Julián Gorkin (Marc Ferri i Ramírez)

Julián Gorkin (seudónimo de Julián Gómez García): Benifairó de les Valls, 1901- París, 1987.

Nacido en el seno de una familia de orígenes aragoneses, Julián Gorkin repartió su infancia entre su pueblo natal y Orrios (Teruel), fijando su residencia familiar en la ciudad de Valencia a la edad de quince años.
Con una escasa formación académica, se dedicó en sus primeros años a la lectura de los clásicos franceses del siglo XIX y obras de inspiración republicana y socialista, pasando a militar en las Juventudes Socialistas valencianas, de las cuales se convirtió en Secretario General en 1918. Influenciado por el bolchevismo como buena parte de las bases socialistas, encabezó en Valencia la escisión de las juventudes socialistas a partir de las que se creó el Partido Comunista de España en 1921, pasando a ocupar la Secretaria General de la Federación Comunista de Levante, cargo que ocupó hasta su primer exilio en 1922. En esta primera época Gorkin destacó como propagandista, dirigiendo periódicos como La Revuelta de las Juventudes Socialistas o Acción Sindicalista, financiada por la Internacional Sindical Roja.
En 1922, llamado a filas, desertó siguiendo la política del PCE contraria a la guerra de Marruecos, pasando a servir a la Internacional Comunista como propagandista. Entre 1922 y 1929 y establecido en París, dirigió El Proletario hasta su suspensión en 1926, y seguidamente La Luz, La Verdad y Adelante, esta última desde Bruselas. Todos ellos periódicos en castellano dirigidos a la emigración española en Europa e introducidos clandestinamente en España, lo que daba lugar a continuas suspensiones y explica el cambio de cabeceras.
El exilio francés y el contacto con los círculos comunistas europeos introdujo a Julián Gorkin en el teatro social, genero que cultivó junto con el periodismo y la novela biográfica. Su primera obra teatral Una Familia se representó en París en 1928. A partir de su expulsión de la Internacional Comunista en 1929 se vio obligado a trabajar como traductor y a desarrollar su faceta creadora, redactando su primera novela Días de Bohemia, publicada en España en 1930 (Ediciones Ulises, Madrid. Reedición en Editorial Fénix, Madrid, 1933), aunque su principal fuente de ingresos fueron los ensayos y cuentos que vendía a la prensa alemana. En los años finales de este primer exilio mantuvo contactos con los intelectuales exiliados, participando en algunas de las tertulias del Café la Rotonde de Montparnassé junto con Ortega y Gaset, Unamuno y Blasco Ibañez. En estos años asimismo trabajó como redactor de la revista Monde, dirigida por Henri Barbusse.
Proclamada la República y de regreso a España se instaló en Madrid, pasando a formar parte de un grupo disidente del PCE, la Agrupación Comunista Madrileña. En Madrid siguió dedicado a la creación y traducción, publicando selecciones de relatos cortos de otros autores en editoriales extranjeras: The Spanish Ómnibus (Eyre and Spottiswoode, Londres, 1931), Great Spanish Short Stories (The Houghton Mifflin Company, Boston and NY, 1932), Nouvelles Espagnoles (Gallimard, Paris, 1937)-, y una selección de textos extranjeros en España, Diez Novelistas Americanos Modern (Zeus, Madrid, 1933). Asimismo publicó sus dos primeras obras de teatro político La corriente y Una Familia (Zeus, Madrid, 1932) -hay una edición pirata, Buenos Aires, 1934- y su primer libro político Capitalismo y Comunismo (Zeus, Madrid, 1933).
Las estrechas relaciones entre la Agrupación Comunista Madrileña y el Bloc Obrer i Camperol (BOC) permitieron que el teatro de Gorkin se representara de forma continuada por el grupo de teatro amateur del BOC, conocido como Teatro Proletario -y desde 1933, Teatro de Masas-, con representaciones en Barcelona y giras por Cataluña. Este grupo -que se mantuvo con la fundación del POUM- representaría, aparte de las mencionadas, «La guerra estalla mañana»(Sol, Valencia, 1934) y adaptaciones de obras extranjeras por el propio Gorkin como Danton de Romain Rolland, estrenada en el Olimpia de Barcelona en 1936.
