En la muerte de Joaquín Maurín (Pedro Bonet, 1973)

Nº 181 de La Batalla, diciembre 1973

La última carta de Maurín – 18 de octubre último – decía: “Cuando recibí tu carta del 9 de mayo, ya estaba enfermo, pero en casa. Unas semanas después ingresaba en el hospital, donde estuve más de tres meses. Fui operado. Durante varias semanas no tuve conocimiento. Empecé a recobrarlo a mediados de agosto….” Más adelante añadía: “La convalecencia será larga, pero regresado a casa me encontraré bien bajo los cuidados de Jeanne”. Unas semanas después – el 16 de noviembre – nos llegó de Nueva York el “faire-part” de Jeanne, su esposa, anunciándonos el fallecimiento de Joaquín Maurín, acaecido el 5 de noviembre. Tenía 76 años.
Hacer un esbozo biográfico de Maurín no es tarea fácil. Trataremos de perfilar unos breves trazos de su fecunda y agitada vida. Maurín cursó sus estudios en la Normal de Huesca, teniendo como condiscípulos a Felipe Alaiz, Tomás Tusó, Ramón Acín y Ángel Samblancat, entre otros. Publicaban “El Talión”, periódico de combate. Maurín cosechó varios procesos y se fue a Lérida en busca de refugio. Allí ejerció de maestro en el Liceo Escolar. Estableció relaciones con militantes de la Federación local de Sindicatos. En 1918 nos dio una conferencia sobre la Revolución rusa que fue un verdadero acontecimiento político.

En el otoño de 1919, la Federación local de Sindicatos de Lérida decidió publicar “Lucha Social”, semanario sindicalista. Desde Madrid, donde hacía su servicio militar, Maurín inició su colaboración en el periódico. Y como anécdota: en diciembre de 1919 tuvo lugar el Congreso de la CNT en el Teatro de la Comedia. Kim, con el uniforme de “caloyo”, asistió al Congreso. Fue a saludar a los delegados leridanos y a Seguí. Este, sonriente y bonachón, le soltó: “Ahora ya podemos formar el Consejo de obreros y soldados”.

Liberado del servicio militar, Maurín se adhirió a la CNT a comienzos de 1920. Los sindicatos de Lérida y provincia le eligieron pronto Secretario general y director de “Lucha Social”.

En la primavera de 1921, la CNT fue invitada a participar en el Congreso constitutivo de la Internacional Sindical Roja, que debía celebrarse en Moscú en julio. El Comité Nacional de la CNT, reunido en abril, acordó aceptar la invitación y designó la delegación para asistir a dicho Congreso: la integraban Maurín, Nin, Arlandis, Ibáñez y Gastón Leval. De la delegación que fue a Moscú solamente Maurín regresó a Barcelona. Se celebró un nuevo Pleno en octubre de 1921 en el que dio cuenta de la misión de la delegación. En el mismo, Maurín fue nombrado Secretario del Comité nacional de la CNT. Responsabilidad que asumió hasta su detención, en febrero de 1922.

Editado por “Lucha Social” se publicó en mayo de 1922 el opúsculo “El Sindicalismo a la luz de la Revolución rusa”. Ante la experiencia de la primera revolución proletaria, Maurín planteaba la necesidad de renovarse, de remozarse. A grandes rasgos exponía y defendía la concepción marxista del Sindicalismo. Es decir, ni anarquismo nebuloso ni reformismo. Recuerdo que Victor Serge, por un lado, y Ángel Samblancat, por otro, hicieron del opúsculo una excelente y entusiasta crítica.

“Lucha Social” desapareció y el 21 de diciembre de 1922 – hace ahora más de cincuenta años – nació en Barcelona “La Batalla”, bajo la dirección de Maurín. En su presentación se decía: “”La Batalla” no es ni comunista ni anarquista es el periódico del Sindicalismo revolucionario”. Una nueva etapa se iniciaba. Barcelona era la Meca del anarcosindicalismo. “La Batalla” se abrió paso; lentamente fue ensanchando su influencia, penetró en las barriadas obreras. Poco a poco se constituyeron Comités Sindicalistas Revolucionarios en el seno de los sindicatos confederales.

