El POUM y la guerra civil española (Francisco de Cabo,1987)

«La guerra civil española fue el período más feliz de nuestras vidas. Entonces nos sentimos felices, pues cuando la gente moría, parecía como si su muerte estuviera justificada y fuese importante.Habían muerto por algo en lo que creían…»

Ernest Hemingway: prefacio a The Creat Crusade (1940)
 

Introducción

La guerra civil española de 1936-39 es, después de la Revolución Rusa de 1917, el acontecimiento revolucionario más importante europeo de este siglo. De otra manera no se explica que a medio siglo vista aún se publiquen libros y más libros -ya se cuentan por millares- y se organicen continuamente simposiums y encuentros internacionales en los que renombrados historiadores de oficio y sesudos intelectuales segreguen su humor amarillento, de sabor amargo, como expertos «futurólogos del pasado» intentando en la época actual, justificar sus posiciones de antaño, y la inundación, que casi nos arrastra, de jóvenes investigadores, con sus tesis, que nos licencian las universidades año tras año que, objetivamente, pretenden ser neutrales por su distanciamiento en el tiempo de los hechos, pecando de un academicismo petulante propio de la juventud e incluso, por omisión predeterminada, de partidismo descarado.

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El POUM y la cuestión sindical (Francisco de Cabo)

Un partido revolucionario sin una base sindical en la cual pueda apoyarse es como un edificio sin cimientos sólidos. La base sindical de un partido obrero revolucionario es su propio reaseguro de clase. Los anarcosindicalistas, en la preguerra civil convirtieron a los sindicatos de la CNT en su “partido político”: “en sí” y “por sí” el sindicato era su espacio político. Y este espacio político lo defendieron como un coto cerrado e incluso recurrieron al lenguaje de las pistolas cuando los intrusos marxistas intentaron desviar hacia sus propios conceptos sindicales los principios en que se fundamentó la creación de la Confederación Nacional del Trabajo.

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En defensa del POUM (Camillo Berneri, 1937)

Publicado en L’adunata dei refrattari. Nueva York. 1/8 de mayo de 1937.
Traducción procedente de la selección de Carlos M. Rama, Guerra de clases en España, 1936-1937 (Tusquets, 1977).

 

La prensa de la III Internacional, siguiendo las instrucciones del gobierno de la URSS, desencadenó y continúa desencadenando una violenta campaña contra el POUM, o sea contra el Partido Obrero de Unificación Marxista de España.

La tendenciosidad y la violencia de tal campaña es inaudita.

El periodista bolchevique Michel Koltsov acusa, en bloque, de despreciables a los militantes del POUM y se complace en repetir que «los destacamentos del POUM de las brigadas internacionales fueron disueltos, y su comandante expulsado del frente de Madrid» (L ‘Humanité, París, 24-1-1937). El periódico italiano comunista centrista II Crido del Popolo de París (14-111-1937) dice en una de sus correspondencias de Barcelona:

¿Y los trotskistas del POUM? En medio del entusiasmo, en este nuevo grandioso esfuerzo que el pueblo está cumpliendo, estos agentes del fascismo organizaron durante varios días consecutivos el recorrido por la ciudad de un camión con una enorme inscripción: ¡Organizamos la lucha contra el fascismo en el frente y la lucha contra el reformismo en la retaguardia!
Estos contrarrevolucionarios llegan a tal vileza que se guardan bien de pelear en el frente Contra el fascismo, pero en cambio, en la retaguardia están prontos para combatir el reformismo, combatiendo por lo tanto los esfuerzos del Frente Popular para poner en pie de guerra a la nación. ¡Pero el pueblo de España, haciendo justicia a estos bandidos, camina derecho a la victoria!

En España la prensa y los representantes del PSUC usan un lenguaje parecido. Mundo Obrero, órgano del Partido Comunista de España, afirmó en su numero del 29-1-1937:

Debemos luchar sin tregua contra los elementos trotskistas. Son los mejores colaboradores de Franco en nuestro país… El POUM es un puesto avanzado del enemigo en nuestro propio campo…
En todo movimiento revolucionario los más peligrosos son aquellos que se disimulan bajo el manto de la amistad, para luego asesinar por la espalda. En toda guerra los más peligrosos no son los enemigos que ocupan las trincheras del frente, sino los espías y los saboteadores. y el POUM se encuentra entre éstos.

En su número del 27 de enero de 1937, Ahora, órgano de la Juventud Socialista Unificada, decía: «liquidemos de una vez para siempre esta fracción de la quinta columna. El pueblo soviético, con su implacable justicia contra el grupo de los saboteadores y asesinos trotskistas, nos señala el camino».