Gorkin pasó a formar parte del BOC hacia 1933, colaborando como redactor del semanario La Batalla y participando en mítines, lo que le valió un nuevo exilio tras la revuelta de Asturias de 1934. Sobre esta revuelta, redactó el libro La Insurrección de Asturias (publicado en 1935) a partir de las notas del líder minero Manuel Grossi, quien consta como autor. A la vuelta del exilio y una vez empezada la guerra asumió la dirección de La Batalla dirigiendo asimismo algunas revistas destinadas a difundir en el extranjero la postura del POUM en el conflicto como La Revolutión Espagnole.
A partir de los hechos de mayo de 1937 fue arrestado y juzgado como miembro dirigente del POUM, por lo que se le mantuvo en prisión hasta la caída de Cataluña, momento en que pudo escapar y unirse a los grupos de emigrantes españoles en París. En la capital francesa ocupó la Secretaria General del POUM y la del Centro Marxista Internacional, formado por una quincena de partidos, y como tal se trasladó a México a inicios de 1940 tras una breve estancia en Nueva York.
En México DF volvió al periodismo y especialmente al ensayo político. Dirigió la revista POUM, creada como órgano del partido en el exilio mejicano, fundando asimismo las revistas Análisis. Revista de Hechos e Ideas y Mundo. Socialismo y libertad, al tiempo en que colaboraba en revistas y diarios de la prensa local, pese a las dificultades que le provocaron las presiones en su contra del Partido Comunista Mexicano. Junto a Bertomeu Costa-Amic, también miembro del POUM, fundó algunas editoriales. En esta época destacan sus obras de análisis político, género en el que se centraría especialmente a partir de este momento. En solitario publicó Caníbales políticos. Hitler y Stalin en España (Ediciones Quetzal, México D.F., 1941), donde analiza por primera vez la guerra y revolución españolas y unos años mas tarde Europa Ante el Socialismo o Ante la Muerte (Ediciones Mundo, México D.F. 1944). Publicó dos libros de pequeño formato en colaboración con Víctor Serge y Marceau Pivert, ambos líderes del comunismo independiente. En La GPU prepara un nuevo crimen –también con Gustav Regler– (Ediciones de la Revista Análisis, Bertomeu Costa-Amic editor, México D.F., 1942) denuncian el clima de terror al que estaban sometidos. Junto a Paul Chevalier publicaron Los problemas del Socialismo en Nuestro Tiempo (México D.F., 1944).
Un salto cualitativo en su carrera se produjo a partir de su interés por el asesinato de Trotsky. Gracias a sus contactos con los círculos de exiliados catalanes pudo conocer la verdadera identidad del asesino, Ramón Mercader, por lo que una vez corroborada su identidad con datos procedentes de España pudo publicar sus conclusiones junto con el investigador principal, Coronel Leandro Sánchez Salazar. Así fue asesinado Trotsky contó con traducciones al francés (la primera, Editions SELF, París, 1948), inglés, italiano, sueco, alemán y holandés previas a su primera edición castellana (Editorial pacífico, Santiago de Chile, 1950).
En 1948, esperanzado por la posible caída de Franco, volvió a París donde fundó junto a Enric Adroher Gironella el Movimiento Socialista por los Estados Unidos de Europa.
En París tuvo noticia de la fuga de la URSS de El Campesino y gestionó su asilo en Francia, preparando para 1951 un libro y una gira por Sudamérica en los cuales El Campesino explicaría sus experiencias en la Unión Soviética. El libro, contó con trece traducciones a distintas lenguas. La gira, reducida finalmente a una estancia en Cuba en 1951, serviría como primera experiencia para las que realizaría en los años siguientes.