El terrorismo policiaco-patronal seguía haciendo estragos. El 10 de marzo de 1923 cayeron asesinados Salvador Seguí y Comas-Paronas. Siguieron, entre otros, Juan Pey, Albaricias y José Maria Foix (Foix pertenecía al grupo de “La Batalla” y era dirigente del Sindicato Mercantil). Fue entonces que el Ateneo Enciclopédico Popular, que presidía el doctor Jaime Aiguader, tomó la iniciativa de emprender una cruzada contra el terrorismo y se celebraron una serie de mítines en Barcelona y barriadas obreras en los que intervinieron Peiró, Pestaña y Libertad Ródenas, por la CNT y Maurín, por “La Batalla”. Las intervenciones de nuestro compañero hicieron un vivo impacto entre los obreros.

Unos meses después del golpe de Estado de Primo de Rivera, a principios de 1924, los militantes agrupados alrededor de “La Batalla” ingresamos en el Partido Comunista. Seguidamente reorganizamos la Federación Comunista Catalano-Balear. “La Batalla” siguió publicándose sometida a la censura militar. La represión comenzó implacablemente. La mayor parte de la Redacción del semanario nos encontramos en la Modelo y también los paqueteros que lo vendían. A mediados de enero de 1925 se detuvo a Maurín. Perseguido a tiros por la policía, fue herido de bala en una pierna. Conducido a Montjuic, ocupó el calabozo donde estuvo Francisco Ferrer (i Guardia). Unos meses después intentó evadirse. Pero, al caerse en el recinto, la herida de la pierna se reblandeció y no pudo andar. Fue detenido de nuevo. Con la detención de Kim, “La Batalla” fue suspendida por las autoridades.

Tras un año largo de estancia en el castillo de Montjuic, Maurín fue trasladado a la Modelo, en donde permaneció hasta octubre de 1927. Sobreseído el proceso que se había instruido al Partido Comunista, fue puesto en libertad junto con los demás compañeros encartados en el mismo y tomó el camino del destierro. Se fue a París.

En el otoño de 1930 regresó a Barcelona. En su equipaje llevaba el original de su primer libro: “Los hombres. de la dictadura”. Reapareció “La Batalla”. Vino la represión que siguió a la huelga general y a la insurrección de Jaca de Galán y García Hernández. Maurín fue de nuevo encarcelado.

La Federación Comunista Catalano-Balear rompió con el aparato burocrático del PCE y de la Internacional. Estábamos en pleno “tercer periodo” estaliniano. Maurín ya había establecido contactos con los compañeros del Partit Comunista Catalá. El 1º de marzo de 1931 la Federación Comunista Catalano-Balear y el Partít Comunista Catalá celebraron en Terrassa el Congreso de fusión y nació el Bloque Obrero y Campesino, del que Maurín fue Secretario general. El B.O.C. jugó un papel importante en el movimiento obrero y campesino de Cataluña. Enarbolando la bandera del socialismo revolucionario, el B.O.C. se abrió camino en los Sindicatos, en las cooperativas, en los Ateneos. Creó una Escuela Marxista. En su folleto “El Bloque Obrero y Campesino”, Maurín escribe: “La historia de España durante los últimos sesenta años ha sido en gran parte determinada por la ausencia política del proletariado de Cataluña. Ese largo paréntesis se ha terminado ya. Lo ha cerrado el B.O.C. El proletariado de Cataluña entra en la arena política definitivamente. Las consecuencias de esta mutación serán grandiosas”.

Los graves errores políticos de la conjunción republicano-socialista dieron lugar al “bienio negro”. El B.O.C. lanzó la iniciativa para la formación de la Alianza Obrera. Maurín fue el gran artífice de ese proceso de reunificación del movimiento obrero y la Alianza se constituyó en Cataluña, en Levante y en Asturias, donde se produjeron las históricas jornadas revolucionarias de Octubre de 1934.

Pese a la tarea enorme que suponía la dirección política del Partido y asegurar la publicación semanal de “La Batalla”, Maurín realizó un portentoso esfuerzo intelectual y nos dio, además de “Los hombres de la dictadura” (1930), dos libros más: «La Revolución Española» (1932) y “Hacia la Segunda Revolución” (1935). Trilogía que constituye un análisis magistral y la radiografía del proceso político que se abrió en España a partir de la dictadura de Primo de Rivera hasta el 19 de Julio de 1936, pasando por la Segunda República.

En septiembre de 1935 se constituyó el POUM con la fusión del B.O.C. y la Izquierda Comunista. Con la colaboración de Andrés Nin, Kim, redactó el folleto “Qué es y que quiere el POUM.” en el que se formulaban y desarrollaban los objetivos políticos del Partido.