Juan Comorera, influyente representante del PSUC y de la UGT en el gobierno de Cataluña, dijo en su discurso del 24 de enero de 1937: «los que critican al Consejo de la Generalitat son agentes provocadores que actúan en los bajos fondos sociales». Y todavía agregó: «Muerte, no al fascismo que ya ha sido liquidado en el campo de batalla, sino a los agentes provocadores». En aquel mismo mitin, Uribe, diputado comunista, proclamó: «Para ganar la guerra es necesario extirpar el cáncer del trotskismo», y Carrillo, secretario general de la Juventud Socialista Unificada, afirmó: «la política de los trotskistas, al decir que luchan por la revolución social, es la política de los invasores, es la política de los fascistas». Hasta la prensa de la UGT ha publicado disparates de este tipo: «Las estaciones de radio de Torino y de Boizano están perfectamente sincronizadas con La Batalla, y con las estaciones de radio del POUM».
{Claridad, 26 de enero de 1937).

Las difamaciones publicadas contra el POUM son tan gigantescas que merecerían ser reunidas como documentos de la mala fe del Komintern y de sus sacerdotes centristas. Basta recordar, para citar un solo ejemplo entre tantos, que el periódico del partido comunista noruego Ny Tid {en sus números del 28 de enero y del 16 de febrero de 1937) llegó a insinuar que Maurín, fusilado por los fascistas (1), seguía vivo y saludable paseándose tranquilamente por las calles de Burgos. Que la campaña contra el POUM sea inspirada desde Moscú es una de las múltiples pruebas que tenemos a través de periodistas, oficiosos como Koltsov, que dirigió los ataques apoyado por la intervención consular del mismo tipo que aquélla del cónsul ruso en Barcelona, que denunció expresamente en una nota impresa a La Batalla de haberse «vendido al fascismo internacional».

Moscú, que ha impedido a la España antifascista albergar a Trotski, que ha opuesto su veto a la representación del POUM en la Junta de Defensa de Madrid y en el Consejo de la Generalitat de Cataluña. Moscú, que quiere un gobierno fuerte del cual somos excluidos {«los que injurian a la URSS»). Las difamaciones y las amenazas fueron seguidas de los hechos más lamentables: en Madrid fue invadida y arrasada la sede de la juventud del POUM; los diarios del POUM fueron suspendidos y multados, y tanto en Treball como en Mundo Obrero han comenzado a solicitar la supresión del POUM. obviamente, los únicos en beneficiarse de este estado de cosas son los fascistas. La Batalla fue suspendida durante cuatro días por el consejo de la Generalitat de Cataluña, y de inmediato Radio Burgos informa que las divergencias en el seno del Frente Popular son cada vez más graves y que el director de La Batalla ha sido arrestado por la publicación de violentos artículos contra el gobierno de Valencia. y Le Temps del 18 de marzo de 1937 dio a conocer los telegramas de Burgos y de Barcelona referentes a la suspensión del cotidiano poumista, encabezándolos con el título Se agravan las divergencias políticas.

¿Qué actitud tienen los anarquistas frente a esta lucha entre el PSUC y el POUM?

El semanario procomunista parisiense Vendredi del 26 de marzo de 1937 reconoció, a través de la pluma de Marc Bernard, que los anarquistas «sirven de elemento moderador entre los dos partidos que se afrontan con la mayor aspereza: el PSUC y el POUM… Llaman la atención acerca de que la totalidad de los esfuerzos deben encauzarse en la lucha contra el enemigo común y dirigen súplicas a uno y a otro partido para que sus discusiones tengan un tono cortés» .

Y en realidad es así. Un manifiesto de las Juventudes Libertarias de Barcelona expresa:

No estamos dispuestos a solidarizarnos con aquellos que por simples apetitos políticos pretenden hundir a algunos compañeros en un vergonzoso descrédito lanzando gigantescas ondas de calumnia y de infamia contra ellos, en conocimiento de la mentira. como sucede contra la Juventud Comunista Ibérica.
Gritamos hoy con toda la fuerza de nuestros pulmones: ¡Basta!, ¡Basta! Es injusto que por malsanos apetitos se quiera eliminar una organización que combatió y continúa luchando junto con los demás. por el triunfo de la Revolución española.

