Columna de honor: Andrés Nin (Joaquín Maurín, 1967)

El movimiento obrero catalán ha dado a la causa del socialismo cuatro nombres gloriosos, mártires los cuatro: Francisco Ferrer, Salvador Seguí, Juan Peiró y Andrés Nin.

Francisco Ferrer, educador, anarquista, fue fusilado por la Monarquía en 1909. Salvador Seguí, organizador, anarco-sindicalista, fue asesinado por una banda de facinerosos al servicio de la clase patronal en 1923. Juan Peiró, sindicalista, ministro de la República durante la guerra civil, fue fusilado por Franco en 1942. Andrés Nin, socialista antiestalinista, fue asesinado por la NKVD (policía política rusa) en junio de 1937, estos días hace treinta años.

Andrés Nin es una de las figuras más brillantes del movimiento obrero español. Forma parte del pequeño núcleo de intelectuales que se dieron con toda su alma a la causa obrera. Escritor de gran cultura, su aportación al socialismo fue valiosísima, coronada por el heroico sacrificio de su vida.

Nin ha sido la personalidad de más relieve internacional que ha producido el movimiento obrero español. Pertenecía a un grupo de militantes sindicalistas que se adhirieron a la Revolución rusa cuando históricamente era un movimiento progresista. Fue Secretario de la Internacional Sindical Roja, con sede en Moscú. Los dirigentes comunistas rusos, desde Lenin y Trotsky a Bujarin y Zinoviev, sabían cual era el valor de Nin, y consideraban su cooperación en lo que valía. Ahora bien, cuando el comunismo empezó a degenerar, Nin, que era honradísimo en sus convicciones, discrepó y fue expulsado del Partido Comunista ruso y de Rusia.

A su regreso a España, reemprendió la tarea de escritor, conferenciante y organizador. Cuando estalló la guerra civil era Secretario Político del POUM, cuya línea anti-stalinista indignaba a Moscú, que había empezado las “purgas” políticas que exterminaron a los hombres que al lado de Lenin habían hecho la Revolución de 1917. Veinte años antes que Khruschev confesara los crímenes de Stalin, fueron señalados en España por el POUM y Andrés Nin.

Eso era algo que Stalin y su banda no podían tolerar. Y ordenaron el exterminio del POUM y el asesinato de Andrés Nin.

En mayo de 1937, el Partido comunista español – o lo que es lo mismo, Moscú – provocó la caída del gobierno presidido por Largo Caballero porque éste se negó a perseguir al POUM. Sustituído Largo Caballero por Negrín, el POUM fue oficialmente disuelto y sus dirigentes encarcelados. Andrés Nin, separado de sus compañeros, fue encerrado en un calabozo en Alcalá de Henares, siendo sometido a horribles torturas antes de ser asesinado.

Andrés Nin, escritor, educador, organizador, héroe y mártir, figura entre los primeros en la gloriosa lista de los que en España murieron luchando por la causa de la libertad.

Sobre el autor: Maurín, Joaquín

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