Maurín fue elegido diputado por Barcelona en las elecciones del 16 de febrero (de 1936). Sus intervenciones en el Parlamento se distinguieron por la crítica severa de la política de los Azaña y Casares Quiroga, denunciando su complacencia ante los manejos fascistas y su lentitud en conceder la amnistía a los combatientes de Octubre de 1934. En “La Batalla” del 17 de julio, Kim señaló el peligro que implicaba la presencia de los generales Mola, Franco y Queipo de Llano en mandos militares estratégicos de primera importancia.

MAURÍN, EL GRAN AUSENTE 

Maurín estuvo ausente de Barcelona el 19 de Julio. Fue el gran ausente del POUM durante aquellas jornadas revolucionarias. Estábamos en el umbral de la segunda Revolución. En los momentos en que podía dar de sí toda la medida de su capacidad y de su dinamismo, en que la Revolución más necesitaba de él, Maurín se encontraba lejos de su Barcelona proletaria. Por aquellos días había preparado la celebración de un Congreso del Partido en Galicia para formar la Federación galaica. Había anunciado, además, su participación en otros actos. El 17 de julio, unas horas después de haber tomado el tren en Madrid para Galicia, se recibieron las primeras noticias de la sublevación militar fascista en Melilla.

Un largo vía crucis empezaba para Kim, doblado de un profundo drama político y personal. Lejos del Partido, de sus compañeros de lucha y lejos de los suyos, de su esposa y de su hijo. Desde Galicia se aproximó hacia Huesca, para pasarse a nuestro campo. Fue detenido en Jaca. Al no ser identificado lo soltaron unos meses después. En septiembre de 1937 lo volvieron a detener en Jaca: un polizonte de la brigada social de Barcelona lo reconoció. Fue conducido a la prisión de Zaragoza. Kim, en una carta del 4 de junio de 1972, me explicó el principio que tuvo su dramática odisea. Dice: “Hace un par de meses falleció la persona que más contribuyó – después de Jeanne – a salvarme: Ramón Iglesias, obispo de la Seu de Urgell, primo mío y amigo desde la infancia. Informado por Jeanne de que yo había sido identificado, corrió desde Toledo (entonces era comandante-jefe de capellanes castrenses) a Zaragoza, donde yo estaba preso, y paró el golpe”. Subrayemos que paró el golpe, quiere decir que su primo había impedido que fuese asesinado por los fascistas.

Kim pasó 10 años y 23 días en las cárceles franquistas, además de lo que ya había encajado cuando la dictadura Anido-Primo de Rivera. En el curso ‘de sus largos años de cárcel mantuvo una conducta digna, irreprochable. Le hicieron hacer el recorrido de toda la geografía carcelaria del país. En agosto de 1944 se celebró en Barcelona un consejo de guerra por su libro “Hacia la Segunda Revolución”. Fue sentenciado a 30 años.

Maurín (como Cipriano Mera) fue puesto en libertad a finales de 1946. Logró salir de España en octubre de 1947. Empezaba su segundo exilio. Permaneció unos días en París. Los diez años de cárcel le habían marcado sensiblemente. Durante su breve estancia en París no estaba en condiciones para verse con los compañeros y no por falta de deseos. Luego emprendió el viaje para Nueva York en donde residía su familia. Allí rehizo su vida, no sin dificultades ni contratiempos.

Desde unos años acá intervino en la redacción de “España Libre”, de Nueva York, periódico en el que colaboraban republicanos, socialistas, sindicalistas. Surgieron divergencias entre Kim y nosotros. Tenía una óptica diferente a la nuestra en el enfoque de los problemas, sobre todo a nivel internacional. El estalinismo, al estrangular toda base democrática en la edificación del socialismo, produjo en Maurín una brutal frustración en las ilusiones y esperanzas que había puesto en la Revolución rusa. La trágica superchería de los procesos de Moscú y el asesinato de Andrés Nin en el curso de la represión de la GPU contra el POUM, todo ello indujo a nuestro compañero a establecer una nueva tabla de valores con vistas a reorientar el combate por el Socialismo y la Libertad.

La vida de Maurín se ha extinguido sin que viera España libre del despotismo fascista. Según me decía en una de sus cartas, proyectaba escribir un libro sobre Francisco Ferrer, Seguí, Nin, Peiró, Pestaña y Largo Caballero. Y no ha podido ni terminar sus Memorias. Ahora se está editando en Méjico su libro “En las Prisiones de Franco”.

Joaquín Maurín ha sido una figura de gran relieve en la historia del movimiento obrero español. Y al consignar esto no hacemos sino rendir un merecido y justo homenaje a la memoria del que fue fundador y director de “La Batalla” hasta julio de 1936.

Sobre el autor: Bonet, Pedro

Ver todas las entradas de: