Tras los pasos de Orwell (Víctor Pardo Lancina, 2007)

Texto publicado originalmente en Heraldo de Aragón

La Guerra Civil española dejó huellas muy hondas en la comarca de Los Monegros y, sobre todo, en la sierra de Alcubierre, espina dorsal del territorio y muro de contención para ambos bandos desde el inicio del conflicto hasta marzo de 1938, cuando se rompió el frente de Aragón.

El escritor británico George Orwell, combatiente en las filas del POUM, recreó los paisajes y los ambientes de las trincheras abiertas en las lomas monegrinas en su gran obra «Homenaje a Cataluña», donde Alcubierre, Robres y, más tarde, el frente de Huesca, adquieren un protagonismo tan intenso como el frío, las balas o la belleza del horizonte que describe.

Orwell, en Alcubierre

La posición de Monte Irazo y el conjunto de vestigios presentes en Las Tres Huegas, lugar también conocido como San Simón, han sido recuperados por la Comarca de Los Monegros como itinerario cultural denominado Ruta Orwell, en la Sierra de Alcubierre, que así se convierte en uno de los elementos señeros en los proyectos de dinamización turística del territorio.

George Orwell 0903-1950) llegó a Alcubierre en los primeros días del frío mes de enero de 1937. Había sido destinado a la posición denominada Monte Pucero, en plena sierra, junto a otros milicianos enviados desde Cataluña y enrolados bajo la bandera del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). Pocas semanas más tarde el contingente se desplazó al Monte Irazo, donde el escritor permanecerá resistiendo las duras condiciones del frente casi hasta final de febrero.

«El paisaje era soberbio -escribe- si uno conseguía olvidar que todas las cimas montañosas estaban tomadas por soldados y por lo tanto alfombradas de botes de conservas y excrementos». Vivir en las trincheras constituyó una prueba de tenacidad y resistencia, como revela la obra orwelliana.

Precisamente por la belleza del horizonte, pero también por razones de orden cultural, la Comarca de Los Monegros ha tomado la decisión de rehabilitar y recrear algunos espacios vinculados con la Guerra Civil.

El itinerario bélico

El visitante tomará en Alcubierre la carretera A-129 en dirección a Leciñena y, en el punto kilométrico 35,5, antes de coronar el puerto, encontrará unas indicaciones que le conducirán, a través de un tramo de la antigua carretera y una pista abierta en plena sierra, al itinerario bélico recuperado en el Monte Irazo, encarado a la pintoresca paridera del Pucero.

Todos los elementos de una posición en primera línea de fuego se han recreado en este escenario que Orwell conoció y al que se refiere en abundantes capítulos de su gran reportaje periodístico y literario.

Las alambradas periféricas, dispuestas a modo de defensa perimetral, enmarcan la trinchera excavada con método arqueológico y consolidada de acuerdo con los manuales al uso, utilizados por las unidades especializadas de zapadores e ingenieros. Ramales de comunicación, pozos de tirador individuales, un estratégico y sólido observatorio a través de cuyas aspilleras se protege el conjunto, abrigos para dar cobijo a la tropa, susceptibles de servir como almacén de víveres o municiones, el vivac o zona de vida para los soldados, parapetos construidos con sacos terreros … ningún elemento táctico se ha omitido en la recuperación de este ámbito histórico, que fue habilitado en el mes de octubre de 1936 y ocupado por las milicias y el ejército gubernamental hasta marzo del año 1938.

Fascinó a Orwell

El entorno, en el corazón de la sierra, es de una belleza tan atractiva como agreste, rodeado de colinas salpicadas de pinos, carrascas y sabinas. «Los montes de aquella parte de España -refiere Orwell- tienen una forma curiosa, como de herradura, con la cima achatada y laderas empinadas que se precipitan en tremendos barrancos».

El escritor, subyugado por la visión a un tiempo hermosa y trágica de estos parajes, no dudará en considerar su estancia en España, como el más importante acontecimiento de toda su vida.

Recorrido final

Pero no termina en este punto el periplo por los escenarios bélicos. El viajero volverá a la carretera y proseguirá en dirección a Leciñena hasta casi coronar el puerto donde tomará el camino de Las Tres Huegas, el lugar en el que confluyen los términos municipales de Alcubierre, Robres y Leciñena,en el monumento conocido como San Simón.

Al pie del mismo, siguiendo la antigua carretera, hallará una nueva trinchera y dos enormes refugios reconstruidos, que sirvieron a las tropas sublevadas acantonadas en Puig Mazorra y Puig Ladrón, para mantener la línea del frente.

Patrimonio bélico

El proyecto de recuperación patrimonial de los Monegros vinculado con la Guerra Civil, tiene en la Sierra de Alcubierre y en la presencia de Orwell un ejemplo de singular trascendencia, pero hay otras rutas en el horizonte cultural. Así, es aconsejable una visita al búnker construido en la carretera de Cantalobos dentro del término de Lanaja; los restos del aeródromo «Alas Rojas» de Sariñena, en la carretera de Albalatillo; las cuevas que sirvieron como hospital en Robres y las trincheras excavadas en el monte La Pajera; la ermita de Santa Quiteria en Tardienta, uno de los más emblemáticos e históricos enclaves; los refugios antiaéreos bajo las iglesias de Poleñino, Torralba o Robres; las cuevas de Bujaraloz; las casamatas de Monte Oscuro en Perdiguera y el entorno de la Balsa Ontina; los hitos funerarios de los cementerios de Leciñena o Bujaraloz; la «lápida del cura» en el monte de Castejón de Monegros…

San Simón

El monumento levantado en los años cuarenta en la zona de Las Tres Huegas, en Puig Ladrón, límite de las provincias de Huesca y Zaragoza, es más conocido por la denominación popular de San Simón. Este nombre hace referencia al sargento legionario que tomó la posición para las tropas sublevadas tras un enfrentamiento a sangre y fuego con los defensores republicanos. Pero no es la única leyenda que aureola el monolito, ya que en otro momento de la contienda, abril de 1937, un buen número de falangistas murieron en este monte que, por poco tiempo, fue recuperado por los soldados leales. Una lápida al pie de Puig Mazorra y al lado de los refugios rehabilitados en el proyecto de recuperación patrimonial, recuerda la heroica gesta.
San Simón fue lugar de peregrinación y apogeo patriótico durante los años del franquis[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

Sobre el autor: Pardo Lancina, Víctor

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