Viejos y jóvenes (Andreu Nin, 1937)

Discurso pronunciado en el mitin de la Juventud Comunista Ibérica celebrado en el Gran Price de Barcelona, el 30 de enero de 1937. Reseña aparecida en Juventud Comunista.

Compañeros: Es para mí un alto honor el cerrar este acto con unas palabras a la juventud comunista. Este honor produce en mi ánimo una sensación de melancolía y de júbilo. Melancolía, porque esto me recuerda que ya no soy joven, porque hablo en este acto, no como joven, sino como representante de la vieja generación proletaria. Y júbilo porque hoy los jóvenes comunistas han venido a la lucha en un momento de formidable ascenso del socialismo.

Nosotros, que como viejos ya de veinticinco años en las luchas obreras, sabemos lo que es trabajar en un medio político ingrato y adverso, cuando éramos sólo unas pocas docenas los compañeros que luchábamos por el triunfo del proletariado.

Después de veinticinco años de luchas, de esfuerzos, de decepciones más que de alegrías, asistimos hoy al magnífico espectáculo de este mitin, y de lo que este mitin representa. Nuestros años de esfuerzos no han transcurrido en vano. No hemos perdido jamás la fe en el proletariado revolucionario. Séanos, pues, permitido proclamar con orgullo, con alegría inmensa que la juventud obrera de hoy ha de estar eternamente reconocida a la obra de nuestra generación.

La juventud ha de ser política, revolucionaria

La Juventud Comunista Ibérica viene ante vosotros a recabar el carácter marxista, el carácter revolucionario de la juventud trabajadora. Actualmente se quiere imponer una concepción abstracta de la juventud, como si la juventud fuese algo separable de la realidad de la lucha de clases. Como si no existiese o no pudiese existir una juventud proletaria, ligada y compenetrada con los intereses de la clase obrera y de la revolución socialista.

Existen diversos modos de entender el papel de la juventud. Hay quien afirma que la misión de la juventud es sólo la de divertirse. Pasemos por alto esta concepción. Hay quien sostiene que la juventud ha de dedicarse exclusivamente a su educación cultural, dejando para las generaciones adultas la pasión y la intervención en las luchas políticas, revolucionarias. Esto es un grave error. La juventud ha de estudiar, capacitarse, pero para luchar hasta morir por el ideal.

La juventud ha sido siempre el principal soporte de los partidos revolucionarios, ha sido siempre la base de los partidos revolucionarios. Por esto nosotros, los ya veteranos en la lucha, no tememos en absoluto a la juventud. No hemos sido revolucionarios a los veinte años, por un impulso descabellado de la mocedad. Hoy somos tan revolucionarios como hace veinticinco años. Somos, en este sentido, tan jóvenes como vosotros. Por esto no nos asusta ninguna audacia…

La juventud ha de recoger las experiencias de la historia obrera

Conviene que los jóvenes, que la nueva generación comunista recoja y tenga muy en cuenta la experiencia y las lecciones de estos veinticinco últimos años de lucha obrera internacional. La historia se repite. Decía ayer, en las palabras que dirigía al pleno del Comité central ampliado de la JCI, que la situación del movimiento obrero internacional era análoga a la que se produjo en los años 1914-1915. Entonces, la socialdemocracia, que mantenía su hegemonía en el movimiento obrero, traicionó los principios del marxismo, del socialismo, para ponerse al servicio de los manejos imperialistas de las diferentes burguesías nacionales. Los principios internacionalistas del marxismo fueron abandonados y substituidos por la política del social-patriotismo, del reformismo más degenerado. Sólo pequeños núcleos, pequeños grupos proletarios se levantaron para clamar su indignación ante tamaño crimen. Ellos dijeron: la Segunda Internacional ha muerto. Se precisa una nueva Internacional.

De aquellos pequeños núcleos, el bolchevique ruso era el más importante. Por eso se les acusó y se les calumnió. La prensa burguesa y socialdemócrata les lanzó el insulto de que eran agentes provocadores.

