Presentación en Madrid de «El POUM en la historia» de Wilebaldo Solano (Juan Manuel Vera, 2000)

Círculo de Bellas Artes, Madrid, 20 de enero de 2000. Presentación de El POUM en la historia, libro de Wilebaldo Solano (disponible en el Catálogo de Publicaciones de la Fundación Andreu Nin)

Es para mí un gran honor y una enorme satisfacción encontrarme en esta mesa, junto a Wilebaldo Solano, para hablar brevemente de un libro importante, de su autor, del partido del que ha sido secretario general y, sobre todo, de hombres y mujeres que dedicaron sus mayores esfuerzos, incluso sacrificando en muchos casos su vida, en la lucha por una sociedad más justa.

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En el libro que presentamos, “El POUM en la historia”, se encuentra una exposición viva sobre la trayectoria del POUM, realizada por uno de sus dirigentes más representativos. Se trata de una obra que supone una aportación sustantiva al conocimiento y difusión de los enfrentamientos políticos producidos durante la revolución española. En este sentido, de trata de una contribución importante a la memoria de la izquierda de este país.

Wilebaldo Solano nos ayuda a comprender que el POUM fue una de las más genuinas expresiones de los militantes que, en plena “medianoche del siglo”, mientras luchaban contra el totalitarismo fascista, supieron comprender que el estalinismo era un cáncer terminal para el movimiento obrero y socialista. No era fácil denunciar en la España de 1936 o 1937 los procesos de Moscú y la deriva totalitaria del poder de Stalin. No era fácil. Pero en “La Batalla” se encuentra la demostración de que el POUM fue capaz de hacerlo, ganándose con ello el odio mortal de los servidores del estalinismo en España.

Wilebaldo Solano nos ofrece una visión sobre el POUM desde el propio POUM. Analiza detenidamente las raíces del partido y su política, desde su nacimiento en 1935 hasta el primer año de exilio de muchos de sus dirigentes en Francia. También incluye una biografía política de Andreu Nin y se abordan detenidamente sus relaciones con León Trotsky, Víctor Serge o Joaquín Maurín.

El libro de Solano es muy ilustrativo de la difícil posición en que acabó encontrándose un partido como el POUM que combatía simultáneamente al franquismo y al estalinismo, frente a un Partido Comunista que intentaba, apoyándose en los sectores sociales adversarios del proceso revolucionario iniciado en julio de 1936, ahogar a las organizaciones obreras que podían oponerse a su poder emergente, al tiempo que ejecutaban las órdenes de Stalin contra el trotskismo y todo lo que les conviniera asimilar al mismo. Resulta por ello muy pertinente recordar, como se hace en el libro, que el POUM no desapareció después del golpe policíaco del 16 de junio de 1937 contra el partido. A pesar del encarcelamiento de la mayor parte de sus dirigentes, y del asesinato de Nin, el POUM continuó su combate en difíciles circunstancias, pasando de la clandestinidad republicana a la clandestinidad bajo el franquismo.

La obra de Solano recuerda a militantes revolucionarios ejemplares en la lucha contra el fascismo y la resistencia al estalinismo, parte de una generación valiosa que nunca confundió el socialismo con la ignominia terrorista del Estado estalinista ni la palabrería izquierdista con la lucha efectiva por los derechos y el poder de los trabajadores.

Recientemente el historiador Antonio Elorza ha hablado de “la leyenda del POUM”. No existe tal leyenda sino la recuperación de una historia ocultada y que se pretendió hacer olvidar. Una historia en la cual no es posible trazar un signo de identidad entre verdugos y víctimas, entre los estalinistas y los defensores del socialismo revolucionario.

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De Wilebaldo Solano, autor del libro, hay que destacar su personalidad como representante muy destacado de una generación militante que lucho por la libertad y el socialismo durante la República, la guerra y la revolución, en la clandestinidad y en el exilio durante la dictadura franquista, en la recuperación de las libertades y en el mantenimiento de las señas de identidad histórica de la tradición socialista revolucionaria en España. Wile es, para nosotros, una figura esencial de esa izquierda antiestalinista.