En respuesta al ya citado discurso pogromista de Comorera, Solidaridad Obrera, órgano regional de la CNT, decía el 6 de febrero de 1937:

Si el compañero Comorera no lo tomase a mal, le daríamos un consejo fraternal: que sea prudente, que controle su lengua, que demuestre poseer el sentido de responsabilidad que tanto recomienda a los demás, que abandone pueriles aspiraciones y trabaje noblemente en pro de la causa común sin provocar, con sus inoportunas intervenciones, tormentas de indignación. Que piense que la vieja política es intolerable, así como son desaconsejables sus procedimientos; que tenga presente que vivimos en Cataluña, que estamos en el curso de la guerra, y que luchamos por la revolución.
Los que dicen que quienes critican al Consejo de la Generalitat son agentes provocadores que agitan los bajos fondos sociales quiebran incluso la disciplina que es nuestro deber imponer.

El alcalde de Gerona, Expedito Durán, miembro de la CNT, en su discurso pronunciado durante la sesión municipal del 12 de febrero de 1937, dijo: «Es una insensatez que nadie cree -incluso quien la escribió- decir que el POUM sirve al fascismo. El POUM ha demostrado suficientemente ser un partido netamente antifascista y auténticamente revolucionario

Tanto la CNT como la prensa anarquista en general hicieron análogas declaraciones.

Un partido que ha tenido varios representantes (Maurín, Etchebehere, José Oliver, Germinal Vidal, Pedro Villarosa, Louis Blanes, etc.) caídos en la lucha, y que en proporción ocupa con sus cuadros y sus pérdidas el segundo lugar en la lucha contra el fascismo, no puede presentarse -salvo ocultando la verdad y violando la justicia- como una amalgama de bellacos y de «agentes de Franco-Hitler-Mussolini», como continúa presentándolo la prensa del Komintern, desde Pradva a L’Humanité, y de Treball a Mundo Obrero.

Un partido que incluso predomina en algunas localidades, especialmente en Cataluña, que tiene millares de hombres en varios frentes, no es una fuerza despreciable. Hablar de suprimir aquí aquel partido, como predican algunos del PSUC, es más que un delito contra la libertad, un acto de sabotaje contra la lucha antifascista.

¿Qué es el POUM?

Surgió en Cataluña en el mes de setiembre de 1935, como consecuencia de la fusión del Bloque Obrero y Campesino (BOC) con la Izquierda y los elementos revolucionarios que militaban en el cuadro de la CNT. Esta organización sindical de tendencia anárquica se adhirió en el año 1919, bajo la influencia de Pestaña, a la Internacional Comunista, pero en el Congreso de Zaragoza, en 1922, retomó su propia autonomía. Un grupo de militantes de la CNT permaneció fiel, incluso criticando la táctica, a la Internacional Comunista, y se esforzó, con Maurín a la cabeza, en dar una orientación marxista al movimiento revolucionario catalán. El Partido Comunista de España, fundado en 1920 por Borodin, emisario de la Internacional, se limitó a amalgamar algunos núcleos de simpatizantes socialdemócratas con el bolchevismo. La Internacional Comunista impuso una política que provocó numerosas escisiones en el seno del partido. Un primer grupo se separó junto con Arquer, Miravitlles, Coll, Montserrat, Rodes y otros, y en 1930 la Federación Comunista Catalana en su totalidad, en desacuerdo con la directiva
moscovita, fue excluida del partido.

De la fusión de aquella federación con el grupo de la oposición que se había separado anteriormente del partido surgió en marzo de 1931 el BOC, que se consolidó en Cataluña, pero tuvo también algunos contrafuertes en Asturias, Madrid, Levante y en el sur. El BOC por oposición al peligro fascista, preconizó la «Alianza Obrera». En septiembre de 1935, como consecuencia de la fusión del BOC y de la Izquierda Comunista surgió el POUM.

El 19 de julio de 1936 el POUM estuvo junto a la FAI y a la CNT durante la heroica resistencia al putsch militar-fascista y organizó en columnas ocho mil hombres que se situaron en varios frentes.

El POUM no puede definirse como un partido trotskista, puesto que no tiene vínculos directos ni predominantes con Trotski, que lo niega, ni con sus secuaces, que lo atacan. Existe una pequeña fracción que a grosso modo puede ser considerada trotskista, pero la mayoría de los trotskistas españoles estaban fuera del POUM.

Se dice que el POUM está contra la URSS. En realidad, sin embargo, exalta la revolución rusa de octubre de 1917, declara que acudiría en defensa del proletariado ruso si éste fuese agredido por un Estado burgués, y no cesa de elogiar la ayuda aportada por el pueblo ruso a la España antifascista; pero no quema incienso a Stalin ni se solidariza con el paneslavismo bolchevique y además niega al gobierno de la URSS el derecho de imponer su propia política al pueblo español, a cambio de la ayuda que le presta.