La historia se repite, como ya os he dicho. Hoy se produce una nueva traición al socialismo, igual que en los años de la Gran guerra. Y nosotros, con los núcleos proletarios que en los distintos países están a nuestro lado, desempeñamos el mismo papel histórico que el de los bolcheviques rusos de la revolución. Somos, como lo fueron ellos, los continuadores del marxismo revolucionario. Como ellos salvaremos al proletariado español e internacional…

Implacablemente contra el reformismo

Nuestros adversarios, que quieren cubrir su averiada mercancía con la figura de Lenin, han olvidado los juicios implacables de Lenin contra el reformismo y el oportunismo. Han olvidado que Lenin fue también acusado de agente provocador, porque Lenin, fiel al marxismo, hizo de la lucha a muerte contra el reformismo una de las bases de su táctica política.

Hay quien dice que nosotros, en lugar de atacar al reformismo y a las juventudes reformistas, habríamos de procurar estrechar nuestros lazos con estos elementos. Este argumento produce cierto efecto, sobre todo en los elementos políticamente más atrasados del proletariado. Y por esto hay que aclarar la cuestión.

En todas las revoluciones modernas, la burguesía ha buscado influir sobre la mentalidad del proletariado, directa o indirectamente. Se ha buscado filtrarse en el campo obrero, para corromper políticamente al proletariado revolucionario. Este es el papel del reformismo, contra el cual lanzaron sus mejores diatribas Marx, Engels y Lenin. El reformismo es la representación de la burguesía dentro de la clase trabajadora.

La unidad de la clase obrera. Nadie como nosotros la desea, nadie como nosotros ha trabajado para conseguirla. Pero para triunfar con esta unidad, se precisa que los traidores, los renegados sean expulsados de su seno…

El capitalismo y la guerra imperialista

La Internacional Comunista dice que lucha contra la guerra, luchando por la democracia. Pero se olvida que la guerra no es más que una consecuencia de las contradicciones y de la existencia del capitalismo. Según la Internacional Comunista degenerada, los únicos países que pueden provocar la guerra son los países de régimen fascista. No desconocemos las provocaciones que el fascismo internacional está realizando para desencadenar la guerra. Pero es falso, como se quiere dar a entender, que hasta la aparición del fascismo, la sociedad europea e internacional era una Arcadia. feliz. Porque el germen de la guerra, las causas de la guerra existían igualmente antes de la aparición del fascismo, porque existía el capitalismo. Y contra la guerra, para evitarla sólo hay un remedio: la revolución social.

Cuando se os dice que lucháis por la República democrática, lo que se os dice es que os preparéis para participar en la futura guerra imperialista que desencadenará el capitalismo, si el proletariado no toma el poder. Será una guerra que se intentará hacer en nombre de la democracia y contra el fascismo. También en el año 1914 se consumó el engaño. La guerra imperialista se hacía para defender la libertad, la democracia, -contra el militarismo que representaban los Imperios centrales.

Y hoy se han formado ya los dos grupos imperialistas. Inglaterra y Francia junto con la URSS estaliniana, contra el bloque de Alemania, Italia y el Japón. Ante esto, nosotros hemos de decir que esta guerra no es la nuestra, que esta guerra, como la del año 1914, es la guerra entre dos grupos imperialistas… y ante esta situación el deber nuestro es el de volver a las consignas traicionadas por los neoleninistas: Transformar la guerra imperialista en guerra civil revolucionaria.

El comunismo oficial por el frente «patriótico»

Es esto lo que significa la campaña del socialismo y del comunismo oficial en favor del frente nacional, en lugar del frente obrero revolucionario. Cuando se habla de unión nacional, de lucha por la independencia de la patria, lo que se prepara es el ambiente para una nueva unión sagrada, instrumento de la guerra imperialista.

Se trata, pues, de dos políticas, de dos orientaciones irreconciliables: guerra de defensa de la patria, lucha por la revolución socialista. Lo que nos separa no son, pues, pequeñas diferencias. Estamos a uno y otro lado de la barricada. Y cuando lleguen las horas decisivas, nosotros, con los camaradas anarquistas, estaremos en el frente de la revolución, y al otro lado habrá la burguesía con sus servidores dentro del movimiento obrero.

Los viles calumniadores contrarrevolucionarios

Este es el sentido y el alcance de la campaña desencadenada contra nosotros. El camarada Solano os ha leído diversos fragmentos periodísticos que muestran hasta dónde se ha llegado. Yo lamento no tener en este momento en la mano un ejemplar de la publicación de la «División Marx», en el que aparece una caricatura en la cual estoy del brazo del general Franco, juntamente con un artículo del mismo tono, donde se dice que yo no he tenido que trabajar nunca, porque siempre he cobrado de Hitler. Mis amigos, pues, pueden considerarse estafados y reclamarme su parte de estos ingresos.