Wilebaldo formó parte durante la guerra civil del Comité Ejecutivo del POUM, fue secretario general de la Juventud Comunista Ibérica y un colaborador muy cercano de Andreu Nin. Escapó al ataque estalinista del 16 de junio de 1937 y se mantuvo en la dirección clandestina del partido hasta su detención en abril de 1938. Consiguió pasar a Francia en febrero de 1939 y, allí fue condenado a veinte años de trabajos forzados por un tribunal al servicio de los nazis. Tras su liberación participó en la formación del batallón antifascista “Libertad”. Durante el exilio fue nombrado secretario general del POUM, manteniendo su carácter de organización antifranquista y antiestalinista, y luchando por preservar las tradiciones revolucionarias del socialismo. Su labor ha sido esencial como protagonista de la larga batalla por esclarecer el asesinato de Andreu Nin y para denunciar las calumnias contra el POUM y sus militantes.

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Este libro es enriquecedor de la literatura ya existente sobre la guerra y la revolución española. Entre otras cosas facilita salir del equívoco dilema sobre “ganar la guerra o hacer la revolución” tan difundido en las hagiografías del PCE y, también, en toda una literatura de signo trotskista. Wilebaldo muestra en este libro que ese nunca fue el dilema del POUM, que siempre consideró intrínsecamente unidas la guerra y la revolución.

La anomalía esencial del proceso político durante la guerra civil consistió en que el estalinismo, a partir de la caída del gobierno Largo Caballero, consiguió un enorme control de las instituciones republicanas pese a su carácter minoritario frente a las fuerzas mayoritarias del socialismo histórico, el anarquismo y el republicanismo. El 19 de julio el PCE-PSUC era un pequeño partido dentro del movimiento obrero y la sociedad española. Sin embargo, en pocos meses y gracias especialmente a la capitalización partidista de la ayuda militar rusa los comunistas incrementaron su poder político y se convirtieron el referente político de las fuerzas burguesas y moderadas de la zona republicana, de todos aquellos que estaban asustados por el proceso revolucionario desencadenado.

En esas condiciones, se produjo el espectacular crecimiento del PCE-PSUC y su conquista de la hegemonía durante la etapa de gobierno de Juan Negrín. Sin embargo, no están en lo cierto quienes, como muchos anarquistas y los trotskistas, consideraban que el propósito del PCE era retornar a la legalidad republicana frente a los excesos revolucionarios. En el libro de Wilebaldo se sostiene que las intenciones y acciones del PCE tenían otro significado: se trataba de una conquista del Estado que, bajo una fachada moderada, encubriría una arquitectura totalitaria. Desde esa posición privilegiada, el PCE encabezó un proyecto que cabe calificar como “ensayo” de las llamadas “democracias populares”, que se pondrían en marcha en Europa Oriental al final de los años cuarenta.

Solano realiza, siguiendo a Julián Gorkin, un brillante análisis de la situación política durante el período comprendido entre las Jornadas de Mayo de 1937 y el derrumbamiento de la República en 1939. “Desde la caída de Largo Caballero y la represión contra el POUM, Stalin y su política predominaron en la España republicana. Se hizo en nuestro país el primer ensayo de democracia popular. Se frenó y se desvío el proceso revolucionario. Se anuló la autonomía de Cataluña. Se eliminó políticamente al POUM, a la CNT y a la izquierda socialista y se ensayaron todas las técnicas y todos los métodos puestos en práctica a partir de 1946-1947 en Polonia, Rumanía, Checoslovaquia, Alemania Oriental, Hungría, Albania, etc.: infiltración del aparato del estado; conquista de posiciones clave en el gobierno, el ejército, la policía, los servicios secretos; monopolio creciente de la información(prensa, radio, cine); censura o represión de toda acción que pudiera poner en peligro la política establecida por el Kremlin en función de sus intereses y con total menosprecio del proceso revolucionario iniciado en julio de 1936” (…) “Esa política fue aplicada por los equipos de consejeros políticos, militares, diplomático y policiales controlados por la GPU” (Pág. 174-175).

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En “El POUM en la historia” cabe destacar la atención dedicada a la figura de Andreu Nin: secretario general de la CNT, secretario adjunto de la Internacional Sindical Roja, dirigente de la Izquierda Comunista, fundador del POUM y Consejero de Justicia de la Generalitat de Cataluña. Nin fue un intelectual de primera fila, autor de importantes aportaciones a los debates del socialismo revolucionario en los años treinta, traductor al catalán y, en algunos casos al castellano, de numerosas obras literarias y políticas. El secuestro de Nin y su posterior asesinato constituyen una terrible muestra de los métodos del estalinismo contra sus adversarios.

Cuando hace más de diez años se constituyó la Fundación Andreu Nin entre sus metas destacaban:

– El reconocimiento oficial y público de que Nin fue asesinado con la participación de agentes de Stalin.
– El reconocimiento del carácter calumnioso de las acusaciones vertidas contra Nin y el POUM.
– La reivindicación de la figura de Nin como símbolo de la izquierda antiestalinista.