También se dice, finalmente, que el POUM es contrario al Frente Popular. En realidad, este partido se opone a la tendencia que pretende disociar la guerra civil de la revolución social.

El programa de la Juventud Comunista Ibérica (POUM), que cuenta con una fuerza de diez mil adherentes, en febrero de 1937 es el siguiente:

Abrogación de la Constitución burguesa del 14 de abril de 1931 y disolución del Parlamento: asambleas de delegados de los comités de gestión, de los campesinos y de las milicias para elegir el gobierno obrero revolucionario; derechos políticos para todos los jóvenes de dieciocho años, sin distinción de sexos; disolución de losorganismos de justicia burguesa, y creación de una justicia obrera; lo mismo en lo referente a la policía: depuración de la burocracia.
La JCI afirma que para ganar la guerra es necesario: la disolución de los cuadros del ejército burgués; la movilización general de la juventud; la dirección militar única; la depuración de la escuela de guerra y la preparación militar de la juventud; el desarrollo de una potente industria de guerra y la organización del trabajo voluntario y obligatorio para la guerra; el empleo de los fascistas detenidos en el trabajo de fortificaciones.
La JCI no renuncia a la revolución proletaria, que en su concepto forma una unidad con la guerra civil, y que debe crear una nueva economía proletaria, caracterizada por la socialización de la gran industria, de la banca y de la tierra, del monopolio del comercio exterior y de la municipalización de los servicios públicos.

No todo este programa, que mencionamos en sus puntos más destacados, coincide con nuestras actuales reivindicaciones, o con nuestras aspiraciones, pero ninguno de nosotros puede tacharlo de contrarrevolucionario.

Si el POUM fuese una fuerza política predominante en España, seguramente nuestra crítica tendría materia sobre la cual incidir. Pero hoy el POUM constituye una considerable fuerza en la lucha antifascista, así como en las filas de la resistencia a la asfixia de la revolución, y por lo tanto nuestra divergencia teórica con respecto a ese partido es poca cosa frente a las actuales y posibles convergencias en el terreno de la
acción.

Muchos motivos de la crítica, muchas fórmulas de agitación del POUM, corresponden a la realidad, y son un potencial del desarrollo de la revolución social española.

Contra la opinión hegemónica y la oblicua maniobra del PSUC, debemos afirmar, enérgica e infatigablemente, la utilidad de la libre pluralidad política en el seno de los organismos sindicales y la absoluta necesidad de la unidad de acción antifascista. Es imprescindible evitar los tonos frailunos y la práctica franciscana. Es necesario decir bien alto que cualquiera que insulte y calumnie al POUM, y solicite su supresión, es un
saboteador de la lucha antifascista que no va a ser tolerado.

Esta toma de posición nuestra, además de adecuarse a la necesidad de la gravedad de la hora, y de responder al espíritu del anarquismo constituye la mejor profilaxis contra la dictadura contrarrevolucionaria que cada vez más se perfila en el programa de restauración democrática del PSUC y en la disyuntiva entre revolución y guerra de algunos revolucionarios miopes y desorientados.

 

Notas

(1) En realidad Maurín no había sido fusilado sino que permanecía encarcelado en una prisión franquista, donde pasó diez años.

Camillo Berneri, un revolucionario

Fuente: http://www.camiloberneri.org (2007)

“Los jóvenes se sienten molestos en la estrechez dogmática de nuestro movimiento. La Anarquía es una cosa más inteligente y más seriamente hermosa que la Arcadia a lo Jean Grave, grata a la mayoría de los compañeros…. Mi revisionismo es una pequeña reforma de método, el cual, en sus líneas fundamentales me parece que debe ser confirmado por los hechos… Yo  soy un estudioso y un curioso del pensamiento de los otros, consciente de la complejidad de los problemas e insatisfecho de las soluciones simplistas….”

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1937. Yo he sido testigo en Barcelona (George Orwell)

Artículo aparecido en la revista inglesa Controversy en agosto de 1937 y también incluido en el número 255 de La Révolution Prolétarienne, 25 de septiembre de 1937. El presente texto no fue incluido en la recopilación Mi guerra de España (Editorial Destino, 1978). George Orwell, que ya había iniciado la redacción de su Homenaje a Cataluña, efectúa en este texto una valoración personal de las Jornadas de Mayo de 1937 en Barcelona de las que fue testigo presencial. Este texto ha sido rescatado en España por Agustín Guillamón.

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