En 1953 fue uno de los fundadores del Congreso Para la Libertad de la Cultura, una organización basada en la defensa de la libertad de expresión en la que se reunían escritores, intelectuales y personalidades académicas. Gorkin ocupó la dirección de la revista Cuadernos del Congreso Para la Libertad de la Cultura desde su fundación en 1953, ocupando Ignacio Iglesias la jefatura de redacción. Cuadernos, pese a estar radicada en París, se dirigía principalmente al público sudamericano, contando con colaboradores del exilio español y de distintos países de América Latina. En palabras de Víctor Alba, el objetivo de la revista fue servir de salida a todas las figuras del progresismo español que encontraban muy difícil publicar debido al control comunista de buena parte de la prensa sudamericana. En Cuadernos escribieron, entre otros, Salvador de Madariaga, Aranguren, Américo Castro, Víctor Alba, Camilo José Cela y Dionisio Ridruejo.
Paralelamente a la difusión de la revista, Gorkin participó en distintas giras anuales de conferencias por América Latina organizadas por el Congreso entre 1954 y 1960. En una de estas giras en 1958 mantuvo una fuerte polémica en la prensa chilena con Pablo Neruda. Aparte de su trabajo en Cuadernos, Gorkin mantuvo un estrecho contacto con el exilio neoyorquino, colaborando periódicamente en Iberia, dirigida por Victoria Kent y enviando artículos a la agencia de prensa de Joaquin Maurín, ALA.
En 1956 publicó su novela La Muerte en Las Manos (Editorial Claridad, Buenos Aires; Bertomeu Costa-Amic, México, 1959) imaginando la vida en la España marcada por la guerra. El prólogo lo redactó John Dos Passos, con quien mantenía una buena amistad. Anteriormente había redactado un ensayo político sobre la guerra fría Destin du siècle XX. De Lenine a Malenkov. Coexistence ou Guerre Permanent? (París, Les Iles d’Or, 1954), al cual seguiría en 1956 el libro Marx o la Rusia de ayer y de hoy (Editorial Bases, Buenos Aires) y en 1961 un estudio sobre la actuación soviética en España, en la cual veía un precedente de la que se desarrollaba en el este de Europa, España, Primer Ensayo de Democracia Popular (Asociación Argentina por la Libertad de la Cultura, Buenos Aires). En 1961 publicó dos obras de teatro agrupadas en el volumen Teatro histórico-político (Libro Mex editores, México DF). Una de las obras incluidas Una Familia se había representado en 1959 en Medellín.
Su situación al frente de Cuadernos y su pertenencia a los círculos europeístas del exilio le permitieron formar parte del núcleo organizador de la Conferencia de Munich, en un principio compuesto por Madariaga, Gironella, Gil Robles y él mismo. La convocatoria de la Conferencia, de hecho, culminaba una política de aproximación entre personalidades criticas con el franquismo tanto del interior como del el exilio que Gorkin ya llevaba a cabo desde Cuadernos. En esta política de reencuentro se inserta el intento fallido de reunir en un libro cuentos sobre la guerra escritos por autores de los dos bandos, entre los cuales se encontrarían Ignacio Aldecoa y Ramón J. Sender.
El éxito de la Conferencia le animó a abandonar Cuadernos en 1963 para dedicarse exclusivamente a trabajar sobre España, aprovechando los contactos con la oposición en el interior y dedicarse a la literatura. Fundó el Centro de Documentación y Estudios, presidido por Madariaga, desde donde publicaba un Boletín, el cual sirvió de origen a Mañana. Tribuna Democrática Española, surgida en enero de 1965. la nueva revista apareció para propugnar el acercamiento entre la oposición democrática del exilio y el interior, y contaba con Dionisio Ridruejo como responsable en el interior, de donde provendrían el 75% de las colaboraciones. Desgraciadamente el proyecto se organizó con escasa base económica, por lo que la implacable persecución policial a la distribución interior obligó a liquidar la revista en 1966.
