digital de la Fundación Andreu Nin, junio 2007