Más de una década después puede afirmarse que esa reivindicación de la verdad sobre la vida y la muerte de Andreu Nin, y sobre el POUM, se ha cumplido en gran medida, con hitos como el documental “Operación Nikolai” o la película “Tierra y libertad”. El largo camino para obtener la verdad sobre el asesinato de Nin culminó con la localización en archivos de Moscú de unos importantes documentos que atestiguan que su muerte fue obra de agentes estalinistas, tal y como habían denunciado los militantes del POUM desde 1937. Esos documentos se hicieron públicos en “Operación Nikolai”, un documental emitido por TV3 en noviembre de 1992, producto del trabajo realizado por María Dolors Genovés y Llibert Ferri.

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La Fundación Andreu Nin considera fundamental recuperar aquellas tradiciones emancipatorias que constituyen un referente ético y político. No podemos acudir al pasado para encontrar los métodos que permitan reconstruir un tejido más constructivo y activo en la izquierda española, capaz de enfrentarse a la derecha reaccionaria y de impulsar campañas libertarias, igualitarias y solidarias.

La función de una tradición política debe ser facilitar la continuidad de las luchas contra todas las formas de dominación. En ese sentido, el POUM forma parte de una tradición irrenunciable, una tradición útil para reflexionar desde ella sobre el futuro de la izquierda y sus luchas presentes y futuras. El POUM era un partido radical pero, al mismo tiempo, realista y pragmático, que no confundía los deseos con la realidad. Una de las tragedias de la izquierda española en la etapa final del franquismo fue que no pudiera producirse el reencuentro entre la tradición militante de los revolucionarios de los años treinta y la nueva generación antifranquista.

Es obligatorio recordar en este acto a tantos militantes del POUM que sufrieron persecución por el franquismo o por el estalinismo, empezando por Andreu Nin y por Joaquín Maurín, las dos figuras más relevantes del marxismo español. Pero el POUM trascendía esas figuras, reunía un conjunto de cuadros políticos experimentados y valiosos. En el libro de Wilebaldo se recuerda a algunos luchadores inolvidables del POUM como Enrique Rodríguez (Quique), Juan Andrade, Aquilino Moral, Alberto Aranda, Joseph Rovira, Enric Panadés, Narcis Molins i Fábrega y muchos otros. Afortunadamente, algunos de ellos se encuentran hoy con nosotros en esta sala, como Eugenio Fernández Granell y Emma Roca.

Sí, recordamos a muchos poumistas. Como símbolo de todos ellos, me gustaría evocar a los hermanos Arenillas. José Luis, miembro del CC del POUM y organizador de la primera columna de milicianos salida de Bilbao en 1936, fue apresado por los franquistas y ejecutado en marzo de 1938. Su hermano José María, militante del POUM y secretario de la junta de comisarios de Vizcaya en 1936, fue asesinado por los estalinistas en Asturias.

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Ahora, lo más importante no es valorar el grado de acierto o de error en las estrategias o tácticas concretas de un partido socialista revolucionario como el POUM. Lo esencial es proclamar que los militantes poumistas no se equivocaron de bando, entendieron que la causa de la libertad y el socialismo se defendía contra Franco y Hitler, pero también contra Stalin y sus servidores. No olvidemos que Víctor Serge, el gran escritor socialista libertario, gran amigo de Nin y del POUM, fue uno de los primeros en calificar de totalitario al régimen de Stalin y en denunciarlo, en 1933, como un régimen enemigo de la libertad, de la dignidad humana y de la verdad. Hubo una generación militante que no tuvo que esperar al XX Congreso del PCUS, a la invasión de Hungría o de Checoslovaquia, a la “perestroika” o a la caída del muro de Berlín para descubrir la esencia antisocialista del estalinismo.

El mensaje que nosotros, que formamos parte de otras generaciones, podemos dirigir a los sobrevivientes del POUM es de agradecimiento. Gracias a vosotros, a hombres y mujeres como vosotros, antifascistas y antiestalinistas, demócratas y revolucionarios, podemos decir con orgullo que la izquierda española tiene una historia que reivindicar. Formáis parte, junto a destacadas figuras del socialismo y del anarquismo de nuestra tradición, la emancipatoria, la de quienes defienden la libertad y la igualdad como valores supremos de la política.

 

Sobre el autor: Vera, Juan Manuel

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