El fracaso de Mañana significó la jubilación efectiva de Julián Gorkin, a pesar de que mantuvo algunas colaboraciones en la prensa sudamericana. A partir de este momento empezó a dedicarse en exclusiva a la redacción de ensayos. En 1964 intentó publicar en España Mi fosa común al alba basada en sus experiencias en prisión. El intento de llevar al cine en 1966 el asesinato de Trotsky se abortó al suicidarse Raoul Levy, el director de la pelicula. En 1960 ya había fracasado otro intento de llevar al cine la vida de El Campesino. La película sobre Trotsky se realizó más adelante pero sin la ayuda de Gorkin. En 1970 publicó una edición completamente revisada del libro de 1948: L’assasinat de Trotsky (Julliard, París, 1970), fue de nuevo traducido a distintos idiomas, conociendo una edición de bolsillo en Francia y recibiendo el premio Voltaire en 1970. En estos años ostentó asimismo la presidencia del Pen Club de los escritores en el exilio.
En los primeros años de la década de los 70 empezó asimismo la redacción de sus memorias. La primera parte, El revolucionario profesional. Testimonio de un hombre de acción, recoge sus primeros años hasta la proclamación de la República. No pasó la censura, por lo que se publicó tras la muerte del dictador, en 1975 (Aymá, Barcelona). Su libro El Proceso de Moscú en Barcelona. El Sacrificio de Andrés Nin (Aymá, Barcelona, 1974), en gran parte autobiográfico, constituiría su último gran éxito editorial. Fue traducida al francés y al alemán, esta última prologada por Willy Brandt, con quien compartía amistad desde la guerra civil. Una avanzada ceguera le fue restando capacidad de trabajo, por lo que fue abandonando progresivamente la escritura a partir de finales de los 70. Como proyecto inacabado quedó la segunda parte de las memorias, apenas comenzada. Sin publicar quedan una colección de cuentos y varias obras teatrales, además del guión literario de una película. Falleció en agosto de 1987.
BREVE APÉNDICE DE CITAS DE JULIÁN GORKIN
«La muy tardía muerte del general Franco ha hecho imposible la fusión creadora de las generaciones españolas. Admítase o no, es un hecho que el exilio ha quedado reducido a un saldo dramático de la historia, y otro hecho que tanto el presente como el porvenir de España está en manos de ese 80% de la población que no intervino en la guerra civil».
Carta a Sigfrido Blasco-Ibañez, agost de 1977.
«La iniciativa de convocar la conferencia española de Munich partió de una cena que nos reunió en París a Gil Robles, a Gironella y a quien esto escribe. Se apresuraron a hacerla suya el Consejo Federal, la Asociación Española de Cooperación Europea y los diversos núcleos europeístas del interior y del exilio.(…)La concurrencia de delegados españoles superó todas nuestras esperanzas: ochenta procedentes del interior, en representación de todas las tendencias democráticas -de los monárquicos liberales a los socialistas-, y treinta y ocho del exilio, representando a la aplastante mayoría de las oposiciones históricas.
(…)El primer día, y a propuesta de algunos delegados procedentes del interior se constituyeron dos asambleas, respectivamente presididas por Gil Robles y por Madariaga. Pero obedeciendo a un movimiento espontáneo poco menos que unánime, no tardaron en juntarse las dos asambleas en una sola, presidida por Salvador de Madariaga. El anhelado dialogo -el primer dialogo hispano-europeísta abierto y sincero- y la conjunción de las voluntades y de los esfuerzos pudieron más que las reservas y los prejuicios tradicionales. (…) Los cinco puntos unánimemente adoptados por la conferencia española interpretaban la aspiración profunda de superar las consecuencias de la guerra civil, la voluntad de promover la reconciliación de España consigo misma y el espíritu federalista europeo llevado a las regiones y los pueblos peninsulares(…) Puedo asegurar que la sensación del congreso de Munich la constituyó, en su sesión de clausura, la resolución española, aclamada por un millar de delegados puestos de pie.»