Estoy ya curtido en las luchas políticas, y por esto no me siento enojado contra mis calumniadores: Cuando se llega a estos extremos, lo que se siente es pena por los calumniadores. Y mayor pena todavía si se tiene en cuenta que el miserable que ha escrito esto, es el primero que no lo cree.

En mi larga actuación, habré cometido errores. Pero los canallas calumniadores, que vengan aquí a señalarme una sola deserción, una sola traición, en mis veinticinco años de servicios a la causa de la revolución proletaria.

¿Dónde estaban los calumniadores cuando luchábamos nosotros en circunstancias enormemente difíciles, bajo la amenaza constante de las bandas del Libre, cuando nos pudríamos en las cárceles y los presidios, cuando nos perseguía la policía de todos los países, mientras los calumniadores traicionaban, ayer como hoy, como siempre, a la causa obrera, o cuando estaban emboscados en los partidos burgueses?…

Al rostro de estos viles calumniadores, hay que lanzarles la legión de nuestros caídos, de nuestros héroes de la guerra y la revolución.

Cuando se lanzan acusaciones como éstas, hay que tener la responsabilidad de lo que se dice. Existen los Tribunales populares para reprimir al fascismo. Los tribunales que yo creé. Si los difamadores que nos acusan de cómplices de Franco creen en estas acusaciones, que nos lleven ante los Tribunales populares, y veremos lo que pasa.

Y si no quieren denunciarnos ante los Tribunales populares, desde aquí les invitamos a una controversia pública, en la Plaza de Toros, entre uno de ellos y un representante de nuestro partido, para que la clase obrera pueda juzgarnos a todos…

Ellos tienen miedo a la verdad revolucionaria, porque a esta verdad la están traicionando constantemente.

El movimiento obrero español no está domesticado

El movimiento obrero español no es un movimiento domesticado, tiene personalidad propia, independencia. Por esto no aceptará intromisiones de nadie. Pero en este sentido, hemos de hacer una declaración: en los primeros tiempos de la Internacional Comunista, los reformistas de todos los países protestaban de la intervención de la Tercera Internacional en las luchas revolucionarias de los distintos países. Hoy pasa al revés. Hoy los reformistas aplauden esta intromisión contra la cual protestamos los comunistas. ¿Qué ha pasado?… Que la intervención soviética, al contrario de lo que hacían los fundadores de la Internacional, ha sido para atacar a la revolución obrera. No estamos en abstracto contra la intervención de la URSS. Si los dirigentes de la Internacional Comunista se inspirasen en el pensamiento de los que la fundaron, impulsando hacia adelante la revolución internacional, diríamos nosotros. ¡Bienvenida, bendecida sea esta intervención!

Esta actitud comunista no se nos perdona. Somos fieles al recuerdo de la revolución de Octubre, de la gloriosa Internacional Comunista de sus primeros congresos. Estamos contra la exinternacional excomunista de estos tiempos. Porque recordamos la tradición revolucionaria del leninismo, se nos quiere eliminar, como se elimina en Moscú a la vieja guardia bolchevique.

Entre la campaña de calumnias de aquí y la campaña de calumnias de Moscú, hay una íntima ligazón. Se destruye físicamente a la vieja guardia bolchevique. Se persigue nuestra destrucción física, porque somos fieles a la revolución.

Pero se engañan los que así piensan.

El movimiento comunista español tiene una personalidad propia. Pueden suprimir físicamente a los militantes más destacados del partido. Pero el POUM seguirá su obra hasta triunfar, pese a quien pese, y cueste lo que cueste.

El partido al lado de la juventud

La juventud lucha en momentos excepcionales. Se le ofrece una magnífica ocasión para demostrar su capacidad de lucha, su tenacidad revolucionaria. La JCI tiene a todo el partido a su lado, y la vieja generación comunista y la joven guardia comunista, unidas en un mismo impulso y un mismo heroísmo, permanecerán fieles al socialismo, haciendo triunfar la revolución obrera española y la revolución obrera internacional.

(Estas últimas palabras del discurso del camarada Andrés Nin son acogidas en medio de un entusiasmo delirante y de una ovación inacabable. Los vivas al POUM, a la JCI, a la revoluci6n socialista, al proletariado internacional se suceden largo rato)

Sobre el autor: Nin Andreu

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