Julián Gorkin en «Mi encuentro hispano-europeísta con Dionisio Ridruejo».
Neruda vist per Gorkin: «Pablo Neruda es un poeta, un gran poeta incluso; desgraciadamente se hizo un poeta cortesano y cambiante según la evolución política. Todo lo demás es cierto. Ahora oculta que recibió el premio Stalin en 1953, precisamente cuando me encontraba yo en Santiago de Chile. Se queja de que yo «lo persigo», pero oculta una cosa que me concierne y que pudo costarme caro. El mismo día en que debía yo dar una conferencia en el Salón de Honor de la Universidad de Santiago sobre Unamuno, Blasco Ibáñez y García Lorca, publicó un artículo en «El Siglo» incitando a los estudiantes a que asaltaran la tribuna y me echaran violentamente de ella. Por la radio le reté yo a una controversia pública y no aceptó.
Fue él, en efecto, quien ocultó parte de las armas que sirvieron al primer atentado contra la casa de Trotsky. Y él quien, como cónsul de Chile en México, le dio un pasaporte falso al pintor Alfaro Siqueiros para que pudiera huir.(…) Pero todo se olvida en este mundo. Cuatro veces le negaron el Premio Nobel por todo eso y otras cosas no menos graves y por fin se lo han concedido porque… uno de sus amigos y partidarios ha entrado a formar parte del comité Nobel.»
En una carta a Ricardo Subirana. Setembre 1972.
«Al saberse en abril de 1943 que Stalin había fusilado a Alter y Ehrlig, los dos jefes del socialismo judío polaco refugiados en la URSS huyendo del Hitlerismo, organizamos un acto de protesta en el Centro Cultural Ibero-Mexicano. Constituido este por un buen número de refugiados españoles, figuraba yo como presidente de la comisión de cultura. No había dado todavía comienzo al acto, cuando un par de centenares de comunistas llegados en camiones y armados asaltaron violentamente el local. Hice ocultar a Víctor Serge, sin duda el más amenazado, y nos defendimos. Tuvieron ellos una docena de heridos leves, entre nosotros hubo dos heridos de cierta gravedad: Mi compañero Enrique Gironella y yo».
«Victor Serge en México». Artícle. Març de 1957.
«En la revista que dirijo no se ha defendido nunca la política norteamericana. La dirección y los colaboradores gozamos en ella de absoluta libertad. En mis giras de conferencias, bastante frecuentes, nadie me ha indicado previamente las conferencias que debía hacer ni me las ha criticado después. El pacto Washington-Madrid lo vengo criticando, desde 1953, en todas partes y en todos los tonos. Usted debe saber que en la conferencia intercontinental celebrada en México en septiembre de 1956, todos los delegados pudieron hacer las censuras que creyeron convenientes de la política del departamento de estado. ¿Se ha conocido alguna vez un gobierno que de fondos para que se le ataque y se le censure?, si ese gobierno existe, es que lleva la libertad democrática hasta el masoquismo. Después de una de mis conferencias en Buenos Aires en que me metí a fondo contra la ayuda suministrada a Franco, parece que Jiménez de Asúa, por no dar su brazo a torcer -y por no torcer el de usted-, hizo este comentario:»¡Qué habilidad! viajar con dinero de los Estados Unidos para atacar a los Estados Unidos» ¿que se puede hacer frente a eso? encogerse de hombros.(…) En lo que me concierne le diré que empecé ganando 30.000 francos mensuales en el Congreso y aún hoy ganaría tanto o más haciendo cuatro artículos cada mes que lo que cobro por mi doble cargo. Si puede usted aportarme la prueba de lo que dice se lo agradeceré para una de estas dos cosas: dimitir mis cargos o pedir una retribución correspondiente a los funcionarios norteamericanos».
Gorkin en carta a Indalecio Prieto. Gener 1959.

Sobre el autor: Ferri Ramírez, Marc

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